Jethro Tull
7 de mayo de 2025 – Palau de la Música – Barcelona
Concert Studio
Fotos: Jordi hizo lo que pudo…
Crónica: Jordi Tàrrega
Un regalo absoluto… Poder llegar a ver a Jethro Tull en el Palau de la Música de Barcelona ha sido uno de esos sueños cumplidos, y por muchos motivos. El primero, en sí, ya es poder ver a todo un Ian Anderson en 2025 en una forma física excelente y disfrutando en las dos horas de concierto, pero la otra, es que el Palau de la Música sea un templo que ha abierto sus puertas al rock clásico.
Era mi segundo concierto en el Palau, pues ya vi a un padre del blues ya fallecido y mi segunda experiencia Tulliana, pues ya los vi en els Jardins de Pedralbes hace unos años, no muchos. El ambiente me recordó al del Marillion Weekend, pero con menos extranjeros y especialmente por cómo lucía el emplazamiento. La media de edad de los asistentes también era mayor de lo que vivimos en Girona con Marillion, pero la sensación de que era algo histórico flotaba en el ambiente. Las musas de medio cuerpo esculpidas estaban frente a la gente que abarrotaba el lugar y una pantalla trasera ofrecería imágenes de cada canción además de unos focos muy bellos. Y el sonido… es que fue la perfección.
Móviles prohibidos excepto en el último tema y cero fotógrafos acreditados. Se me asignó un extremo izquierda en primera fila, lo que me impidió ver al baterista y la pantalla de refilón, pero esa sensación de ver a uno de tus héroes en primera fila… es algo indescriptible. Desde mi posición vi la puerta entreabierta de camerino y allí estaba Ian con su flauta ejercitándose. Saltaron escena con “Beggar’s Farm”, y Anderson la cantó con esfuerzo. Curva su cuerpo para poder llegar a los tonos buscados y el grupo acompaña con maestría. Tocaban de su primer disco, del que cayó también la segunda “Some Day the Sun Won’t Shine for You”, empuñando su armónica y a dúo (en inicio) con el guitarrista Jack Clark.
Hubo parlamentos y un video en el que apareció Jeffrey Hammond, el músico al que Anderson le dedicó la canción. Combinó aquí nuestro protagonista la guitarra pequeña con la armónica en una de esas piezas que han marcado. Nos dijo en “Thick as a Brick” que en esa se metieron en el rock progresivo, y que fue una locura. Aplausos a rabiar y cambios constantes de instrumentos de un teatral y divertido Anderson mientras que detrás, aparecía una pared de ladrillo. Impresionante el trabajo de David Goodier al bajo y especialmente el de Andrew Giddings al teclado, y apoyando coros.
“Mother Goose”, pieza histórica del Aqualung, vino acompañado por una flauta dulce cortesía del teclista y de Jack Clark en el whistle. Maravilloso… cuando otras bandas samplean, los clásicos buscan recrear todo lo del estudio. En “Songs from the Woods” florecieron los coros y el genio movía la pierna a la vez que adoptaba la icónica postura con la pierna apoyada en la otra. Presentó “Weathercock” explicando que era un tema sobre una “persona” que vivía en su tejado (la veleta). Aromas folk y muchísima clase. “The Navigaotrs” fue el único tema del disco RökFlöte, con mucha presencia eléctrica. Realmente esta nueva etapa de los Tull es muy lucida.
Y bueno… la voz de Anderson es la que es, la de un hombre de 77 años que sigue en plena forma y que jugó con chistes e incluso con teatrillo. “Curious Rumiant” da título a su nuevo álbum, y la disfrutamos especialmente por esa flauta tan marcada, pero de verdad que despegamos con la ya clásica versión de Bach “Bourrée in E Minor”. Sensación de jam extensa y de que el grupo se divertía de lo lindo. Antes nos dijo que habría 20 minutos de pausa y que recomendaba comprar merchandising del grupo.
La segunda parte del set empezó con “My God”, otra del Aqualung, eminentemente acústica. El Palau entregado aplaudía a un grupo que hacía brillar el legado de Jethro Tull. Nos introdujo la festiva “The Zealot Gene” en la que brilló ese joven guitarrista, absolutamente brillante en los solos y en las segundas voces. Ian se apoya en el grupo para descansar, pero no escatima en esfuerzos. Y “The Donkey and the Drum” está dedicada a un bar en el que el teclista “solía beber”. Momento relajado y divertido para presentar al grupo, que es todo de Bristol, excepto Jack Clark, que es de Manchester. Viéndole en directo… se justifica el fichaje.
El “Over Jerusalem” vino precedido con unas palabras en las que ensalzaba la ciudad, la cual ha visitado en muchas ocasiones, pero en este tramo viajero, nos quedamos con “Budapest”, con imágenes de la ciudad y con momentos absolutamente arrebatadores. Fue, y de largo, uno de los grandes momentos de la noche. Hubo el momento medley en el que suena “Aquadiddley” y el grupo juega con toda su discografía para enseñar imágenes de un hombre en un banco… ¡Claro! Inevitablemente eso nos lleva a la estratosférica “Aqualung”. Icónica, preciosa y con Ian intentando sacar voz de donde no tiene. Obviamente Clark se lució y de lo lindo. Parecía el solo del guitarrista en una boda en que lo da todo, y lo dio.
Habíamos hecho un pacto con Ian, y en el último tema pudimos sacar los móviles, filmar y tomar fotos (hice lo que pude). Éxtasis total con “Locomotive Breath” y su riff mítico. La gente estuvo comedida, pero entregada. Disfrutamos de un fin de fiesta impresionante y Anderson posó a la vez que disfrutaba entregado, como entregado estaba el Palau. Salió el grupo en reverencia, salió el líder, y sonó de fondo primero “What a Wondreful World”, y luego, el “Always Looking in the Bright Side of Live” de los Monty Python. Detalles que hacen de Jethro Tull una banda con mensaje además de un nombre mítico. Anderson ha sobrevivido a los Beatles y dudo que nadie de su generación esté en su forma atlética. Y puedes haber visto a los Tull, pero pocos les han visto en ese templo que es el Palau de la Música.

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.