Lecturas musicales: «Los trapos sucios (la autobiografía de Mötley Crüe)» de Neil Strauss

Los trapos sucios (la autobiografía de Mötley Crüe)

Autor: Mötley Crüe y Neil Strauss

2001 (Es Pop Ediciones)

Absolutamente imprescindible y todo un clásico desde su concepción. Si eres fan de los Crüe leerás en boca de sus protagonistas todas y cada una de sus múltiples fechorías; pero si es una banda que ni conoces o de la que tampoco tienes intención de conocer algún día, hazte un favor y abre una página cualquiera, lee un poco y ya me dirás si eres capaz de despegar la vista de esta montaña rusa de depravación, decadencia y música.

 

El libro ya disfruta de diferentes ediciones en castellano, y a pesar de que hay algún que otro fallo tipográfico o alguna mala traducción en su primera edición (¿la banda Master Pussycat?) no empaña un resultado absolutamente brillante. Casi 500 páginas de absoluto disfrute de manos del grupo más macarra de la historia.

 

El libro está organizado por capítulos que van desde sus pobres inicios hasta tocar el cielo con “Dr. Feelgood” para luego volver a descender en la ruleta rusa del éxito masivo. Cada capítulo es una narración o una confesión de un protagonista a la que suele seguirle otro episodio en el que se cuenta lo mismo desde el punto de vista de otro componente de la historia.

 

Mánagers mafiosos, camellos a la caza de la estrella de turno, playmates haciendo de groupies, celebridades atacadas por nuestros cuatro amigos y los episodios que marcaron a fuego la historia del rock, contados desde primera fila. Hay decenas de grandes momentos, frases célebres y anécdotas absolutamente absurdas y desquiciantes.

 

De Nikki Sixx podemos destacar la crudeza de su descenso al infierno de la heroína, su muerte clínica por sobredosis, su pesadilla satánica casera en tiempos del Shout at the Devil y su descaro y liderazgo innato. Realmente es el corazón de la banda y un macarra de barrio persiguiendo su sueño a mordiscos si hace falta (y sino, que se lo digan a Eddie Van Halen o a Angus Young).

 

Vince Neil cuenta de forma desgarradora experiencias tan traumáticas como fueron la muerte de Razzle o la de su hija de cuatro años debido a un tumor. A pesar de aparentar ser el más chulo y despiadado de los cuatro, hay una coraza y bajo esa imagen hay un tipo con corazón, a pesar de que el vino, las mujeres y las pastillas han sido la columna vertebral de su vida.

 

Mick Mars es absolutamente marciano y parece quedar ajeno de todas las orgías y situaciones que suceden a su alrededor. Su incurable y dura enfermedad es tratada con sinceridad, así como sus problemas con el alcohol y con las mujeres, que suelen “desplumarlo” siempre. Entrañable es su resurrección marina cuando el mar lo expulsa y lo devuelve a la vida lanzándolo a la playa (Vince lo confunde con una cría de ballena varada).

 

Tommy es un niño mimado que toma de lo que le rodea todo cuanto quiere. Sus caprichos son muchos y van desde un descapotable, una papelina o Pamela Anderson. Contrariamente a lo que puede parecer, cuando aparece la conejita el ritmo de los acontecimientos decae mucho, pero su paso por prisión pone los pelos de punta.

 

Este libro es absolutamente imprescindible, más que nada, porque hay mil anécdotas que salpican a muchos de los héroes del hard rock (Ozzy es estelar…) y porque sus inicios son absolutamente depravados y adictivos. Llega incluso a narrarse la época de John Corabi al que su paso por la banda termina por dinamitarle el matrimonio (obviamente). Sexo, drogas y rock and roll a la máxima potencia.

 

El libro pasó a película y esta fue un relativo éxito capaz de hacer que nuevas generaciones demandar ver a ese grupo separado otra vez. Por cierto, Gene Simmons les ofreció la exclusiva para la película y esta ha sido otro biopic más de la fiebre por este género, que bienvenido sea. Con el tiempo se ha visto que Strauss exageró todas las anécdotas con maestría pues eso es una de las claves del éxito.

 

Corabi contó en una entrevista en Popular 1 que había detalles que lo ejemplificaban como que una noche se fue a la cama con una fan, pero que Strauss escribió en el libro que eran dos fans. Detallitos así no merman la calidad, pero está bien saber que todo está algo exagerado. Y que mejor que terminar con la frase de un mánager despedido:

 

Otras bandas como Poison la liaban ya que al ser rock stars tocaba hacerlo, pero lo de Mötley Crüe era completamente diferente, ellos lo hacían por naturaleza”.


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