Cine Rockero: «Lords of Chaos»

Lords of Chaos

Director: Jonas Åkerlund

Productora:  4 1/2 FilmChimneyEleven ArtsInsurgent MediaRSA FilmsScott Free ProductionsVice Films20th Century Fox

Año: 2018

La mayoría, conocemos la historia de Mayhem y el black metal en general y la locura que se generó en el norte de Europa a principios de los 90. Había leído el libro del mismo nombre, “Señores del Caos” de 1998, del que tarde o temprano os traeremos la reseña. Yo siempre pensaba que, si algún día esa historia se llevara al cine, Mayhem volverían a tener un vuelco de popularidad. Lo que pasa es que la historia es real (aquí adaptada), y la película es buena, pero su música no deja de ser black metal, por lo que su popularidad nunca llegará mucho más allá de donde ha llegado.

 

Es curioso que el país más pacífico del mundo fuera víctima de una explosión de violencia tal, pero hasta cierto punto, también tiene su lógica. Toda acción tiene una reacción, y el black metal noruego fue una revolución absoluta, a todos los niveles y queda plasmada en una película muy bien realizada que (creo recordar), sigue a pies juntillas lo que fue el libro. Grandes actores, excelentes caracterizaciones y un plasmo de las personalidades de unos adolescentes complejos que utilizaron la violencia y el mal como vía de escape y que muestran la escena de esos principios en la década de los 90.

 

A Euronymous le da vida un expresivo Rory Culkin, mostrando al primer líder del movimiento y aglutinador de una escena que menosprecia al heavy metal y especialmente al floreciente death metal de la costa Oeste de Estados Unidos. Mayhem va haciéndose un nombre y los chavales de la zona quedan fascinados por las proclamas de un líder que tiene más de marketing que de creencias, pero el odio al cristianismo, el abrazo a la Noruega natal y mítica con sus mitos paganos, tiene una fuerza romántica (de romanticismo entendido como lo fue en su génesis) absoluta. Si el “Werther” de Goethe podía morir de amor, ellos podían matar o quemar iglesias por convicción.

 

Y así fue… las proclamas de “posers” a todos los que no predicaban con unas ideas inyectadas en odio, y que se hacían carne en un escenario, quedaban arrinconados. Hay esos momentos de contraste entre la sociedad “perfecta” noruega de la época y unos tipos maquillados y llenos de pinchos con cinturones de balas. Las fotos más míticas del grupo y de esa generación se recrean y se combinan con las originales en un acto de verosimilitud. Se nota que el director, Jonas Åkerlund, o vivió esos tiempos, o se ha informado al milímetro, pues hay detalles exquisitos.

 

En Wacken 1999 conviví con noruegos que mantenían esas ideas, y hablar con ellos, si es que te querían hablar, era algo impactante. Un grupo de ellos que “tomaba la luna” con hamacas sobre un autocar pintado de negro, te soltaban que ellos eran tan puros que no habían probado nunca un kebab, y casualidades (que no lo son)… hay en la escena que Mayhem conocen al futuro Varg en la que hay un primer plano de un kebab. Cuando Euronymous y los chicos se meten con Varg Vikerness (llamado Christian -de cristiano-) ya están “apagando” un fuego con gasolina.

 

El personaje de Varg es el del tipo que cree a pies juntillas las proclamas y que lleva a la práctica las ideas descabelladas de un Euronymous que ve que, para mantener el liderazgo, debe unirse a la quema de iglesias. Uno de los grandes logros del film es captar la esencia de Dead, el vocalista sueco que se hace con el puesto de cantante y que terminaría suicidándose. Pero el gran público ve estas acciones en la película como de humor cuando son actos realmente equiparables a los suicidios cátaros o a un heroísmo anónimo y romántico. Y es que el director termina acercando muchas escenas al slasher de serie B cuando el significado debería ser otro.

 

He visto en muchas críticas del film que es una película de humor o comedia, y es aquí el principal fallo de todo. El asesinato de Faust a un homosexual termina siendo gore barato, igual que el suicidio de Dead con la famosa nota de “perdón por la sangre”. Se desdibuja la amistad entre Euronymous y el vocalista sueco que enterraba su ropa de directo o que inhalaba animales muertos para colocarse con el hedor de la muerte. El día en que Dead se raja en directo es equiparable a momentos culmen de la historia del heavy metal como cuando Judas Priest salen con su moto o aparece Eddie sobre el escenario en Iron Maiden. Pero ellos eran más de la escuela GG Allin.

 

Curiosamente hay la inclusión de dos canciones de heavy metal: El “Fast as a Shark” de Accept para que sea ridiculizada (cuando es un tema que lo rompió todo a nivel de velocidad y dureza) y una de Rainbow (tratada con respeto por los protagonistas). Se mofan de Scorpions y se cita a Venom cuando los británicos se reían del black metal, y hay un buen tratamiento de lo que fue el Inner Circle, mitificado desde el sótano de la tienda Helvete de Euronymous.

 

Los juegos de simbología que anteceden a la muerte de Euronymous a manos de Vikerness o el patetismo de este segundo en esa mítica entrevista con sesión de fotos confesando crímenes para dar publicidad al movimiento, son brillantes. Al final lo musical queda un poco de lado y del fichaje de Attila como vocalista poco se desarrolla, pero es que el film sube hasta casi dos horas…

 

El black metal nació bajo el fuego y la sangre, de forma literal, y a día de hoy es una corriente musical respetada y venerada por una inmensa minoría, pero los crímenes cometidos por filonazis fueron lo que le dieron esa popularidad. Nunca habrá una banda como Mayhem, para bien y para mal y es genial que alguien haya decidido hacer una película sobre unos hechos absolutamente chocantes. La palabra que lo resume es clara: “Sucedió”…

 


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