Saurom la lía parda en el teatro de Castellón con un brillante acústico en el que todos acabaron dando botes

Castellón de la Plana fue la ciudad elegida por Saurom para estrenar en España su setlist acústico, con el que solo han hecho algún concierto en latinoamérica, y lo hicieron en el pequeño Teatre del Raval con un aforo de apenas 300 personas. Es algo atípico, porque esta es una de esas pequeñas ciudades españolas que las grandes bandas de rock suelen omitir, y esta es la segunda vez que los gaditanos la han visitado en 2024.

 

Acudí al concierto sin tener muy claro lo que me iba a encontrar. Primero porque esta es una ciudad pequeña y no sabía cuánta gente iría a este experimento acústico, y en segundo lugar por la curiosidad sobre el setlist que iban a traer. Por una parte, me imaginaba que vendría gente de Valencia, no dependerían solo de Castellón (aunque teniendo en esta ciudad a una banda como Lépoka, es evidente que público seguro que tienen). También me imaginaba que traerían muchas baladas, aunque sin tener muy claro todo lo demás que iban a ofrecer.

 

La primera sorpresa la tuve al llegar al propio teatro y encontrarme con una fila inmensa esperando, de esas que pocas veces se ven. Ya por el camino me había encontrado a gente preguntando qué hacían en el Raval, porque había muchísima gente. Esto ya estaba resuelto, el concierto iba a ser un éxito. Y en cuanto al setlist, también me llevé la mejor sorpresa que podría haberme dado la banda, ya que además de versiones acústicas de sus temas más populares y de sus baladas, también incluyeron un enorme repertorio de viejos clásicos. Sí, llegaron a incluir varias del primer disco, una de sus maquetas de los años 90, e incluso una de Maryam, que es uno de mis discos favoritos de la banda y normalmente no suelen tocar nada de él.

 

El concierto empezó un poco accidentado con la canción «Vive», durante la que un técnico de sonido subió corriendo al escenario a conectar la guitarra acústica de Miguel Angel Franco. Además, también fue el tema en el que desde la mesa de sonidos se hicieron varios ajustes. Pero lo importante es que empezaron sonando un poco regular, pero para cuando terminó ya todo sonaba de maravilla. De verdad, un sonido absolutamente impecable.

Y ante la anécdota de la guitarra desconectada, en vez de ignorarlo simplemente bromearon sobre ella, algo que sirvió para establecer un vínculo de confianza y mucha cercanía con el público. Este vínculo trajo muy buenos momentos de interacción, en los que entre canción y canción algún fan les decía algo desde las butacas, y ellos respondían de buena gana y con muy buen humor.

 

La primera fase del concierto siguió con temas actuales como «La Leyenda de Gambrinus» y «Cambia el mundo». Aquí, después de la segunda el vocalista ya fue avisando de que iban a aprovechar un concierto con este formato acústico para meter otras piezas que no suelen tocar en directo, y que incluirían algunos que llevaban muchos años sin tocar. Esto se fue viendo según fue avanzando el setlist, con «El Saltimbanqui», «La Ley de las Hadas», «Memorias de un Héroe», «Romance de la Luna, Luna» o «3, 2, 1, ¡La Tierra!». Ya con este primer bloque vimos la mezcla entre clásicos y modernos.

 

Este primer bloque terminó con «Vida», momento en el que explicaron que era una pieza muy optimista que había sido compuesta por Narci Lara tras una de las mayores tragedias que alguien puede sufrir. Hubo abrazos e intercambio de miradas emocionadas tanto al principio como al final. El vocalista se equivocó al empezar y entre risas mandó volver a empezar diciendo que no iba a haber dedicado la canción de una manera tan emotiva para luego entrar mal. Todo salió perfecta a la segunda, y el corte brilló de una manera especial con la sensibilidad y esa pequeña pincelada de contexto que nos habían dado. Miré a mis lados y pude ver a varias personas con lágrimas en los ojos.

 

El segundo bloque seguía con «El Hada y la Luna», «Saloma», «Sueños Perdidos», «Soñando contigo», «Cuando nadie nos ve», «Mejor sin ti», «El Joven Poeta», «La Musa y el Espíritu», «Para Siempre», «Duermedela». De este bloque destaco dos momentos concretos. En primer lugar «Saloma», porque fue ese tema con el que yo descubrí a la banda hace ya más de 20 años. Y en segundo lugar está «Para Siempre», que fue tocada solo con la voz acompañada del piano, una canción muy personal que Miguel Ángel le dedicó a su difunta madre, y en la que se le pudo notar visiblemente emocionado mientras cantaba, hasta el extremo de terminarla llorando y fundiéndose en un abrazo con sus compañeros. Fue un momento de pura fragilidad, en el que de nuevo pudieron verse lágrimas entre los asistentes.

 

En este punto, querría decir que el formato del concierto le sentó muy bien a Saurom. Tocar en un teatro con instrumentos acústicos se materializó con un sonido prácticamente perfecto en el que todos los instrumentos se escuchaban muy claramente. Era como un disco acústico de estudio, aunque el cantante a veces se alejaba demasiado del micrófono y no se le escuchaba bien en algunos tonos, algo que también suele pasarle en los conciertos eléctrico. Pero eso no empañó la maravillosa experiencia y el hecho de haber sido uno de los conciertos con mejor sonido que he visto de los gaditanos. La cústica de un teatro, la claridad del sonido y el silencio de la gente, todo se unió para que saliera perfecto.

 

Aunque el relax terminó en el tercer bloque del setlist, en el que decidieron terminar el concierto con algunos de sus temas más festivaleros. Sonaron clásicos muy veteranos como «Tom Bombadil» y «Dracum Nocte». La primera de ellas fue especial, ya que uno de los grupos más legendarios de folk rock de Castellón se llama precisamente como el personaje de Tolkien. Luego llegó «El Círculo Juglar» y se lió. La gente empezó a levantarse de las butacas y a dar saltos. Los miembros de la banda pidieron que subieran las luces para ver al público disfrutar. Los gaditanos pusieron el teatro patas arriba convirtiéndolo casi en un concierto al uso en el que todos saltan y bailan. La fiesta siguió con «La Posada del Ponie Pisador» y «Noche de Halloween», siendo la culminación a un concierto exitoso en el que Saurom conquistó Castellón por segunda vez.

 


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