Wintersun – Time II

85/100
Nuclear Blast
30 de agosto de 2024

 

Siete años nos habían tenido los finlandeses Wintersun esperando un nuevo disco, y este ha sido «Time II», la segunda parte de uno de sus trabajos más celebrados. Con él, vuelven a regalarnos los oídos con su mezcla única de Black metal con Metal sinfónico y Death metal melódico. Este trabajo ha sido financiado mediante micromecenazgo superando todas las expectativas, una exitosa campaña con la que pudieron pagarse no solo la grabación del disco, sino también la construcción de un estudio donde poder recrearse componiéndolo.

 

En este álbum, Jari Mäenpää se encarga de las partes vocales, las guitarras y teclados, uniendo fuerzas con el guitarrista Teemu Mäntysaari que hoy en día está en Megadeth, y el batería Kai Hahto junto al bajista Jukka Koskinen, ambos fichados actualmente por Nightwish.

 

El resultado de esta unión es una mezcla de géneros que le encantará a todos aquellos que estén buscando algo más que la etiqueta de turno para encasillar a una banda. «Time II» ofrece momentos muy melódicos con dos pistas instrumentales y algún que otro medio ritmo, pero también temas agresivos y salvajes con una mezcla de death metal y black, todo ello aliñado con pinceladas orquestales que le imprimen una epicidad única, y secciones de puro virtuosismo musical con algunos toques progresivos. Quizá el resultado es un sonido con un poco menos de garra y más suave en comparación con trabajos anteriores, pero que tampoco sorprenderá a nadie, ya que es la continuación de la evolución que ha ido siguiendo la banda.

 

El álbum empieza con «Fields of Snow», una introducción instrumental que marca la personalidad de todo el conjunto. Es un tema con un marcado toque oriental, en el que nos encontramos con unos instrumentos japoneses que nos van a acompañar durante muchas otras composiciones del trabajo. Como buena intro, empieza suave y va subiendo en intensidad, añadiéndose al final unos teclados que ya marcan las notas de una melodía con la que nos vamos a ir encontrando a lo largo de todo el álbum.

 

«The Way of the Fire» coge el testigo con unos primeros compases suaves, para luego despertar con una batería atronadora y unas guitarras marcando un riff que hará las delicias de quienes buscan el black y death metal, todo ello acompañado de una impresionante orquestación. Las estrofas tienen una voz rasgada tirando hacia gutural, que se combina con coros y voces limpias en el estribillo. Esta manera de arrancar ya marca las señas de identidad de Wintersun, con su deliciosa combinación de agresividad y belleza, que luego se va combinando con virtuosismo instrumental, solos, juegos de voces y coros, y combinaciones de momentos melódicos y otros más potentes.

 

El tercer corte es «One in the Shadows», que empieza con riffs pesados, a medio tiempo y con un solo inicial de guitarra. Después, ya entra en materia con la potente batería de Hahto dándole al doble bombo y la voz agresiva de Mäenpää acompañada de una gran orquestación en las estrofas iniciales, para luego ser adornados por coros épicos. En el fondo podemos reencontrarnos con las melodías de instrumentos japoneses en algunos puntos, dándole una atmósfera única. Así como el tema anterior era pura potencia y virtuosismo, este tira más de la epicidad de sus coros y secciones instrumentales.

 

«Ominous Clouds» es suave y casi new age. Unos pocos instrumentos como guitarra y teclados sonando con el sonido de una tormenta de fondo, creando un relajante paisaje musical. Dos minutos de transición y relajación, un respiro antes de seguir con «Storm», que hereda inicialmente el sonido del pase anterior en una introducción a base de guitarra acústica de un minuto antes de descargar con la furia de una tormenta. Doble bombo, guitarras subiendo y bajando, coros épicos, orquestación… Es una tormenta de metal que va cambiando y jugando con distintos estilos. Son doce minutos muy progresivos, con giros que te llevan por momentos más rápidos, otros más lentos, y otros mucho más épicos, todos enmarcados en una misma atmósfera. El final de este corte es una bonita pieza instrumental, con instrumentos y melodías japonesas.

 

Y es entonces cuando llegamos a los trece minutos y medio del corte final, «Silver Leaves». Esta es una pieza mucho más lenta, un medio tiempo con una musicalidad totalmente oriental. Empieza lenta y con instrumentos japoneses, y luego Mäenpää canta suavemente hablando de un momento de silencio con el viento de la mañana. El tema va in crescendo, aunque sin explotar en intensidad. Hay algunos guturales puramente ornamentales, componiendo una pieza tan exótica como hermosa.

 

Quien escribe estas líneas es alguien que generalmente no ha sentido un interés particular por el death metal, y que ha huido de casi todo lo blackero. Pero es que estos dos géneros vienen tan perfectamente aderezados con una orquestación maravillosa y partes épicas y melódicas que es imposible resistirte, resultando en una obra que puede gustarle a casi todos los amantes de la buena música. De hecho, su instrumentación es tan extensa y exquisita que esos que tengan un buen equipo de alta fidelidad podrán disfrutarlo especialmente recreándose en los muchos pequeños detalles sonoros que van dejando aquí y allí, como pequeñas pinceladas que no siempre vas a notar, pero que forman un excelente paisaje musical.

 

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