Spiritworld – Helldorado

80/100 

21 de marzo de 2025

Century Media Records

Spiritworld – Helldorado

Los Spiritworld de Stu Folsom regresan con un gran tercer disco bajo los auspicios de Century Media Records. Los de Las Vegas combinan con gracia el western metal con el thrash, el hardcore o el death metal. Obviamente las bandas sonoras de Tarantino o la música de Morricone están a la orden del día, pero esta vez hay una dispersión estilística importante y hay canciones más orientadas a una vertiente del grupo y otras hacia lo extremo. No le veo especial armonía en ello, pero lo que poseen es algo muy interesante.

 

Ya me había impresionado su anterior Deathwestern, así que he pillado con muchas ganas este Helldorado. Para los más veteranos podemos deciros que recuerdan especialmente ese primer disco de Desperados, antes de pasar a ser Dezperadoz. Justo el disco en el que cantaba Tom “Angelripper” de Sodom. Y por otro lado hay que destacar la importantísima influencia de Slayer. Canciones cortas, todo muy directo, aunque excesivamente variado.

 

Pura diversión en la cadenciosa y divertida “Mojave Bloodlust” que abre el disco y que lo hace mostrando credenciales. Ese inicio en plan Desperados se rompe con un riffeado deudor de Slayer 100% y la voz de Stu gana en agresividad y pasa a cambiar a guturales los growls de inicio. Contrasta con el espíritu puramente thrash metal de “No Vacancy in Heaven” en la que vuelven a tirar de esos riffs demoníacos y la audible batería de Preston Harper. También el bajo de Sam Pura es agudo y punzante, dando muchísimo protagonismo a la base rítmica.

 

“Western Stars and the Apocalypse” mantiene los terrenos de Slayer, aunque el riffeado también deriva un poco hacia Iced Earth, lo cual es muy encomiable. Y cuando tiran de momentos más country y más reposados y accesibles es cuando a un servidor más le gustan. Ese es el caso de la brillante “Bird Song of Death”, con acústicas, palmas y coros hooligans. Por momentos pueden llegarte a recordar a una mezcla entre The Rumjacks y Volbeat, lo cual es toda una gozada. Incluso meten un teclado final repuntando el final de la canción. Mismos derroteros lleva la breve y baladesca “Prayer Lips”. Stu canta susurrando mientras la guitarra es una bella acompañante. Y sorprende el solo realizado con saxo, cosa que queda especialmente bien. De la sencillez hacen virtud.

 

En “Waiting on the Reaper” volvemos a la electricidad y al groove. Gran muestra de thrash metal perfectamente ejecutado y con un Stu brillando especialmente a las voces. Aquí obvian totalmente la parte más cowboy y destilan clase y agallas dentro del estilo. En los escasos tres minutos de “Oblivion” siguen con la vena thrashera, con el percutivo bajo de Sam Pura enarbolando un metal explosivo y cambiante en el que el solo de guitarra de Zach Blair es puramente de la escuela Kerry King.

 

 

“Cleanising” es un corte enlace instrumental que no llega ni a los dos minutos en el que hay un punteado de guitarra y un ritmo marcial de batería, además de voces robotizadas. Una especie de intro que nos lleva a “Stigmata Scars”. Aquí sí visitamos terrenos más hardcore y las referencias son de Hatebreed. Y la despedida es tan brillante como inesperada: “Annihilism” es un canto feliz sobre acústicas con toques de country que quedan especialmente bien. Vuelven a aparecer The Rumjacks en mi mente, y es que hay un camino muy corto entre el folk irlandés y el western…

 

Siguen Spiritworld haciendo su camino y creando algo muy personal y entretenido, aunque con las influencias muy claras y evidentes. Con cada obra se reafirman y son especialmente creíbles y auténticos. Es una pasada saber que Stu fue criado en un rancho y que su padre fue un animador-pallaso de rodeos. Hay invitados de relumbrón, un gran sonido y producción, pero mucha diferencia estilística entre composiciones. ¿Y es eso malo? Pues no del todo… Pero es como si la mezcla definitiva y perfecta de todo todavía no hubiese acaecido.

 


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