¿Has llorado en un concierto? Göran Edman, vocalista de Headless

No se me ocurre nada. Nunca he llorado en una situación en vivo. Quizás con dos álbumes escuchándolos en casa, pero yendo a un concierto no creo haber llorado nunca. He escuchado mucha música maravillosa, que tal vez, me ha dado escalofríos o algo así, pero llorar, sabes…

¿Y actuando? ¿No en un concierto? ¿Tú cantando? ¿Nunca lloras mientras cantas en el escenario?

No, cuando canto en el escenario estoy tan malditamente nervioso que más bien me estoy cagando de miedo. Así que estoy totalmente bloqueado cuando estoy en el escenario, porque soy sociopático. Así que tengo una especie de ansiedad por estar en el escenario. Es como si tuviera que luchar y pelear con esa ansiedad desde el principio hasta el final, y hasta horas antes, y después, es más como preguntarme qué diablos hice, y a veces… puedo vivir con lo que hice, y a veces, solo quiero esconderme en una esquina, encerrarme en una habitación y no hablar con nadie por un rato largo hasta que empiece a sentirme menos avergonzado por lo que hice en el escenario.

Así que eso es con lo que lucho y con lo que he luchado toda mi vida. Por eso no había placer para mí en tocar en vivo. Lo odiaba. Me gusta estar en el estudio donde no hay nadie, donde puedo sentarme solo, ya sabes, y hacer lo que quiera y nadie me juzga, sabiendo que puedo intentar muchas cosas y puedo fallar, pero nadie lo escuchará, solo yo, y puedo borrarlo y hacerlo otra vez. Ese es el tipo de situación en la que me siento cómodo. Por eso me veo más como un músico de estudio que como un músico en vivo.

Jordi Tàrrega Amorós

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.