Nightwish – Wishmaster: 25 años del despegue de Nightwish con su disco “power metal”

Wishmaster 

8 de mayo del 2000

Spinefarm Records

Si Oceanborn fue el disco que les dio a conocer y nos dejó enamorados de Tarja Turunen y de Tuomas Holopainen… con Whishmaster estaba claro que tenían que conseguir dar el pelotazo. La primera decisión fue que Tarja iba a cantar como única solista y que eso de mezclar voces guturales con operísticas era una pantalla pasada. La balanza se había decantado hacia la diva finesa y discográfica y banda sabían que lo que habían compuesto era un bombazo.

 

Estamos hablando del año 2000, cuando el power metal dominaba el heavy metal europeo, así que apostaron por indagar en esas velocidades y estilo épico, pero siempre con la carga sinfónica de Holopainen coronada por la inmensa voz de una Turunen que iba a sentar cátedra. Tolkien y Disney son los grandes referentes a la hora de componer. Karmila y Jussila no se perdían una en cuanto a power metal de la época y les encontramos en tareas de masterización y grabación, pero es Tero Kinnunen y la propia banda los que asumen las faenas de producción.

 

El disco

Cuando entra el “She Is My Sin”, la sensación de que estás ante algo muy especial llena la estancia. Pero es que cuando empieza a cantar Tarja todo se eleva. Hay un esquema de composición muy power metal, especialmente por el puente y el estribillo, pero es que todo va mucho más allá. Es una sirena atrayendo a todo/a metalero/a. Con esta pieza ya subían de nivel. En “Kinslayer” hacen gala de uno de los elementos clave de Nightwish. Acentúan las tónicas marcando los tiempos con mucha clase y no queda muy marcial o partido, porque la voz de la Turunen es maravillosa. Los arreglos de Holopainen son espectaculares, pero vuelven a estar enmarcados dentro lo que sería el power metal de la época.

 

Preciosa es “Come Cover Me” ya baja las pulsaciones y queda entre la balada y el medio tiempo. Suave, pero con la guitarra cortante de Emppu Vuorinen y esos teclados que acompañan por momentos en soledad a Tarja, quedando una escena gélida, muy de bosque finés, pero también de cuento de hadas. Ese es otro de los grandes sellos de la música de Nightwish… “Wanderlust” es una concesión directa al power metal de la época, y no queda lejos de Sonata Arctica, pero siempre llevada a sus terrenos. La línea vocal de la canción es soberbia y puente y estribillo son de manual. Si os digo que es una de las 10 mejores canciones de power metal que existen, no creo que me quede corto. Altas dosis de teclado y la batería precisa, veloz y a doble bombo de Jukka Nevalainen.

 

“Two for Tragedy” indaga en las posibilidades líricas de la vocalista con un ambiente de iglesia y 100% clásico. Todo es así hasta que entra la batería, y queda todo angelical y onírico, flauta incluida de Esa Lehiten. Y con el tema que da título al disco, pues todo estalla. Digamos que es sencillamente la puerta abierta al estrellato. Vuelven a jugar con los acentos en las tónicas y ya todos los elementos de futuro y credenciales salen a flote. Aquí consiguen la fórmula mágica. Es el “The Trooper” de Maiden en pleno 2000. Himno absoluto que marcó época.

 

Si eres de los que consideras que los discos se pueden medir por la serie media y por la calidad de las canciones que no se llegan a tocar, o que apenas se recuerdan, escúchate “Bare Grace Misery” y ya verás como miles de bandas matarían por una canción así. Es buena, pero es que el resto está a otro nivel… Y vamos con la otra canción puramente power metal: “Crownless”. Tema de riff marcado, doble bombo en el que hay un momento de solo por parte de Emppu Vuorinen. Gran canción, pero no ha envejecido tan bien como la mayoría del disco.

 

Y atención a “Deep Silent Complete”, porque esta canción nos anticipa el futuro y la forma de componer del grupo. Su próxima obra irá en esta dirección. Es todo muy melódico, pero las guitarras son metaleras y teclados y voz son los que se combinan de forma alquímica. Esta misma fórmula será mejorada y explotada, pero todo tiene su inicio en esta canción, que es otro punto de inflexión en el grupo y que les aleja del power metal de una forma absoluta. En “Dead Boy’s Poem” hay un inicio a capela y toda la solemnidad esperable que emana del mismo título. Guitarra acústica y extensión instrumental emocionante.

 

Y el lujo final del disco es el “FantasMic” con sus excepcionales más de ocho minutos de inspiración de factoría Disney. Siempre me pareció el tema tapado del disco y cuando la pude ver en directo en un lejano Wacken de principios de los 2000 despegué. Los juegos con toms y goliath de Jukka le dan mucha originalidad en un corte que es una especie de rapsodia en la que varias canciones diferentes hacen una en su totalidad. Pasamos a balada, juegos con flauta y volvemos al inicio. Excelente…

 

Veredicto

Este disco es equiparable a lo que fueron los Keepeers de Helloween siempre hablando de su contexto y tiempo. Luego el grupo iría hacia otros senderos no transitados y llegaría a ser una banda masiva. Tarja pasaría a ser en el metal sinfónico lo que es Kiske en el power metal y Holopainen un genio al que todo un Steve Vai se rinde a pesar de que (creo) no se conocen. Ventas enormes y gira de cabezas de cartel en el viejo continente. Recordemos que a este éxito inusitado le seguiría luego ese single y versión que fue el “Over the Hills and Far Away” de Gary Moore, y eso fue otra dosis de éxito que quedó entre disco y disco, lo que les volvió a disparar otra vez.