Hubo un tiempo en que los fans del heavy metal teníamos que viajar por toda Europa para poder ver lo que nunca podíamos ver en directo. España era un páramo, pero, poco a poco, el país se puso las pilas y vio al heavy metal como un estilo del que podía haber público y mercado.
La gente de Rock n Rock se atrevió a crear un festival que ha tenido continuidad y que es una maravilla para todos los que amamos el estilo. Empezó todo en 2014, así que tenemos el lujo total que don Marc Fernández (uno de nuestros fichajes estrella -hay otros que van de rosa-), nos haga un resumen de lo que ha sido esta locura para barceloneses e hispanos en general…
2014, la primera edición
Como suele ocurrir con casi todos los festivales, la primera edición fue poco más que una demo para probar las aguas y comprobar un montón de cosas: la respuesta del público, el funcionamiento de Can Zam como espacio, estudiar el espacio y un largo etcétera lleno de aburridas variables logísticas. Vista con perspectiva, esa primera edición tiene un encanto especial, aunque puede que sea solo la nostalgia, pues el festival contaba con un solo escenario principal, en el pequeño solo actuaban grupos tributo (¡horror!) y el primer día estaba tan poblado de bandas nacionales que el cartel bien podría colado por uno del Leyendas.
Capitaneando a las bandas nacionales se encontraban los Mojinos Escozios de cabezas, un seguro de cachondeo y festividad en el contexto juerguista de un festival, pero también se pudo ver el auge de Sabaton y Kreator que a base de grandes directos y de trabajar su producción terminarían por ser los cabezas fetiche de muchos festivales. Célebre fue también el increíble concierto que dieron unos Twisted Sister a los que “Axl Rose” hizo salir veinte minutos tarde al escenario, convirtiéndolos de facto en los cabezas de cartel extra oficiales.
Sin embargo, creo que todos recordaremos esa edición por ser en la que Manowar decidió plantarse sobre el escenario para ponernos un documental, y es que tocar lo que se dice tocar, tocaron más bien poco, y cuándo lo hicieron fue sin la entrega y pasión que uno esperaría de un grupo que se ha autoproclamado como los “Kings of Metal”. Aunque pudimos ver a bandas jóvenes ascender, también pudimos ver el desmorone de algunas leyendas, y es que el concierto de Los Suaves, con un Yosi desmayado sobre el escenario incluido, profetizaba el oscuro futuro que le esperaba a una banda tan emblemática.
2015, la cosa se pone seria
Tras el rotundo éxito de su primera edición, el Rock Fest se puso manos a la obra y dio un paso adelante lógico y triunfante. De dos días pasamos a tres, de un escenario pasamos a uno y las bandas tributo cambiaron los escenarios por el despacho del abogado que les estaba llevando el divorcio (aunque no por mucho tiempo). Los carteles ya empezaban a ser otra cosa, con unos todopoderosos Judas Priest y Scorpcions brillando en lo más alto como para decir: “esto no es un festival de fiestas de barrio”.
Curiosamente aquel año pensé que sería la última oportunidad de ver a estos dos grupos en viva antes de que desaparecieran en una fría tumba, pero en un curioso giro de los acontecimientos, diez años después estos dinosaurios inmortales vuelven a encabezar el Rock Fest.
A grandes rasgos fue una edición muy potente y con unas bandas sosteniendo el cartel desde el medio que hicieron grandes conciertos. Twisted Sister, esta vez como cabezas oficiales, lo volvieron a petar, Nightwish trajeron más pólvora que los americanos en el día D, y unos Powerwolf que aún andaban enterrados en lo más profundo del cartel dieron un concierto que sonó como un: “Ojo cuidado con nosotros, que no estamos parando de crecer”.
La nota amarga vino de la mano de Status Quo, que aunque obnubilaron Santa Coloma con un concierto glorioso, padecerían el fallecimiento del legendario Rick Parfitt solo uno año después, haciendo de su concierto algo muy especial.
2016, la llegada de la doncella
El Rock Fest parecía imparable y dispuesto a consolidarse como uno de los grandes festivales de España, y en 2016 decidieron ir incluso un paso más allá confirmando a todo un mastodonte capaz de llenar un estadio: los mismísimos Iron Maiden. Acompañándolos en lo más alto estaba nada más y nada menos que King Diamond, que aunque ahora sea un viejo conocido del festival, en su momento supuso su glorioso retorno a los escenarios españoles.
A tamaños nombres les acompañaban otros cabezas secundarios de la talla de Twisted Sister, que dieron su último concierto en España por todo lo alto, mientras que Whitesnake dieron un concierto que flotaba entre lo olviable y lo bochornoso. Por lo demás el cartel estuvo poblado de bandas que hoy serían cabezas indiscutidos, como unos Blind Guardian que dieron un concierto soporífero, unos Amon Amarth que aún no giraban con ochocientas toneladas de pirotecnia y unos Slayer que siempre son un seguro en vivo.
También se rescató el espacio de la Rock Tent para que hubiera una mayor cabida de estilos, permitiendo equilibrar propuestas menos comerciales con las actuaciones de los cabezas de cartel en los escenarios grandes.
2017, la consolidación
Con tres ediciones a su espalda, el Rock Fest se consolidó como una suerte de contraste al Resurrection Fest. Mientras que el segundo apostaba por los sonidos modernos y un público que es todo tatuajes y dilatas, el festival catalán se había coronado como el “festival Paco”, como aquel que no te podías perder si querías ver a los grupos más clásicos antes de que un resbalón en la ducha los llevara a mejor vida.
Las puertas del asilo se abrieron de par en par, y de ellas brotaron nada más y nada menos que Deep Purple, Aerosmith y Alice Cooper, que aunque dieron conciertos con distintos niveles de éxito, supieron contentar con solvencia a aquellos que solo querían un poco de los de siempre. También se logró disfrutar de uno de los escasísimos conciertos de Running Wild.
Especialmente destacable fueron los conciertos de Emperor y Blue Oyster Cult, y especialmente pesado fue el concierto de Avantasia, que aunque en aquel momento no lo sabíamos, se iban a dedicar a atormentar todos los festivales de España en años venideros. También pudimos vivir la despedida de toda una leyenda del rock patrio como Rosendo, al que el Rock Fest brindó de un escenario a la altura.
2018, un Halloween veraniego
Para 2018 la fórmula de contentar al Pacus Vulgaris con las mismas bandas de siempre estaba lejos de agotarse, pero las repeticiones en las partes altas del cartel comenzaron a suscitar algún que otro arqueamiento de ceja. Scorpions y Judas Priest volvían al festival, aunque esta vez a la sombra de un Ozzy Osborne que parecía estar a una suave brisa de morirse y de unos Kiss que se plantaron en Can Zam con todo su espectáculo.
Sin embargo los grandes triunfadores de esta edición fueron unos Helloween pletóricos y recién reunidos que hicieron las delicias del festival con un show de dos horas y media que vivirá por siempre en el recuerdo. Este concierto y el hecho de que en el resto del cartel había nombres como Megadeth, Accept y Dimmu Borgir hicieron que el Rock Fest se sintiera ya no solo como un cartel de referencia en España, sino en todo el panorama europeo.
2019, el que mucho abarca…
Probablemente alentados por el éxito rotundo de la edición anterior, para 2019 el festival tomó la ambiciosa decisión de extender el festival hasta los cuatro días, lo que a la larga para muchos fue considerado como un gran error. El cartel solo contaba con dos grandes nombres para su dilatada duración, unos ZZ Top que parecían estar sostenidos con hilos y unos Def Leppard soporíferos y previsibles.
Afortunadamente el cartel medio estuvo a la altura y salvaron al festival, destacando los conciertos de dos viejos conocidos del festival como Saxon y King Diamond, viejos conocidos que aunque se repetirían más que el ajo, son un seguro de cara a la música en directo. Fue también la primera edición en la que la pista se sentía afluencia, y es que incluso antes de recibir los números oficiales, saltaba a la vista que la asistencia distaba mucho de ser la de ediciones anteriores.
CONTINUARÁ…

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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