83/100
31 de octubre de 2025
M-Theory Audio
Descubrimos a Cemican en el Leyendas del Rock, donde su puesta en escena –más ceremonia que concierto– nos dejó clavados al suelo. Máscaras, armas ceremoniales, pintura corporal, danza ritual… y, sobre todo, ese metal de raíz profunda que no imita: invoca. Por eso este nuevo disco era uno de los lanzamientos más esperados por quienes vivimos aquella epifanía sonora.
Un viaje iniciático entre lo terreno y lo divino
El álbum abre con “Kukulkán Wakah Chan”, una invocación solemne donde los vientos prehispánicos y la percusión de guerra se funden con guitarras densas y voces que se elevan como plegarias antiguas. Cemican vuelve a demostrar que su esencia no es una estética, sino una cosmovisión completa.
“Tán tí le Xibalba” nos sumerge de lleno en el inframundo maya con un ritmo hipnótico y riffs que reptan entre capas de percusión tradicional. Aquí la producción brilla: cada instrumento ocupa su espacio sin que el conjunto pierda la crudeza ritual dentro de los dobles bombos y un death metal inusual.
El punto emocional llega con “El Niño Que Contempla Las Estrellas”, una pieza más melódica, tirando más al folk metal, que muestra una madurez compositiva que se intuía, pero que ahora explota. La banda sabe cuándo golpear y cuándo dejar que el silencio respire.
Metal ancestral, corazón cósmico
La tríada “Viaje Astral Del Quetzal De Fuego”, “Horizonte De Almas” y “El Castigo De Los Dioses” forma el núcleo más monumental del álbum: una secuencia donde confluyen blast beats, gritos chamánicos y melodías que parecen talladas en obsidiana. Cemican no busca “sonar folclórico”; busca resucitar un imaginario vivo.
En la segunda mitad, el disco se vuelve más oscuro y denso. “Tak Ti Ulaák Íin” marca por completo este cambio de tempo, siendo una pausa chamánica, totalmente ritual previa a “Los Guardianes De La Tierra” y “Hun-Came” que ofrecen un metal más directo, con voces guturales y baterías potentes y veloces, sin perder su impronta ritual.
Hacia el final, “¿En dónde Estás?” sorprende con tintes más introspectivos, casi una plegaria moderna envuelta en misticismo. Y “Yóok’ol Kaáb Maya” y “Bolom Octé” clausuran el viaje con un estallido rítmico que remite a ceremonia, lucha y celebración ancestral.
Un ritual imprescindible
Este nuevo trabajo consolida a Cemican como una de las bandas más únicas del panorama mundial, no solo del metal folk. Su capacidad para integrar tradición, agresividad y arte escénico sin caer en lo superficial los convierte en un fenómeno cultural además de musical.
Quienes los vimos en Leyendas del Rock lo intuíamos: Cemican no es un grupo, es una experiencia. Y este álbum, publicado en la noche de Samhain, no podía ser menos que un portal abierto a otro plano.
Mi nombre es Irene, y todo el mundo me conoce por mi apellido Kilmister adquirido por el que ha sido y será mi mayor ídolo en esta vida. Lo cierto es que yo empecé en esto de la fotografía sin pensarlo mucho. Era la típica amiga de la cámara, pero de que me quise dar cuenta me propusieron entrar a colaborar en un medio profesional en 2017 y desde ahí he pasado de ser esa amiga de la cámara a evolucionar y coinvertirme en lo que conocéis ahora.
Apasionada de la música en todos sus géneros y amante de la lectura y los conciertos, aunque mi verdadera profesión no tenga nada que ver con todo esto.
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