80/100
17 de mayo de 2024
Nuclear Blast
Desde Richmond, Virginia, se alza uno de los tríos más interesantes y auténticos de la escena actual. Ellos son Bat y este es su segundo álbum en el que cuentan por vez primera con Chris «Charge» Marshall a la batería. Están en la todopoderosaNuclear Blast, y escuchando Under the Crooked Claw uno entiende perfectamente el por qué. Venom, Bathory, la NWOBHM, Dark Throne, Iron Maiden e influencias varias para una especie de retro proto thrash metal.
El grupo se creó en 2013 cuando los dos guitarristas de Municipal Waste decidieron empezar a hacer un proyecto paralelo que terminaría bajo el nombre de Bat. Y de esta segunda entrega podemos decir que el disco convence desde la primera escucha, por lo que todo apunta a que Bat se harán con su hueco en el negocio. Tiempo al tiempo… La temática de terror es la que ilumina la inspiración del combo y que traslada a portada y letras.
La agradable y bonita intro “Una torcia illumina il chielo” es la antesala de una dosis de thrash metal rabioso con dejes de la NWOBHM en “Vampyre Lore”, en una impresionante demostración de velocidad, fuerza y excelentes mimbres en cuanto a composición. El tema engancha y suena absolutamente auténtico. “Rite for Exorcism” es una composición en la que bajamos pulsaciones y en la que todo reposa sobre el bajo de Ryan Waste, punzante y preciso. Aquí hay unos posos muy de Bathory y de Venom además de un incendiario solo de guitarra por parte de Nick Poulos.
“Streetbanger” posee un inicio absolutamente Motörhead, plenamente disfrutable y eléctrico con una banda enchufada y con las características y personales voces de Ryan. Todo un himno de antaño que suena perfectamente actual y que pinta que en directo puede ser uno de sus futuros clásicos. “Warshock” es otra cabalgada marca de la casa en la que vuelve a destacar el bajo de su líder. Corte pegadizo con estribillo algo funcional, pero totalmente adictivo.
En “Horror Vision” estamos ante un tema más cavernoso y oscuro, con Ryan cantando con esa apatía y esos tonos más gélidos que les acercan al black metal, pero en lo musical es un corte muy desenfadado y directo y con otro solazo de guitarra. Chris «Charge» Marshall demuestra que es un gran fichaje para el grupo y comanda bien la nave con soltura y mucha pegada tras los parches. “Battered” es ese proto thrash-black de brocha gorda con muchas reminiscencias a los primeros Venom, aunque Bat suenan de maravilla huyendo de las producciones cavernosas de antaño.
Atención a “Marauders of Doom” pues el grupo consigue sonar como los Iron Maiden de los dos primeros discos, en los que cantaba Paul Di’Anno. Excelente composición con todos los instrumentos al 11 y con esas cabalgadas de bajo tan a lo Steve Harris. De lo mejor de la obra… “Revenge of the Wolf” ha sido single y se acerca hacia los terrenos de los Dark Throne de etapa más básica y directa y en la que se quedan a medio camino entre punk y el metal extremo. Atención al solo, porque eleva las cosas y le da otro aire al título.
Destaca especialmente la pesadez y ese sonido de aires stoner en “Bastarized Force”, adrenalina, velocidad y una voz casi escupida. Se dibujan fraseos de guitarra, pero el alma sigue siendo puramente Motörhead. Un tema que no puede faltar en sus directos. Terminan con un “Final Strike” que repite bastantes esquemas con un pasaje maideniano que incluye guitarras dobladas y mucha épica. Posiblemente el tema más rotundo a nivel de guitarras.
Bat expone en este segundo esfuerzo discográfico un retorno al proto-extremo con todos los ingredientes del pasado con sonido plenamente actual y repartiendo juego en los temas luciendo palmito con las influencias varias. Todo suena al 11, y a pesar de la tosquedad y lo directo nutren a las composiciones de unos solos muy trabajados. La velocidad es su razón de ser y las líneas de bajo están muy por encima de la media además de que las cuatro cuerdas atruenan y son una de las grandes claves. Los murciélagos quieren ser vampiros y con obras como ésta a buen seguro que lo consiguen.
