SAUROM - El Principito | Stairway to Rock

95/100

15 de marzo de 2025

Autoproducido

Pues que queréis que os diga, esta nota no es baladí, y es que este disco me ha cautivado desde que se nos permitió escucharlo previo a nuestra entrevista con Raúl y no he parado de escucharlo en bucle desde entonces. Muchos cambios en mi vida han habido desde entonces y sólo os puedo decir una cosa. Siempre le guardaré un cariño especial a este disco porque cuando emprendí mi viaje a Inglaterra sin retorno conocido lo escuché de principio a fin en el avión mientras por la ventana vislumbraba los Pirineos, París, el Canal de La Mancha o Londres… Y no sé cuántas lágrimas me afloraron, pero indudablemente fueron unas cuantas. Este disco lo tiene todo, una historia preciosa detrás, retórica, preguntas que escuecen, amor, nostalgia, resiliencia… Realmente está plagado de frases célebres, de esas que son para enmarcar, y ahora que lo estoy escuchando para escribir estas líneas me vuelve a emocionar.

Quién no haya leído «El Principito» del gran Antoine de Saint-Exupéry aún, antes de emprender el viaje por este disco debería leérselo, y pese a que yo lo había leído unas cuantas veces, hice el ejercicio de volver a leerlo y volví a recordar el viaje del aviador, los baobabs, los volcanes, lo importante de cuidar una rosa, el amor… Y sobre todo, lo que esta niña de casi 30 años que suscribe estas líneas os recuerda: nunca abandonéis a vuestro niño interior.

No juzgues sin saber, No mientas por piedad, Si caes, levántate; La vida espera. ♪

Una intro en la que participan todos los instrumentos en conjunto y con una melodía que volverá a aparecer a lo largo del disco, nos introduce y nos sirve de ambientación para situarnos en el contexto. La nítida y la voz angelical de una niña y la adulta del aviador nos embarcan en el viaje a ritmo de «Dibújame un cordero, por favor, dibújame un cordero.». Así empieza el viaje.

«El Principito», tema homónimo del álbum. Quizá uno de los temas más especiales de todo el conjunto sea el primer corte que nos encontramos, dudo que haya sido coincidencia que la banda lo escogiera iniciar el trabajo y es que nos transmite energía y fuerza a la vez que no abandona los elementos característicos de Saurom que siempre han sido el folclore, las armonías, las orquestaciones… Acompañados de la letra que adquiere un significado superior lo convierten en un tema a mi parecer, perfecto. ¿Quizá deberíamos escribir sobre él?

«Y el infierno, que llevamos dentro, sabrá que nunca más, podrá volverte a doblegar». ♪

“Baobabs” comienza con una estrofa cantada por la voz de Migue a capella, acompañada únicamente por una guitarra acústica. Este inicio contrasta fuertemente con la entrada posterior del resto de los instrumentos, lo que convierte al tema en una pieza más contundente, pesada y con un carácter mucho más rudo.
Estos contrastes —entre las partes a capella y los pasajes instrumentales— se repiten a lo largo de toda la canción, transmitiendo una gran energía y reforzando su mensaje de superación, utilizando la figura del baobab como metáfora o alegoría.

«Mil Estrellas» empieza con una intro que me recordó a temas como «La Leyenda de Gambrinus» de aquel Vida (2012) y aunque es un tema que baja ligeramente de revoluciones, nos mantiene alerta cuando rompe en su estribillo repleto de fuerza y contundencia. Sin duda creo que será un tema que funcionará muy bien en directo.

“El Rey Que No Sabía Mandar” comienza con un tono marcadamente más informal, con un ritmo de taberna que se acentúa gracias al acompañamiento de coros, presentes tanto en las primeras estrofas como en el estribillo, el cual acelera su tempo en comparación con las estrofas. La instrumentación cobra protagonismo, y en ciertos pasajes se escuchan secciones puramente instrumentales.

«En el fondo, lo siento por ti» ♪

Hacen su aparición los personajes, y con una letra finamente trazada, «El Vanidoso» irrumpe con un tempo rápido y directo, sin florituras para volvernos a recordar que estamos ante la vuelta a los orígines de Saurom. Y es que este disco ha ganado en contundencia, con un sonido mucho más metal, y pese a que siguen estando presentes los elementos de siempre, mucho más orgánico.

En contraposición, «El Farolero» llega como un tema más pausado, con un tempo asincopado (irregular) y en el que las guitarras cogen el relevo con sendos solos de guitarra que se fusionan con la voz de Migue hacia el final como cadencia perfecta.

Como ya os dicho estamos ante un álbum de corte más metalero, más contundente, y aunque estamos acostumbrados a que Saurom también incluyan temas más pausados, y las baladas tengan una fuerte presencia en este caso al menos para mí no lo ha sido. Quizá el tema «Un Segundo» abre una parte del disco más pausada/melancólica con carácter baladístico y en esta línea se le suman «El Vínculo» y «Todo en mi Vida», que se presenta como LA BALADA del disco. Voz de Migue acompañada al piano, una batería tímida y violines que se suman hacia el final del tema. La verdad que la letra es todo un acierto y le va como un guante a la melodía. Qué alegría escuchar violines protagonistas.

Subida de revoluciones y un tema de lo más «folk», y sí, de lo más Mägo, con «El Aviador». Tema rápido y conciso, pero efectivo. Vamos llegando ya hacia el final inevitablemente y un interludio instrumental así nos lo avisa.

Pero por mucho que sea el final Saurom siempre nos guarda sorpresas, el tema más operístico y grandilocuente nos llega con «El Mordisco de la Serpiente», para el que han contado con coros femeninos, guturales y la colaboración de Elizabeth Amoedo (Against Myself). Estas antítesis durante todo el tema le dan un toque épico a este final y nos da la sensación de que se marchan por todo lo alto.

Que queréis que os diga, quizá no soy imparcial, pero este álbum me ha parecido de lo más especial que he escuchado este año y va directo a mi top 3 seguro, estamos aún arrancando el año pero lo afirmo sin temor. Qué ganas de escuchar estos temas en directo, mi más sincera enhorabuena para lo que está logrando Saurom y a todos ellos: Migue, Narci, Antonio, Raúl, Santi y Jose.

Yolanda Sabater Algarra

Nanotecnóloga y química de formación y amante de la música como pasión. Me gusta la música en todas sus vertientes. Empecé tocando el violín y de la música clásica pasé al rock y al metal (mis primeras bandas fueron AC/DC y Mägo de Oz, por supuesto). No tengo muchas bandas predilectas, aunque Rulo siempre encabeza el podio. Helloween, Volbeat o Greta Van Fleet le siguen de cerca. Mis gustos han cambiado a lo largo de los años pero siempre abierta de mente, así que le doy al hard rock, al power, al death metal (melódico) y a todo lo que me haga descubrir cosas nuevas o me sepa impresionar.