Weather Systems + Haunt the Woods
04/05/2025 – Sala Mon
Madness Live
Redacción y fotografía: Dr. Reifstein
(foto de portada tomada del Facebook oficial de Weather Systems)
A golpe de domingo y tras un largo puente, recibimos la primera visita de Weather Systems a la capital. Tras el largo invierno emocional que supuso la despedida de Anathema, la nueva banda de “Los Danieles” (Cavanagh y Cardoso) venía con su primer álbum debajo del brazo. Ocean Without a Shore es su nombre, y ya fue convenientemente diseccionado por nuestro Jordi Tàrrega, con un veredicto que no hizo sino subirnos el hype de cara a su puesta de largo en el escenario.
Pero la noche iba en clave de estreno, y es que los británicos Haunt the Woods venían para ofrecer también su primer concierto por estos lares. Una ocasión singular, ya que hasta la fecha raras veces habían salido de su Inglaterra natal. Provenientes del suroeste, Haunt the Woods parecían una adecuada elección para abrir los conciertos de la nueva banda de Daniel Cavanagh.
Su estilo bordea de forma magistral el rock alternativo, entrelazándolo con algunos retazos de progresivo y folk, abrazando en algunos momentos el pop más comercial. Por daros algunos nombres que ellos mencionan entre sus influencias, estaríamos hablando de bandas muy grandes, como Pink Floyd, Muse, Jeff Buckley o Radiohead. Aunque en una aproximación más “de la casa”, yo los definiría como una versión de Alter Bridge sin distorsión, con más sensibilidad prog y arreglos ambientales. Alrededor de ese esquema orbita el universo de Haunt the Woods.
Con una sala todavía a media entrada salieron a escena con puntualidad «británica», de forma absolutamente sosegada, inundando el escenario de paz y espiritualidad. Sencillamente subieron, tomaron sus instrumentos, el rubio vocalista Jonathan Stafford se puso delante del micro, melena al viento (había dos ventiladores colocados estratégicamente, que también darían juego en Weather Systems), y empezó a cantar sin más cuando acabó la breve intro dio paso al primer tema de la noche, “Elephant”.
Me pareció mágico el inicio… la voz tímida, desnuda de Jonathan, acompañado de muy tenues notas de su guitarra acústica, hasta que entró el resto de la banda en un primer estallido de intensidad en el que ya me ganaron (en un minuto de actuación). Pura elegancia y sencillez, que escondía mucho más de lo que a primera vista parecía.
¿Os he hablado de la voz de Jonathan Stafford? Creo que no me equivoco si digo que fue de lo más destacado de la actuación (sin desmerecer al resto de músicos). Una auténtica pasada en lo que se refiere a rango vocal y capacidad de transmitir emociones. Brillaba especialmente en los agudos, pero no sería justo detenerse solo en eso. El resto de la banda también estuvo brillante en sus respectivos instrumentos: Jack Daniel Hale al bajo (a veces teclados), Phoenix Elleschild con la guitarra (Jonathan acompañaba también, sobre todo con acústica), y el sonriente batería Oliver Bignell.
Ya adentrándose en su último trabajo, “Gold” y “Save Me” fueron los siguientes temas interpretados, ejecutados de forma consecutiva y sin presentación previa. En general, la banda se mostró parca en palabras y generosa en música. Aquí Jonathan se colgó una acústica, y el bajista contribuyó a la sonoridad de los temas con los teclados (aunque también usaron pistas pregrabadas).
El siguiente tema, “Ubiquity”, sí fue anunciado como la canción que da nombre a su más reciente disco, después de un tímido saludo por parte de Jonathan. A estas alturas del concierto, además de la excelente calidad del sonido, comenzaba a llamar la atención la cuidada iluminación.
En lugar de contar con el típico set de luces discreto reservado para las bandas teloneras, Haunt the Woods pudo aprovechar el montaje completo que más tarde utilizaría Weather Systems (eso sí, con mucho menos espacio en el escenario). Teniendo en cuenta la propuesta íntima e introspectiva que ofrecían, esta iluminación jugó sin duda a su favor, ayudando a crear una atmósfera envolvente que cautivó por completo al público.
De hecho, a medida que avanzaba el concierto y el público seguía entrando en la sala, siempre en un respetuoso silencio, el ambiente se fue cargando de una energía casi hipnótica. Quien llegaba, se incorporaba con naturalidad al concierto y quedaba absorto ante la intensidad de la propuesta de los ingleses.
Para la siguiente, “Overflow”, tanto Oliver como Jack le tuvieron que recordar a Jonathan que no necesitaba la guitarra (fue un momento simpático). Este procedió a quitársela y proseguir, dejando el escenario en un momento del tema, para que Phoenix tuviera su momento de lucimiento (un crack, por cierto).
Siguieron con “The Line, Pt. II” (grandioso tema, estando su primera parte ubicada en un EP del 2017, del mismo nombre, del que también tocarían “Helter Skelter”). En este tema Phoenix se marcó un solo de escándalo, que levantó un gran aplauso del respetable (a estas alturas, la sala estaba ya prácticamente llena. Tras “Said and Done” todo apuntaba ya a retirada, no sin antes brindarnos el mejor momento de la noche.
Para la canción de cierre, “Sleepwalking”, pidieron espacio al público y se bajaron los 4 a la pista. El público muy respetuosamente hizo un círculo, y allí interpretaron el tema en formato acústico y con armonías a cuatro voces, ante el alucine de todo el personal, por el ambiente que lograron crear. Sin duda una forma mágica de rematar su debut en Madrid.
Seguimos con el plato fuerte de la noche. Daniel Cavanagh parece haber encontrado un nuevo océano azul en el que navegar con su música. Ese océano podría ser el Atlántico, que baña las costas de nuestros vecinos de Portugal, por ser el lugar de procedencia del 75% de la banda actual.
De este modo, Cavanagh está (muy bien) acompañado por Daniel Cardoso, todo un “partner in crime” también proveniente de los añorados Anathema, la vocalista femenina Soraia Silva que fue una de las agradables sorpresas de la noche, y un muy solvente al bajo André Marinho.
Como primer apunte de lo que vivimos durante la actuación, diremos que Daniel, tras una época muy tormentosa que siguió al fin de Anathema, ahora parece haber aprendido a convivir con las nubes y a seguir caminando. La melancolía sigue ahí y la lluvia persiste, pero lo hace de otra forma… con serenidad, y acompañada de una sonrisa… nos alegramos enormemente por ello.
El concierto que presenciamos nos confirmó que los vientos del pasado aún soplan con fuerza, en forma de un setlist bien balanceado en el que los temas más clásicos de Anathema tuvieron un poco más de protagonismo (10 canciones), pero dándole suficiente cancha a Ocean Without a Shore en forma de 7 temazos que empujaron con dirección firme hacia esa primavera que Weather Systems pretende ser… como el deshielo tras un largo invierno o como un renacer inesperado. De este modo, la banda desplegó en la Sala Mon un abanico de emociones y colores del que resultó imposible escapar sin una sonrisa dibujada en el rostro.
Todo comenzó puntualmente las 20:30, momento en el que la banda fue paulatinamente colonizando el escenario con la mejor de sus sonrisas, al amparo de una intro grabada (“All Eyes On Me”, de Bo Burnham, interesante elección). Saludaron, Daniel nos pidió levantar las manos de forma cantada, siguiendo la línea vocal de la intro (quedó muy simpático), y todo comenzó con “Deep”, una elección que sirvió como puente entre el legado de Anathema y esta nueva etapa musical de Cavanagh (fue enlazada con temas de Weather Systems).
Tras un pequeño speech de Daniel hablando de los 5 años de parón, y una broma de Soraia intentando hablar español (al final se quedó con su portugués natal, y todos contentos), unos teclados pregrabados anunciaron el comienzo de la maravillosa “Still Lake”, en lo que fue el debut en directo de Ocean Without a Shore en España, siendo maravillosamente bien acogida por los asistentes, que por cierto prácticamente llenaron la sala… muy meritorio.
Además de la gran presencia escénica de Daniel, bien soportada por Soraia que además se quedó para ella el centro del escenario, los demás miembros de la banda interactuaron con el público, en este caso fue André quien pidió la colaboración del público en forma de palmas. Al finalizar, y ante el torrente de aire que emanaba de los ventiladores colocados al pie del escenario, Soraia con su melena al viento empezó a bromear haciéndose pasar por Beyoncé…
A continuación Daniel presentó “Synaesthesia”, mencionado la imposibilidad de haberlo podido grabar en Anathema, por ser excesivamente “heavy” (vamos, una mención velada a esa relación de amor-odio entre hermanos que acabó con la banda). Viendo lo bien que le sentó el directo, no podemos hacer menos que alegrarnos de que finalmente el tema sea una realidad, como se vio con el clamoroso aplauso por parte del público al finalizarlo.
Siguieron con “Do Angels Sing Like Rain?” tras la cual Daniel nos presentó a la banda. A continuación, “Springfield”, fue presentado con un entusiasta “I fuckin´love this song!” por parte de Daniel, momento que aprovechó para comentar que habría bastante material de Anathema para el concierto (nada sorprendente, por otra parte). Como detalle adicional, un pequeño fallo con las pistas pregrabadas (no sería el único) hizo que Daniel, muy comunicativo a lo largo de toda la actuación, nos reconociera estar un poco nervioso. Por nuestra parte solo añadir que además de ser algo del todo natural en un debut, lo que vimos en el escenario fue una banda sólida y segura.
“Ghost in the Machine” nos devolvió al presente de la banda, y a continuación Daniel se desplazó a los teclados para viajar a Distant Satellites, con “The Lost Song, Part 3”. Lógicamente, temas como éste y otros clásicos de Anathema (el siguiente fue “A Simple Mistake”) fueron recibidos con entusiasmo. En este punto, destacar que hubo una mejora en el sonido, que aumentó de volumen sin perder un ápice de nitidez (en general fue de bueno a excelente a lo largo de la noche).
Hubo aplauso para Cardoso, que aprovechó para hablarnos de su amor por la música, y de nuevo una referencia a Vincent, por desacuerdos sobre la necesidad o no de tener “A Simple Mistake” en el set. Eso sí, no dejó de mencionar lo mucho que ama a su hermano… en fin. Podría decirse que el primer momento de “hipnosis” colectiva fue en el final de este tema, que lo puso todo patas arriba.
La inevitable “Closer” fue presentada con otro nombre ‘I need a non alcoholic drink’… y es que aquí Daniel nos comentó que llevaba 20 años sin probar el alcohol… parece que es un tema que menciona bastante. En “Closer” me llamó la atención lo distinta que suena su versión de directo comparada con el disco… mucho más heavy y directa, y desprovista de efectos de vocoder (quizás no fue algo premeditado). El caso es que por una vez y sin que sirva de precedente, debo decir que me gustó más la interpretación del disco… de alguna manera, la magia que tiene el tema (el primero que me enganchó de Anathema) quedó un tanto desdibujada.
Fijaos si sería heavy esta interpretación que, tras sustituir un ‘within you’ del estribillo por un ‘we need you’, Daniel logró, buscando la colaboración del público, que buena parte de la sala empezara a saltar por primera vez en la noche (impensable para mí en ese tema). No pasó lo mismo con el efecto de vocoder en el tema que siguió: “Ocean Without a Shore”, que sí logró transmitir las mismas sensaciones que en el disco (que gran tema, por cierto).
Aquí la conjunción de las voces de Daniel y Soraia fue espectacular, y fue esta última quien volvió a poner a la sala a saltar en el tramo final del tema. Como anécdota, un inoportuno sonido de redoble proveniente de los samplers que Daniel iba disparando desde una tableta se coló en el tema, detalle que él mismo mencionó entre risas.
Seguimos con la nostalgia, ya que a continuación llegaron de forma consecutiva las dos partes de “Are You There” y las tres de “Untouchable” (la gente enloqueció con los primeros acordes de la Pt. 1, su gran canción, aunque también se vio empañada con problemas de sonido relacionados con los samplers). Era uno de los momentos más esperados de la noche, y para introducirlo, un nuevo momento de colaboración masiva del público, esta vez sacando los móviles a modo de linterna, dando lugar a una bella estampa que acompañó durante los primeros compases de “Are You There”.
Como decía, la nostalgia se hacía tangible a medida que iban cayendo estos temas del pasado. No tengo pruebas (pero tampoco dudas) de que sin duda formaban parte de algún momento vital significativo para todos los asistentes. Esa capacidad que tenía Anathema para conectar emocionalmente ha vuelto de la mano de Weather Systems, lo cual nos alegra enormemente.
El final de esta parte ya casi final del show, supuso una nueva ovación mastodóntica por parte del público que desembocó en unas lagrimas de emoción por parte de Soraia. Sin duda los nervios de la noche (era la tercera fecha del tour) estaban a flor de piel. Emocionalmente presente y profundamente agradecido, Cavanagh incluso admitió que no sabía qué esperar en términos de asistencia del público, confesando estar sorprendido y conmovido de ver la sala tan llena. Ese momento de vulnerabilidad fue recibido con calidez, fortaleciendo el vínculo entre el artista y el público.
El cierre llegó con “Fragile Dreams” en la que Daniel Cardoso se salió. Fue un nuevo homenaje al pasado que también supo a declaración de continuidad, en lo que fue una experiencia musical que, respetando el legado de Anathema, podemos afirmar que se proyecta hacia el futuro con la misma emoción. Porque Weather Systems no es simplemente un recuerdo con otro nombre: es la continuación emocional de un viaje que, afortunadamente, aún no ha terminado.
Y como muestra de expectativas superadas y haciendo un guiño a la sección de nuestra web en la que un músico nos comenta cuando fue la primera vez que lloró en un concierto, tan solo añadiré que ahora puedo decir que me acuerdo perfectamente de la última vez que lloré en uno (¡y hacía tiempo!).

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