73/100
25 de abril de 2025
ROAR Music
Más metálicos que una lluvia de hachas y más auténticos y trves que el acero toledano… Sacred Steel vuelven a dar señales de vida a pesar de que nunca se fueron, sí que fue un servidor quienes les perdió la pista. Recuerdo como si fuera hoy la irrupción de discos como Reborn in Steel y Wargods of Metal en unos años en los que había bastantes bandas del estilo de heavy metal clásico cazurro, que no llegaron más allá, pero que colorearon esos últimos años de los 90.
Nombres como los de Pegazus o Steel Prophet dieron cancha al metal más old school. Pero los germanos Sacred Steel consiguieron fans y llegaron a actuar en giras y grandes festivales y hasta tenían un punto de autoparodia. Su esparcimiento de tópicos sigue siendo tan constante como excesivo y siempre vi a “Heavy Metal to the End” como una canción de coña. Era un himno de fiesta de borrachera, pero no iría más allá. Ahora, 25 año más tarde, presentan Ritual Supremacy, y a pesar de algunos cambios de formación, han subido bastante el nivel, pero siguen siendo ellos…
Bienvenida es la canción que da nombre al disco pues es justamente lo que uno espera de esta banda: Puro y directo heavy metal old school por la vena. La voz de Gerrit sigue siendo tan personal como siempre, aunque aquí es menos aguda y más cercana a Kai Hansen, por lo que es rasgada. Guitarras dobladas y metal protopático, pero de lo más simpático y auténtico. Atención al final hímnico pues es pura carne de directo. Hay que rendirse ante títulos como “Leather, Spikes and Chains”… Aquí quedan más cerca de Anvil que otra cosa, para lo bueno y para lo malo. Siempre han tenido un punto de parodia, y esta canción puede circunscribirse aquí. El caso es que en la letra, dejan claro que han vuelto.
En “The Watcher Infernal” es puro metal en vena en una composición extensa de casi seis minutos en un medio tiempo sembrado de tópicos, pero muy entretenido. El doble bombo de Matthias Straub entra en momentos puntuales de arrebatos espídicos, pero todo vuelve al medio tiempo. Contrariamente, en “A Shadow in the Bell Tower” hay mucha más velocidad y las guitarras dobladas de Jonas Khalil y Jens Sonnenberg. Bajo profundo y presente de Kai Schindelar para firmar un tema muy efectivo y directo en sus poco más de tres minutos. Y es que no hay ni trampa ni cartón… son como son: lo tomas o lo dejas.
“Entombed Within the Iron Walls of Dis” es la canción más larga, y de largo. Nos vamos casi a los ocho minutos de composición, a trote caballuno y siendo un heavy metal de manual puramente old school. Hay un importante tramo instrumental con muy buenas guitarras que superan de mucho lo que ofrecieron en sus primeros discos. “Covenant of Grace” se inicia con contrastes de potencia y susurros, a la vez que con guitarras punteando con ecos y con unos versos muy atmosféricos.
Sorprende hasta cierto punto “Bedlam Eternal” por su cadencia casi doomera. Estaríamos ante una de las canciones que más “sorprenden”, pues es la primera que rebaja pulsaciones. Pero lo más oscuro es, y de largo, “Demon Witch Possesion”, tema que ha llegado a single y que posee unas voces realmente graves, como si Gerrit quisiera tirar de rasgados o de growls, pero no es un cantante que le queden cómodas esas tesituras.
“Omen Rider” posee un gran arranque y un riff puramente Running Wild, lo cual siempre es muy bienvenido. Muy buenas guitarras, platos de batería algo apagados, y, en definitiva, uno de los temas más logrados del trabajo. Incluso juegan con un interludio en el que vuelven a usar acústicas. Finalizan con “Let the Blackness Come to Me”, con un inicio con acústicas y voz muy logrado y mostrando la cara más accesible y hasta cierto punto, baladera, de una banda que siempre se ha caracterizado por ir a sota-caballo-rey y en el metal tachuelero. Bonito final, repuntado incluso por unos teclados.
Hemos tenido que esperar hasta nueve años para reencontrarnos con nuestros dioses particulares que siguen empuñando espadas, vistiendo gafas de sol y llevando cinturones de balas. Ritual Supremacy es un buen disco que sigue demostrando que el grupo sigue erre que erre y que puede mantener la calidad e incluso elevarla. No les pediremos que cambien o que prueben experimentos raros. Un grupo como Sacred Steel tiene la fidelidad y el inmovilismo estilístico como máxima, y por eso les seguimos amando…

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.