Ya se siente en el ambiente. ¿No lo oléis? Cuando uno es un “viejo rockero” afincado en la bonita ciudad vasca de Vitoria-Gasteiz, por estas fechas ya empieza a captar ese característico olor a whisky barato, humo de cigarro negro y cuero viejo. La pierna izquierda comienza a aporrear el suelo de manera rítmica, y en la cabeza una escueta melodía asoma, intentando ser canturreada.
La atmósfera nocturna, impregnada de sudor y vaho, comienza a rodear sigilosamente, cual misteriosa niebla que todo lo envuelve, el recinto de Mendizabala. Un espacio que ha sido testigo impasible a través del tiempo, de casi la totalidad de las veintidós ediciones del festival de rock más ecléctico, auténtico e internacional de nuestro país: El Azkena rock número 23, casi está aquí.
Este año el puesto de honor en el cartel, al menos para un servidor, lo rubrica el incombustible John Fogerty (que ya visitara nuestra ciudad allá por 2017 y que nos dejó sencillamente alucinados con su estado de forma, en un concierto que yo no pude ni quise perderme). Realmente tengo muchísimas ganas de volver a encontrarme con el genio estadounidense, y creo que su mera presencia justifica la entrada del festival. Pero el Azkena, amigos, es mucho más que esto.
Los que ya llevamos unas cuantas ediciones a las espaldas, tenemos algunos momentos grabados a fuego en nuestras memorias. Por ejemplo, el impresionante show de Deep Purple en el año 2005 o el grandilocuente encuentro con KISS allá por el 2010, donde pude disfrutar de la tirolina de Paul Stanley o la pirotecnia final del show, en quinta fila. O el bolazo de Alter Bridge que fue superlativo, a pesar de cerrar el cartel de aquel año. No en vano, algunos de mis conciertos favoritos, se han producido en este festival, pero el que se lleva la medalla de oro fue Lynyrd Skynyrd en el año 2012, con un final de fiesta guitarrero absolutamente irrepetible.
Además de la música, el Azkena lo construimos la gente, los incombustibles. La agitada y extenuante carpa Thrasville siempre es una mezcla de sudor y alcohol, donde puedes encontrarte el mejor ambiente y descubrir grupos que ni por asomo imaginarías: Siempre divertidos y “macarras”, con ese toque underground que ningún otro festival del mundo tiene.
Y como los viejos roqueros, cada vez somos más viejos, incluso hay plan para los más peques: Autos de choque, guarderías… ¡No os lo imaginaríais!
Se trata de unos cuantos días donde los desconocidos no lo son tanto, y el buen rollo une a miles de almas venidas de todos los rincones del mundo, con un único objetivo: Disfrutar de la música, el ambiente y de Vitoria-Gasteiz.
Bien es cierto que el cartel de este año poco o nada tiene que ver con el heavy, pero siempre hay cosas interesantes que ver, más o menos alejadas del rock. Personalmente he descubierto a grandísimos artistas en este festival, como a los Gasteiztarras (ya desaparecidos) Arenna, a la impresionante vocalista Imelda May, o a los americanos Tesla, por ejemplo. Así que desde aquí rompo una lanza en favor de este festival, y animo a todos los lectores a asistir sin dudarlo, ya que es probable que no hayan asistido nunca a un festival ni remotamente parecido.
Y aviso, por si acaso: El azkena engancha. Si vienes, repites. Aquí tenéis el enlace para las entradas: https://azkenarockfestival.com/tickets/

Nanotecnóloga y química de formación y amante de la música como pasión. Me gusta la música en todas sus vertientes. Empecé tocando el violín y de la música clásica pasé al rock y al metal (mis primeras bandas fueron AC/DC y Mägo de Oz, por supuesto). No tengo muchas bandas predilectas, aunque Rulo siempre encabeza el podio. Helloween, Volbeat o Greta Van Fleet le siguen de cerca. Mis gustos han cambiado a lo largo de los años pero siempre abierta de mente, así que le doy al hard rock, al power, al death metal (melódico) y a todo lo que me haga descubrir cosas nuevas o me sepa impresionar.
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.