BajopresióN da una última lección de metal en su décimo aniversario, y un concierto de despedida rodeados de amigos y grandes invitados

Tras varios años de inactividad, los madrileños BajopresióN volvieron para celebrar su décimo aniversario el pasado 24 de mayo, y también para despedirse para siempre de su público. Javi Canseco, bajista creador de la banda que también ha estado en formaciones como Cuatro Gatos o Asfáltika, ha decidido poner un punto y final a su carrera, y este concierto era su despedida del mundo de la música. Por lo tanto, con este adiós de un gran músico que también supone el adiós de la banda, no era de extrañar que la sala Revi Live estuviera tan llena de familiares y amigos, y que hubiéramos ido desde ciudades como Castellón o Sevilla.

 

Por lo tanto, era un concierto especial, y esto se notaba en otros aspectos como que a cinco minutos de que empezase hubiera el triple de gente fuera charlando entre ellos que dentro de la sala. Era un evento familiar, una fiesta entre amigos, y en cuanto empezaron a sonar las primeras notas todos acudieron y la sala se quedó con muy buen aforo. El inicio fue pintoresco, con una performance en la que El Alquimista, un misterioso encapuchado, se acercaba hasta que otro personaje con una máscara de gas se lo llevaba.

 

 

 

Entonces comenzó el enérgico torrente de música con el tema «Delirios», en el que el hombre con la máscara de gas se paseaba por el escenario y terminó ondeándola bandera de la banda desde detrás de la batería. Detrás le siguieron «Límites del miedo», «Condenado a Divagar» o «El Guardián». En estos primeros compases del concierto, la energía era total, y sabía más al retorno de una banda que a su despedida. Canseco lo daba todo en primera línea, siempre ha sido un músico muy carismático, y Antonio Robledillo lo daba todo con su voz, moviéndose sin parar de un lado al otro del escenario e interactuando con todos los integrantes. Gabriel Ruiz iba marcando el ritmo con la batería, sin llamar la atención pero con mucha solidez, y Rodrigo Alvarez-Martín mostraba sus buenas artes a la guitarra, pero más quieto en su lugar, contrastando totalmente con el bajista.

 

En este punto, he de reconocer que este era el primer concierto que iba de esta banda, y que BajopresióN ha pasado bastante desapercibido para mi en su década de existencia. Pero es una de esas bandas en las que los temas suben muchísimo de nivel cuando los tocan en directo. Y si esto ya me pasaba con algunos que no me convencían demasiado y que luego en el concierto disfruté como nadie, cuando empezaban otros como «Ángel o Diablo», entonces solo podía lamentar que fuera a ser también la última vez que los viera. El concierto siguió con otros cortes como «Imperio de Monstruos» o «Surcando los bares». Para esta última, a Javi Canseco y Rodrigo Alvarez-Martín les pusieron dos tambores delante, y empezaron a tocar como si estuvieran remando en las galeras. Un buen himno de hermandad.

 

 

Luego le llegó el turno a «Recuerdos del Ayer», canción para la que presentaron a su primer invitado: Isaac Palón, cantante de bandas como Viga, Shaigon, y que también ha seguido con su propia carrera en solitario. Su voz conjugaba muy bien con la de Robledillo, tanto que tras terminar le invitaron a quedarse para tocar «Tú Mismo».

 

Fue en ese momento en el que Javi Canseco cogió el micrófono, y entonces sí que todo empezó a tener un sabor de verdadera despedida. Empezó a agradecer a todos los asistentes que estuvieran ahí, así como a todos los que le han estado siguiendo a lo largo de los años. Tuvo una mención especial para sus anteriores proyectos, y al hablar de Cuatro Gatos llamó para que se acercara uno de sus mejores amigos, con quien compartió aquella banda. Se trataba de Joaquín Arellano «El Niño», en cuya trayectoria musical figuran bandas como Muro, Saratoga, Cuatro Gatos o Runa Llena, y que ha sido de batería de bandas como Mägo de Oz y actualmente Kabrönes. Canseco le agradeció haber estado siempre a su lado, y El Niño se sentó a la batería para, junto al guitarrista Ismael Gutierrez que también subió para colaborar esta noche, tocarse una versión del «Wasted Years» de Iron Maiden. Fue un momento emotivo que terminó en abrazos y saludos.

 

 

A continuación, Antonio Robledillo cogió una guitarra acústica y le dedicó a su pareja la canción de «Cien Años», a la que siguieron «Calor y Fuego» y «Mi Rebelión». Empezamos a acercarnos al final del concierto, con la canción de «El Alquimista». Es entonces cuando este personaje volvió a aparecer vestido de monje. Durante un momento, esto me recordó muchísimo a Dry River cuando en «La Serpiente» también tienen a un personaje vestido de monje, solo que BajopresióN lo lleva haciendo bastante más años, y este monje alquimista no se queda quieto, sino que va recorriendo el escenario interactuando con todos los músicos.

 

Tras tocar después «La Senda del Tiempo» y «Despiértate», las luces se apagaron y los músicos se marcharon. Todos los asistentes empezaron a pedir más, como es costumbre, y a los pocos minutos la banda volvió a coger los instrumentos, bromeando sobre qué hubiera pasado si simplemente se hubieran saltado el protocolo y se hubieran marchado. En ese momento llegó el momento para los dos últimos bises, «Más Allá del Sueño» y «Último Adiós», que fue especialmente emotiva al ser una canción de despedida… y tocarse en una real. Un buen detalle que fuera el último tema que esta banda vaya a tocar (que sepamos) encima de un escenario.

 

 

Y así acabó todo, con los músicos y sus colaboradores fundiéndose en abrazos encima del escenario, y un público feliz y algo emocionado debajo. Yo me marché con algunos sentimientos encontrados: por una parte estaba feliz de haber podido acudir a una despedida como esta, pero por otra me dio bastante rabia no haber conocido antes a BajopresióN, porque realmente me sorprendieron muy para bien, y fueron capaces de hacer crecer muchísimo sus temas cuando los tocaban en directo. También me dio un poco de pena que no hubieran sido algo más conocidos, que no hubieran tenido más recorrido a nivel nacional. La música es muchas veces injusta. A la vez, me daba un poco de pena que fuera la despedida de Javi Canseco, un bajista al que llevo siguiendo un par de décadas, y que tiene un gran carisma encima del escenario. Aunque he de decir que tengo la esperanza de que ni el músico ni su banda hubieran dicho su última palabra, y que alguna vez en el futuro vuelvan a subirse a un escenario.

 


Descubre más desde Stairway to Rock

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja una respuesta