Segundo día del Z! Live 2025. Angelus Apatrida y Accept se coronan en una jornada marcada por la contundencia y la veteranía

 

Stairway To Rock sigue en Zamora, sobreviviendo y disfrutando de la intensidad festivalera, para contaros desde dentro todo lo que está dando de sí el décimo aniversario del Z! Live. A continuación os traemos la segunda entrega de nuestras crónicas exprés, con lo más destacado del segundo día de festival. Como titular de la jornada, lo tenemos claro: del Z a la A, porque los grupos que empezaban por esta letra arrasaron sin contemplaciones.

 

 

La segunda jornada del Z! Live 2025 arrancó con sol implacable y una afluencia algo más baja al principio, aunque la energía no tardó en dispararse. Salduie abrieron el día con una entrega total pese al calor y a un público aún escaso pero absolutamente entregado. Supieron aprovechar el momento y se ganaron cada aplauso. Destacó mucho su propuesta con dos vocalistas (unos cracks los dos), y el excelente nivel de los demás músicos.

 

 

Se notaba que la banda tenía ganas de echar toda la carne en el asador (dado el calor a esa hora, usar esta expresión no es baladí), y contaron con elementos escénicos en forma de actores conveniente caracterizados, que contribuyeron a animar y dinamizar la actuación. No se puede empezar mejor, estamos deseando volver a verles en un show completo.

 

 

Injector mantuvieron la intensidad habitual, fieles a su estilo thrash y su directo en Zamora no desentonó: riffs agresivos, ritmos acelerados y buena interacción con el público, cumplieron sin florituras. Morphium firmaron uno de los bolos más intensos de la tarde. Mención especial para Alex Bace, su vocalista, que cantó de forma sobresaliente, se empeñó en que todo el respetable visitara a un fisioterapeuta el lunes, se lanzó varias veces al público y mantuvo una conexión constante con la audiencia. Uno de esos conciertos que se viven más que se ven.

 

 

Noctem, a pesar de tener algún contratiempo técnico con el micro y arrancar con unos minutos de retraso, defendieron su propuesta con actitud. Agradecidos y fieles a su esencia, aprovecharon cada minuto para reivindicar su lugar en el black patrio.

 

 

Y entonces llegaron Angelus Apatrida, y arrasaron. Así, sin más. Los de Albacete salieron a matar y nos regalaron la actuación del día. Técnica, garra, entrega y una comunión absoluta con el público. Un torbellino de thrash sin concesiones, con una precisión quirúrgica que no dio tregua ni al público ni al polvo del recinto.

 

 

Los circle pit fueron un continuo durante prácticamente todo el concierto, levantando un océano de polvo que convirtió el ambiente en una prueba para cualquier alérgico. Por eso, y con todo el cariño, declaro oficialmente a Angelus Apatrida grupo “non-grato” para los alérgicos: si no acabas moqueando, no estuviste allí.

 

 

Los que lo llevamos mal con el polvo lo sufrimos más de lo habitual… pero vaya si mereció la pena. No me extiendo más porque ya habrá momento en la crónica extendida, pero también por que cuando te dejan boquiabierto, es difícil plasmar estas sensaciones de forma inmediata… seguimos asimilándolo.

 

 

Después tocaba fiesta con Alestorm, que triunfaron una vez más con su fórmula infalible de metal pirata-cervecero y escenografía única (sí, con sus ya míticos patos hinchables colapsando el escenario). Su directo es previsible, pero funciona como un reloj suizo (más bien escocés). Necesarios.

 

 

 

Accept no fallaron y firmaron el otro gran concierto de la jornada. Sonido nitido y potente, ejecución perfecta y una audiencia entregada desde el primer riff. Sin duda, cumplieron con creces. El grupo germano desplegó energía y sus riffs ochenteros con una sincronización impecable. La audiencia no paró de cantar y responder a cada estribillo, con momentos memorables en los solos de guitarra y la solidez del ritmo y, por supuesto, en los grandes clásicos que nos regalaron como “Balls to the Walls”, en los que el público lo dio todo. Una actuación a la altura de su leyenda.

 

 

Saurom ofrecieron un set más sobrio de lo habitual en lo visual, con las proyecciones de El Principito como acompañamiento. Nada que ver con el despliegue escénico de su conciertazo en el Movistar Arena. Aun así, demostraron que no necesitan artificios: con su talento y simpatía basta. Verles así también es un lujo, ya que ese formato más “desnudo” permite comprobar, sin ningún género de duda, que el centro y el corazón de todo son ellos. En estas condiciones, brillan con más fuerza aún. Eso sí, en “No seré yo” siempre será inevitable echar de menos las voces de Isra Ramos y Ramón Lage.

 

También es cierto que el cansancio empezaba a pasar factura al público, que no respondió con todo el entusiasmo que los jerezanos merecen, aunque es algo que fue de menos a más, gracias a la entrega de Migué, que sigue demostrando que es uno de los mejores frontman del panorama nacional.

 

 

Y de «frontmans» carismáticos seguía la cosa, y es que para cerrar, Lujuria pusieron la guinda a la jornada con un show sólido y contundente. Menos gente a esas horas, pero los que aún tenían energía disfrutaron con Oscar Sancho al frente, como siempre reivindicativo y carismático.

 

 

En lo organizativo, todo siguió rodando a la perfección. Impecable el trabajo de todo el equipo del festival, y especialmente del responsable de prensa, Iuri Carlos, que facilitó la labor de la prensa y acceso a contenidos como la rueda de prensa de Angelus Apatrida o el encuentro con Open Sight, del que daremos buena cuenta más adelante, pasada la resaca del festival.

 

 

Con sol durante todo el día, buena música y una producción sin fisuras, el Z! Live sigue cumpliendo con nota. ¡Vamos a por el tercero!

 


Descubre más desde Stairway to Rock

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja una respuesta