Avantasia
12 de abril – Palacio Vistalegre
Madness Live
Crónica: Dr. Reifstein
Fotos: Irene Kilmister (fotos tomadas en el concierto de Barcelona (Sala Razzmatazz, 11 de abril), cortesía de Maxmetal.net)
La noche del 12 de abril, el Palacio Vistalegre de Madrid se transformó en un reino de fantasía y poderío musical con la llegada de Avantasia y su nueva gira. Tobias Sammet venía con nuevo disco debajo del brazo, y aunque en los antiguos mapas se escribía Here Be Dragons para advertir sobre territorios desconocidos, hay que reconocer que lo que pudimos presenciar fue tan familiar, cercano, espectacular y divertido como siempre…¡o quizás incluso mejor! Había dudas sobre si veríamos un show similar a lo que tuvimos hace tan solo unos meses con el añadido de 3-4 temas nuevos, pero lo cierto es que nada de lo que allí sucedió supo a deja vú, lo cual es muy de aplaudir. Acompañado de un elenco estelar de músicos y vocalistas invitados, Avantasia nos ofreció un show tan descomunal como su alineación de voces legendarias.
Eso, sumado a la espectacular producción, hizo que Madrid se entregara sin reservas a ese viaje de fantasía, desde que cayó el gran telón con el nombre de la banda. Eso sí, un viaje que arrancó con ciertos baches: el concierto empezó con diez minutos de retraso que hicieron pensar en problemas técnicos. No sabemos si guardaba relación, pero lo cierto es que una vez empezado el concierto, y especialmente en la primera mitad de la actuación, desde algunas zonas de la pista el sonido era un dragón difícil de domar, con una batería apenas perceptible y una mezcla algo embarrada.
Hay que decirlo: es bien sabido que sonorizar Vistalegre no es tarea fácil, y los técnicos hicieron su magia poco a poco, hasta que todo sonó de manera aceptable. Eso sí, me fui moviendo a varios lugares durante el transcurso del show, y en las zonas más cercanas al escenario se escuchaba razonablemente bien, incluso desde el principio. A pesar de estas complicaciones, la respuesta del público fue espectacular desde el primer segundo. Aunque no se colgó el sold-out (sábado de inicio de vacaciones) hubo una afluencia de gente más que decente, demostrando una vez más esa conexión única entre la banda y los fans, que generaron un ambiente de fiesta metalera como pocos he tenido la suerte de presenciar.
En cuanto al setlist, podemos decir que fue soberbio. Le dieron mucha cancha a su último lanzamiento, como debe ser (6 temas). Además, los nuevos temas en directo sonaron como un cañón, mucho más disfrutables que en estudio. También nos gustó mucho que incorporaran temas que hacía tiempo que no veíamos en directo. Esto hizo que, a pesar de haberles visto ya 3 veces en menos de un año, el show no se hizo repetitivo en absoluto. Eso sí, siempre hay margen de mejora con los temas escogidos, pero eso ya es una cuestión 100% subjetiva.
Personalmente, rotaría más temas de los habituales, que al final se llevan el 50% del show. Soy consciente de que es complicado, ya que por ejemplo quitaría temas como “Dying for an Angel”, pero luego ves la reacción del público y entiendes por qué siguen siendo parte esencial del show. Antes de entrar en materia, no dejaremos de rendir tributo al artífice de todo este tinglado. Además de su talento creativo y la visión necesaria para que esta maquinaría siga funcionando con tanta perfección, Tobias Sammet fue, como siempre, el perfecto maestro de ceremonias. No paró de moverse y de dirigirse al público, interactuó con todos sus compañeros de escenario e interpretó los temas con maestría.
Y por interpretar, no nos referimos a la parte estrictamente vocal, que quizás sea su talón de aquiles (tampoco hubo nada negativo que destacar al respecto), sino en la ejecución escénica, una cualidad en la que muchos vocalistas fallan, y donde él es un auténtico superdotado. Es un animal escénico vocacional que sabe cómo hacerte sonreír, y gracias a esos toques de humor logra amplificar el contacto con los fans, que es una de las claves del éxito de Avantasia. De hecho, y como es ya tradición en los conciertos de Avantasia en Madrid, Tobias Sammet no dejó pasar la oportunidad de mencionar, entre risas, el siempre polémico tema del precio de la cerveza (cierto es que al menos no ha subido desde aquella primera vez que lo mencionó).
Entramos ya en materia. Como ya habíamos comentado, tras diez minutos de retraso se apagaron las luces y comenzó a sonar la misteriosa intro de “Creepshow”. De repente, su riff de guitarra inicial comenzó a sonar ya en directo, y el telón cayó ante el delirio de los asistentes en medio de un estallido de columnas de humo y fuegos (serían una constante durante todo el show), con toda la banda ya en el escenario ejecutando el tema, y Tobias en el centro de todo, quedando claro que el timón está en sus manos. El primer single de Here Be Dragons demostró su “punch” comercial con el público ya entregadísimo desde el inicio. Sin duda, el ambiente festivo y enérgico del tema sirvió de introducción perfecta para todo lo que estaba por venir.
A continuación, una mágica transición del presente inmediato al pasado más lejano de la banda, ya que venía “Reach Out for the Light”. Un clásico instantáneo, potenciado por la entrada de Adrienne Cowan, que hizo el tema suyo sumando poder vocal y emoción (menudo agudo se marcó justo antes de empezar la sección instrumental del tema). Sammet y Cowan se complementaron perfectamente, en la que fue una de las mejores dinámicas vocales de la noche (bueno, en realidad fueron muchas, y es realmente complicado decir cuál nos gustó más).
Minidiscurso de Tobias para saludar al respetable y, por supuesto, bromear: “it´s so great to be back here, a place with the most expensive beer in all fuckin Europe!”. A continuación vuelven los dragones con “The Witch” y Tommy Karevik encapuchado, quien interpretó esta canción con su habitual intensidad dramática, que atrapó a todos. Si en el estudio “The Witch” ya era un tema potente, en directo alcanzó otra dimensión. Karevik, además de brillar vocalmente, desempeñó también el papel de frontman en varios momentos (Sammet es también generoso en ese aspecto, no pretendiendo acaparar todo el protagonismo, lo cual le honra). El caso es que Karevik supo llevar la energía del público a niveles altísimos. En la parte final de la canción, el espectáculo alcanzó su punto culminante, con un despliegue de voz y presencia de Karevik que hizo del tema uno de los más memorables de la noche.
En un ir y venir temporal que sería una constante a lo largo de la noche, regresaron atrás en el tiempo para regalarnos “Devil In The Belfry”, temazo que además nunca había sido tocado en Madrid. Aquí Herbie Langhans bajó de su plataforma para encargarse de la parte vocal de Jorn Lande con total maestría. Eso sí, en este punto nos gustaría señalar a los otros héroes de la noche, que a veces quedan un poco tapados ante tantos vocalistas increíbles. El magnífico Sasha Paeth, co-cerebro en la sombra de Avantasia, brilló con luz propia, bien complementado por Arne Wiegand.
A continuación, otro “momento Tobias” en el que nos contó que con Madrid acababa la primera parte del Tour, y que por lo tanto sus recuerdos estarían muy marcados por lo que pasara esa noche (chantaje emocional en toda regla, pero… ¡funcionó!). Como anécdota, pidió un especial apoyo para Here be Dragons, y para cualquier nuevo lanzamiento de cualquier banda que se esté presentando en directo, frente a la típica actitud de pedir solo temas “de toda la vida”. Francamente, no podemos estar más de acuerdo, y por eso os lo contamos aquí.
A continuación, “Phantasmagoria” nos trajo al escenario a Ronnie Atkins, otra leyenda y una lección de vida y entrega (como sabéis, lleva 5 años batallando contra el cáncer de pulmón, y no ha parado en ningún momento). El tema es enérgico de por sí, pero en directo y con un Atkins pletórico en el escenario ganó muchísimos enteros, siendo la parte coral absolutamente respaldada (y disfrutada) por el público.
Tocaba frenar un poco, y seguir llenando el escenario de estrellas. Sin descanso, los primeros acordes de “What´s Left of Me” marcaron la aparición del gran Eric Martín, baladón y otro momentazo que nos brindó la perfecta química que tiene con Sammet, quien le dejó todo el escenario para él en la primera mitad del tema. Nos quedamos con los momentos finales del tema, luces bajas, ambiente íntimo, focos sobre Eric Martin brindando los compases finales del tema, y un público que no paraba de aplaudir.
No se retiraba Eric, ya que al instante siguieron con “Dying for an Angel”. Hemos dicho ya varias veces que el público estaba absolutamente volcado con el show, pero este tema marcó la recepción más entusiasta hasta ese momento de la noche. Tras finalizar, otro ratito de Tobias rajando (ya vemos claro el patrón de ir alternando temas del último con temas clásicos y discursos de Tobias breves y bien distribuidos…¡estudiadísimo!).
Se trataba de presentar el siguiente tema, y Tobias nos explicó con detalle su temática, basada en la crítica fácil que artistas como él (y obviamente muchos otros) reciben en redes sociales. “Against The Wind” fue ese tema, sin duda otro de los sobresalientes adelantos de Here Be Dragons, y contó con la cara nueva de esta gira, que fue el demoledor Kenny Leckremo, que se mostró tan energético y capaz como cuando actúa con sus H.E.A.T. Kenny desbordó carisma y poderío en el escenario. No paró de moverse, bailar y conectar con el público de una forma única, aportando una vitalidad extra que hizo que este tema cobrara nueva vida en directo, especialmente en su parte final.
Llegan más dragones, con la canción que da título al álbum. Recepción inicial un poco tibia, también por el inicio más pausado y el tempo de este tema, más hecho para paladear de forma tranquila. Eso sí, el estribillo épico si que supo levantar a la audiencia. Tommy Karevik, esta vez sin capucha, regresó aquí para sustituir la voz de Geoff Tate, sin fisuras. Además, fue él quien se encargó de presentar a Sammet a la audiencia, dando lugar a uno de los aplausos más entusiastas de toda la noche. Al César lo que es del César.
Cerraría este triplete de temas nuevos la medieval y épica “Avalon”, en la que Adrienne volvió a bendecirnos con sus altísimos registros y Arne tuvo un espectacular momento de lucimiento con la parte de solos del tema, demostrando que no ocupa el puesto de Oliver Hartmann por casualidad. A continuación, breve juego de dividir al público en dos secciones para ver quien grita más alto (juego quizás ya muy trillado), y entonces una tormenta se cernió sobre el público en forma de la apoteósica “Let The Storm Descend Upon You”, tema que nos llevó a sobrepasar el ecuador del show, y que contó con Herbie Langhans y Ronnie Atkins. No vamos a desgranar las excelencias de este tema, quizás el mejor que ha salido de la chistera de Sammet. Desde luego, parte del público lo entiende así, dada la clamorosa reacción.
Ronnie Atkins tuvo entonces su momento de interacción con el público y aprovechó entonces para animar a seguir con la fiesta, recordándoles que era sábado noche. El ambiente estaba cargado de euforia, y el público le respondió con entusiasmo, antes de presentar a su “toxic twin” (Eric Martín). Entre los dos colonizaron el escenario para llevarnos a una “Promised Land” que hicieron suya.
Este tema sirvió de antesala a otro de los momentazos del show: “The Toy Master”. Desde un “trono del mal flamígero” oportunamente colocado en el centro del escenario, Tobias Sammet supo interpretar el tema con toda la teatralidad que el maestro Alice Cooper aportó en la versión de estudio. Quizás llevaban 15 años sin interpretar este temazo en directo, así que fue un lujo disfrutarlo, llamando también la atención el gran protagonismo que tuvo The Scarecrow a lo largo de la noche. De hecho, el siguiente tema fue “Twisted Mind”, momento que Sammet aprovechó para tener un descanso un poco más amplio, dejándolo todo en manos de Martin y Atkins. Entre los dos supieron recrear a la perfección la atmósfera más oscura y pesada del tema.
Cambio de voces para una de las muchas joyas de la noche. “The Wicked Symphony” volvió del pasado y quedó en manos de Tommy y Kenny, que realizaron una interpretación impresionante, con muchísima química escénica en la que sus dos estilos ciertamente contrapuestos, en conjunción, nos elevaron a lo más alto. Sin duda, la fuerza interpretativa de estos dos titanes aportó una dimensión épica a esta pieza, especialmente en la parte central, en la que ambos crearon un momento casi etéreo, en plan «fantasma», que dejó al público completamente hipnotizado, aunque duró poco. La armonización de sus voces fue mágica, haciendo que el tema tomara una nueva dimensión en directo. Sin duda, la mejor versión de “The Wicked Symphony” que he visto en mi vida.
Herbie y Kenny se ocuparon de la obligada “Shelter from the Rain”. Aunque aquí fue imposible no echar de menos al insustituible Kiske, la interpretación de ambos vocalistas fue espectacular. Mención aparte al hecho de que Tobias siguió dosificando energías, demostrando la confianza que tiene en sus compañeros. Su retorno se produjo junto a la fantástica Chiara Tricarico, quien ya había estado haciendo una labor brutal en los coros, para atacar con “Farewell”, no sin antes hacer la típica foto con el público moviendo sus móviles encendidos (vale, este recurso también está ya un poco gastado).
Nos aproximamos al final, con la eterna “The Scarecrow”, en la que Sammet fue apoyado por Ronnie Atkins, quien volvió a brillar con luz propia, transmitiendo la misma intensidad y emoción que la versión original del tema con Lande. “Death Is Just a Feeling” demostró a continuación que no deberían haber pasado casi 15 años sin disfrutarla en directo (no me cansaré de poner en valor el puñado de temas que se trajeron del pasado). No estaba Oliva, pero Tobias se bastó él solo para mantener la intensidad de un show que llevaba ya dos horas y cuarto. Como siempre, no se limitó a cantar, sino que interpretó cada palabra, dotando a la canción de una carga emocional única, y es que esa habilidad para transmitir tanto a través de su presencia y su energía en el escenario lo convierte ya en una leyenda viva del rock. Sammet se merece todos los aplausos que recibió al finalizar este tema, que supuso el final antes de los bises.
Un gran piano en medio del escenario dejó muy claro lo que se venía a continuación, con Tobias contándonos que no tiene ni idea de como tocarlo, alegando que en Avantasia no hay playback ni pistas pregrabadas, ni inteligencias artificiales…todo «100% en directo, y con 100% de estupidez humana» (muy grande). “Lucifer” inundó el recinto, con esos acordes cargados de melancolía al inicio, antes del subidón de energía en el que, esta vez sí, el piano acabó en llamas (es algo que a veces pasa, a veces no). Por lo demás, “Lucifer” fue uno de los temas más intensos y teatrales del set.
El resto de la historia lo conocemos bien. Eso sí, faltaba presentar a la base rítmica: Andre Neygenfind al bajo y Felix Bohnke a la batería (¿será Felix el músico que más tiempo ha estado codo con codo con Tobias, ya desde aquellos lejanos tiempos con los añorados Edguy?). Es posible que se nos pasara el momento de su presentación, pero no queremos dejar de poner de manifiesto el enorme talento del teclista Miro Rodenberg, compañero de tablas de Sasha ya desde aquellos tiempos de Heaven´s Gate (si no los conocéis, ya sabéis lo que tenéis que hacer), y que ha aportado su magia en infinidad de grandes bandas.
Esto ya sabía a despedida, y “Lost in Space” nos inundó de magia, con un público que gritó a pleno pulmón ese “How could I know, how could I see”. Antes del final, agradecimiento de Tobias al público (bien merecido), pequeña broma con un “regalo” que le hicieron llegar desde el público (no pudimos enterarnos de lo que se trataba), y ya el final con ese medley “Sign of the Cross-The Seven Angels”, del cual diremos que lleva tanto tiempo cerrando conciertos que ya tocaría darle relevo…¿y si lo cambiamos por una versión ultra-extendida de “The Seven Angels”? ¡Yo lo firmaba!
Aunque habitual, el cierre tras casi dos horas y cuarenta minutos no dejó de ser impresionante, con toda la alineación de músicos sobre el escenario, confetti a raudales, el público sumido en un clamor total, y al fondo, la proyección de una bandera nacional con un mensaje de agradecimiento a Madrid. Vamos a ser puntillosos…en el mensaje decía «Madrid, estais locos», pero le faltaba la tilde en estáis. Bonito detalle, en cualquier caso.
En definitiva, Avantasia volvió a ofrecer en Madrid una noche inolvidable, donde la maestría musical y la puesta en escena se unieron para crear una experiencia única, en lo que fue un ejemplo perfecto de comunión artistas-público. ¡Que no nos falten nunca!

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