New York Dolls: Último adiós a las muñecas de culto

Éramos ‘la banda’ en aquel momento, teníamos mucho éxito en ese sentido porque éramos los reyes, y todo lo que hicimos fue cogerle el maquillaje a nuestras novias y vestirnos como nosotros queríamos, y así, como el arte muchas veces se colgaba en los museos, para nosotros el ir así ya era arte”.

 

Imprescindibles. Los New York Dolls son una de esas bandas clave con suerte esquiva. Fueron los primeros en vestirse de mujeres y en jugar con la androginia junto a Bolan y a Bowie. Su tienda de ropa tuvo mucho que ver en todo ello, hasta el punto que Malcom McLaren y Vivienne Westwood copiaron todas esas ideas en su Londres natal cuando les conocieron en 1971. Desgraciadamente los Dolls pasaron de puntillas por la escena americana e inglesa, a pesar de que sus dos primeros discos grabados por la formación clásica llegaron a ser venerados como obras claves para entender las tendencias posteriores.

 

Anticiparon lo musical y lo estético, e incluso el líder de The Smiths llegó a ser el presidente de su club de fans en Inglaterra. La muerte ha estado bien presente en sus carreras, y nombres y personalidades como las de Johnny Thunders, Billy Murcia o Arthur “Killer” Kane nos dejaron tiempo ha. En 2021 murió Sylvain Sylvain pero es que ahora también se nos ha ido el gran David Johansen… Ha sido un triste final con cáncer y habiéndose roto la espalda tras una caída, por lo que ya no queda ninguna muñeca de la gran manzana.

 

 

Ahora queda la leyenda y nos toca recordarles como merecen. Décadas después de su irrupción, el mundo les ve como unos visionarios adelantados a su tiempo y como a una banda a la que reivindicar y hacer reverencia. Es bonito que, aunque tarde, el mundo les reconozca sus himnos y su faceta de pioneros. Todo el metal festivo de los 80 les debe la vida, y sin ellos, los Sex Pistols, posiblemente, nunca hubieran asomado.

 

Trayectoria

El embrión de los New York Dolls lo encontramos en la banda The Pox, formada en 1967 por Billy Murcia y Sylvain Sylvain. En 1970 entra Johnny Thunders, pero no quiere tocar la guitarra, pues considera que hay demasiadas cuerdas en el instrumento. Sylvain Sylvain le da clases para que vaya aprendiendo. El siguiente en llegar es el cantante David Johansen, motivo por el que Thunders decide dedicarse finalmente a las seis cuerdas. En esos tiempos era el vocalista de la banda Actress.

 

Una tienda de reparación de muñecas estropeadas inspiró el nombre del grupo: New York Dolls (las muñecas de Nueva York). Paralelamente al grupo, Sylvain y Murcia tenían un negocio propio de ropa que respondía al nombre de Truth and Soul. Eso sería básico en el futuro del combo pues sería una de las primeras formaciones, o quizá la primera, en darle el mismo protagonismo a lo visual que a lo musical. Segunda mano, ropa de chica, atuendos rockabilly… todo era mezclado sin coherencia alguna. Ese era el camino: lo kitsch.

 

La banda sonaba diferente a todo lo habitual y a nada en concreto. La armónica de Johansen les daba un aire blues y soul y se notaba que la semilla de los MC5 y los Stooges estaba presente. No eran grandes instrumentistas ni tampoco Johansen era un gran cantante, pero eran divertidos, chocantes y divertidos.

 

 

En 1971 Rod Stewart les ofrece telonearle en unos conciertos en Inglaterra. Esa misma gira sería el final del baterista de origen colombiano Billy Murcia. Según dice la leyenda, un desmayo hizo que unas groupies le sumergieran en una bañera y le dieran café para despertarlo. Murcia terminaría ahogado y el grupo suspendió los conciertos, optando por volver a Estados Unidos. No poseían ni contrato discográfico y ya contaban con su primer mártir. Y es que la muerte sería una compañera fiel en la banda. Demasiado fiel y presente.

 

Jerry Nolan fue su sustituto y la formación debutó en directo en la Noche Buena de 1971, en un cobertizo de mala muerte. Puro glamour de cloaca. Antes, el grupo había aprovechado el tiempo y aparecieron en directo en el programa de culto de la BBC2, The Grey Old Whistle Test. Tocaron la adrenalítica “Jet Boy” desplegando todo su potencial y sus mejores galas. La pajarita enorme del baterista Murcia es tan espectacular como los topos blancos de Johansen o la impagable estampa de Kane vestido de prostituta barata. Como no podía ser de otra forma, la batería es rosa. Todo el que vio su aparición televisiva se quedó con su impactante imagen, aunque fuera sólo para criticarles.

 

La discográfica Mercury sacó su disco New York Dolls en 1973 con producción del reputado Todd Rundgren, y la recepción fue la habitual de las bandas de culto: buenas críticas pero pocas ventas. Ese LP contenía muchos de sus grandes clásicos como “Personality Crisis” o “Trash”, así como la mítica versión de Bo Diddley “Pills”. Impagable es la instantánea que aparece en la cubierta del disco y genial es el logo, dibujado con pinta labios.

 

 

Para 1974 la banda ofrecía su segundo álbum: Too Much, Too Soon. Contaron esta vez con George “Shadow” Morton en la producción, pero la recepción del álbum pasó tan desapercibida como la primera. En él colaron, como en el anterior, alguna versión de rock clásico como “(There’s Gonna Be a) Showdown”, pero brillan con luz propia “Babylon” o “Stranded in the Jungle”. Esta vez la cubierta era una instantánea del grupo tocando en directo. La banda se quedaría sin discográfica tras ese disco.

 

A pesar de que había varias casas de discos interesadas en el grupo, sería Malcom McLaren el tipo que pasaría a tomar las riendas de New York Dolls. A su imagen andrógina impactante quiso aplicarle nuevas ideas que fueron un error absoluto. McLaren quería darle al grupo una onda más provocativa y se le ocurrió vestirles de rojo y hacerlos actuar con una bandera soviética de fondo.

 

La Guerra Fría con los rusos continuaba latente, y mostrarse ante el público con una imagen a favor del enemigo provocaría, a priori, todo tipo de reacciones chocantes y adversas, haciendo que la gente hablase de ellos. La famosa máxima que se le atribuye a Dalí: “que hablen de tí… aunque sea para bien”, era el lema del avispado manager. Evidentemente la cosa no funcionó. Los Dolls se quedaron sin contrato y McLaren regresó con el rabo entre las piernas, con viaje de vuelta para Londres.

 

 

Thunders y Nolan formarían los Heartbreakers consiguiendo cierto éxito y grabando discos, pero sus adicciones irían en aumento, hasta que, en 1991, murió Thunders de sobredosis. Un año más tarde fue Nolan quien le acompañó por complicaciones derivadas de una meningitis. Atrás quedaban temas sueltos, mucho material en directo y un único disco: L.A.M.F de 1977 (son las siglas de “Like a Mother Fucker”).

 

Los Heartbreakers son también una de las bandas de culto del punk primerizo. No hay que olvidar que en sus filas entraría todo un Richard Hell (líder de Television y posteriormente de The Voidoids). Los Heartbreakers fueron invitados por los Sex Pistols para la gira “Anarchy Tour”. Thunders rindió tributo al fallecido Murcia grabando el tema “Billy Boy” en los 80, y Bowie haría lo propio en la canción “Time” del disco Aladdin Sane.

 

Por otro lado, Johansen y Sylvain Sylvain estuvieron dentro del negocio musical a pesar de tocar palos muy diferentes a los Dolls, y mantuvieron unas carreras que pasaron muy desapercibidas para la escena musical. Johansen volvería a asomar gracias al éxito “Hot, Hot, Hot” en los 80, pero poco más. Unieron caminos más de una vez en estudio, pero lo más destacable de Syl, en todos esos años, fue su banda The Criminals, eso y el trabajar como taxista por las calles de Nueva York.

 

La reunión de New York Dolls se produciría en 2004, y curiosamente, llevaría el sello de Morrissey. Él sería quien alentó a que los supervivientes se volvieran a reunir para dar un show especial, y de paso, grabar un directo y un DVD. Sylvain, Kane y Johansen volvían a reunirse sobre un escenario, e incluso hubo una película sobre dicho momento tan especial.

 

 

Pero la suerte no estuvo de su parte y la banda sumó a otro nuevo mártir para el rock: Kane moría de leucemia ese mismo año. Ese concierto y, no lo obviemos, la muerte de Kane, pusieron a la banda en revistas y medios; así que la aureola de grupo de culto ya estaba colocada al lado del nombre de New York Dolls. En 2006 anunciaban nueva formación y nuevo disco: One Day It Will Please Us to Remember Even This, y gira.

 

Steve Conte les apoyaba en la guitarra, Brian Delaney a la batería y Sami Yaffa al bajo. La formación mantuvo una alineación estable y se prodigó mucho en directo. Incluso en 2009 grabaron otro disco, Coz I Sez So, contando otra vez con Todd Rundgren en las labores de producción. En 2011 vino Dancing Backwards in High Heels. El círculo se cerraba otra vez. Parece mentira que 30 años después, una banda de culto sea capaz de mantener el nivel compositivo de antaño.

 

«No nos hemos hecho ricos con la música; nuestra riqueza es la influencia que hemos ejercido. En eso sí somos muy ricos. Aunque tampoco me molestaría ser millonario» (Sylvain Sylvain en ABC)

 

Su directo

Míticos y geniales fueron los shows en Barcelona, en Sidecar y en el Apolo, consiguiendo un llenazo absoluto en cada una de las fechas. La segunda juventud del grupo fue una realidad, y esta vez el mundo les hace mucho más caso que en sus primeros pasos. Ya no vestían esas ropas chillonas, atrevidas y femeninas, pero la banda destilaba sobre el escenario un aura de leyenda y consiguió ofrecer unos conciertos realmente intensos.

 

Y Johansen mantienía sobre el escenario una chaquetita rosa. Parecía un milagro que en pleno 2011 la escena musical tratase con veneración a los Dolls, los auténticos padres de Sex Pistols, Hanoi Rocks, Twisted Sister y de toda la corriente de rock n’ roll escandinavo que surgió a mediados de los 90, capitaneada por Turbonegro, Hardcore Superstar, Hellacopters y Backyard Babies

 

Para el recuerdo ha quedado la película de 2020 realizada por Martin Scorsese y David Tedeschi al filmar el concierto en el Café Carlyle de Nueva York conformando el documental de 2022: “Personality Crisis: One Night Only”.

 


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