85/100
25 de abril de 2025
Mascot Records
Genio y figura… Yngwie Malmsteen es un genio absoluto que posee un ego tan elevado como su propia genialidad. Está en un momento especialmente bueno como comprobamos en el Rock Imperium del pasado año, y en estudio, ha sacado un gran disco. Este momentazo vital bien merecía un disco en directo para recordar esta extensa gira mundial y decidió grabarlo en su feudo más fuerte: Japón. Sus músicos son fiabilísimos, pero estamos ante un lucimiento de ego absoluto y de un exquisito y extenso festín familiar de solos integrados en muy buenas canciones. Su testarudez en hacerlo todo en rojo y amarillo hace que el visionado del video sea algo extraño, pero antes pierde sus Rolex, Ferraris y armas de fuego antes que poner luces blancas.
Empiezan tras un aplauso y con “Rising Force”, cantada por Nick Marino desde sus teclados. Orgía de solos y de destellos técnicos con un Yngwie motivado pateando sus púas para lanzarlas al público presente. Wyatt Cooper va a doble bombo y los tonos rojos y amarillos dominan la escena. Está en plena forma y su cara de motivación es tremenda. Salió a degüello tirando de momentos muy neoclásicos y lucimientos como “Top Down Foot Down”. Cuando canta en “Soldier”, juega con los ecos y demuestra que está en un gran momento vocal a pesar de que nunca ha sido cantante.
“Into Valhalla” hace honor a su nombre y va cargada de coros. Son piezas breves empalmadas y en muchos momentos puedes escuchar la enorme labor de Emilio Martinez al bajo, pues no hace de mero colchón y los detalles que mete son constantes, incluso doblando al maestro. Diversión neoclásica en “Baroque & Roll” y aplausos para bienvenir a “Like an Angel” con su extensa intro corremástiles y con Malmsteen cantando. Luego chorros de humo y luces muy rojas para atacar “Ralentless Fury”, todo un clásico con mucho eco y reverb en las voces. Primeros planos de su cara y de la vieja Stratocaster blanca.
En ese momento habla con el público asistente y encaran “Now Your Ships Are Burned”, con ese solo en el que parece que exploten burbujas o esos homenajes a Bach y Mozart con guiños a las grandes composiciones clásicas. “Wolves at the Door” te demuestra que el nuevo material es bueno y que siguen siendo piezas muy reconocibles y puramente Malmsteen. Vivaldi es recreado con mucha clase. El amor de los nipones al genio es evidente y reverencial, y a pesar de su hieratismo y concentración, Yngwie deja sonrisas y da muestras de cariño.
En “No Rest for the Wicked” hay el lucimiento instrumental del divo acompañado por el doble bombo de Cooper y ese teclado en canon de Nick que sigue a toda velocidad el solo neoclásico de nuestro protagonista. Acertadamente ha sido escogida como single. Una de las grandes sorpresas es el “Hiroshima Mon Amour” de Alcatrazz. Temazo con el que Marino se luce a la voz, porque es extremadamente exigente, y es un regalazo para el público nipón. Termina Malmsteen con un “domo arigato” y luego ofrece un tema nuevo como es “(Si vis pacem) Parabellum”. Me parece un temazo en la más pura tradición Malmsteen.
Interludio de música clásica con reverencia a los grandes maestros en formato de extractos cortos para luego encarar la histórica “Far Beyond the Sun”, temazo de esos que nos dejaron impresionados y a los pies del maestro la primera vez que lo escuchas. Entiendo que haya gente que vea que un directo de Malmsteen es un empacho de solos ultrarrápidos sin apenas descanso, pero así es nuestro hombre… Hay ese momento más reposado que es el inicio de “Seventh Sign”, para luego volver a la orgía de corremástiles. Aquí la gracia es que combinan ambas voces, quedando todo muy atractivo. Y sí, los tramos vocales más exigentes recalan en el teclista.
La instrumental “Evil Eye” es intensa y de tiempos muy marcados, sobresaliendo la pegada de un Wyatt Cooper que está exquisito y que demuestra clase y contundencia. Meten la versión de Deep Purple “Smoke on the Water”, y no queda nada mal. Rompe un poco la tónica neoclásica y de reverencia a sus grandes referentes a la vez que suena más dura y adornada en la guitarra. En “Trilogy-Vengeance” vemos a un guitarrista tocado por una varita. ¿Alguien puede tocar de esta forma y velocidad? “Brothers” queda preciosa, y dentro de su delicadeza, hay esos solazos en los que Yngwie te hace flotar y percibir que pocos pueden llegar a lo que él consigue.
“Fugue” queda imponente con la fuerza repuntada por el teclado de Nick Marino y luego se embarcan con “Cadenza 2”, con momentos especialmente marcianos y tirando de efectos de guitarra. “You Don’t Remember, I’ll Never Forget”es una de los joyas que encierra Trilogy, y le sirve para dejar al público extasiado e ir para camerinos y preparar los bises. Estos empiezan con “Acoustic Cadenza”, tocando la acústica a velocidad de vértigo. Finalmente termina con las históricas “Black Star” y “I’ll See the Light Tonight” consiguiendo algo realmente especial. Fin de fiesta perfecto de un artista irrepetible.
Hay muchos directos de Yngwie Malmsteen, pero estoy seguro que tenía entre ceja y ceja hacer uno ahora para poder demostrar el excelente momento que vive. Ya es un artista reverenciado y su nombre está en la historia del rock n’ roll a la vez que simboliza todos los clichés habidos y por haber de una estrella del rock. Se ha dado cuenta de que no necesita a grandes nombres en su grupo y que con su inmortal legado puede sacar pecho y reivindicarse como lo que es: un artista irrepetible y privilegiado. Obviamente todo luciría más con músicos de más renombre, pero perderíamos la esencia de lo que es: Malmsteen es Malmsteen y sus músicos le sirven para hacer brillar.

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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