El pasado 8 de marzo Saratoga volvió a demostrar en la sala Rock City de Valencia que siguen muy en forma, y que tienen un directo absolutamente arrollador. Si ya en festivales ofrecen un gran espectáculo, es en los conciertos en salas y con la cercanía de su público donde se crecen y lucen su cuidada puesta en escena. Da igual que te gusten un poco más o un poco menos, un concierto de los madrileños es siempre una experiencia, y ya no solo por el torrente de energía que desprenden, sino también por esos pequeños detalles e interacciones con el público que es raro ver en otras bandas de su envergadura.
La lluvia no impidió que hubiera ya una larga cola esperando para entrar media hora antes de abrir las puertas, mientras la taquilla colgaba el cartel de Sold Out. Y tras abrirse las puertas, tanto los que entrábamos como los que ya estaban dentro por haber pagado un pase VIP tuvimos media hora para coger posiciones. La sala no tardó en llenarse, y la expectación era palpable entre los asistentes.
Las luces se apagaron y, tras una breve intro, empezó a sonar el riff de «San Telmo 1940» para recordarnos que esta es una gira dedicada casi en exclusiva a los discos de «El Clan de la Lucha» y «Tierra de Lobos». Es un tema potente y perfecto para abrir un concierto, al que siguió «Lejos del Tiempo». Jero Ramiro y Niko del Hierro son una dupla perfecta, y en cuanto los ves sobre el escenario se notan esos más de 30 años de carrera en la solidez de sus riffs y su compenetración. Detrás, Arnau Martí demostró ser uno de los mejores baterías del país, sirviendo como base para que Tete Novoa solo tuviera que hacer uso de su potente chorro de voz y sus agudos para demostrar que el tiempo no parece pasar para él.
Después de dos canciones de uno de los dos discos que completaban el set list, siguieron con dos del otro, con «Tierra de Lobos» y «Ave Fénix», a las que después siguió «Decepción». Tras este tema, el vocalista madrileño dedicó un rato para homenajear al público y mostrar su apoyo con los valencianos tras los estragos de la Dana del pasado año, y recordando el festival benéfico «Rock por Valencia» del que formaron parte. Tras ese recordatorio, siguieron con «Ángel de Barro».
Fue un inicio de concierto sin tregua, en el que las canciones se iban sucediendo con apenas unas breves presentaciones para afinar instrumentos y coger aire. Mientras tocaban, tanto Niko como Tete iban cambiando constantemente del posición, el primero para buscar la complicidad del público e interacciones con Jero, y el segundo ofreciendo todo un repertorio de poses muy bien ensayadas y efectivas. El guitarrista se movía menos, pero no lo necesitaba porque su habilidad hablaba por él, y todos buscaban de vez en cuando a Arnau también para interactuar y bromear con él.
A continuación tocaron «Contigo sin ti», seguida de un solo de batería de varios minutos en el que Arnau Martí nos dejó a todos con la boca abierta. Tras el silencio y la admiración que le siguieron, Jero se acercó al micrófono para presentarnos a alguien. Se había cambiado de guitarra y nos la iba a presentar, puesto que dijo que ya no la llevaba mucho de gira pero había hecho una excepción en Valencia. Sus colores eran «Blanco y Marfil», como la canción dedicada a ella que empezaron a tocar. No lo he mencionado, pero todos estos temas estaban ejecutados a la perfección, sin ningún fallo, sin ningún pero. Fue un concierto sólido e impecable.
Después llegó el único momento embarazoso de la noche. Tete hizo una broma macarra sobre acercarse a una mujer y decir que lo que notan duro no es el móvil, luego se excusó diciendo que ya no se podían hacer bromas como esta, y desafortunadamente lo hiló todo con una felicitación a las mujeres por el 8 de marzo. Fue una combinación desafortunada, aunque no debería empañar un concierto impecable. De hecho, varias canciones después Niko volvió a felicitara las mujeres con bastante más elegancia y atino.
Tras este momento el concierto siguió con «Fé», donde Novoa bajó del escenario y se subió a la barra lateral de la sala para interpretar el tema como si formara parte de la película de «El Bar Coyote». Luego el setlist continuó con «Buscando El Perdón», «Siento que no estás», y una celebradísima «Maldito Corazón». Y con este atronador himno, la banda se fue del escenario para esperar un par de minutos antes de volver a salir para los bises.
Los bises empezaron con un magnífico solo de bajo en el que Niko del Hierro reafirmó que sigue siendo uno de los mejores del país con este instrumento, y tras ello sus compañeros volvieron a salir para continuar con «No Sufriré Jamás por Ti». Este tema fue especialmente celebrado entre el público más joven, con el que Saratoga dieron a entender que aprovecharían los bises para revisitar temas de otros discos distintos a los dos que ocuparon el grueso del concierto.
En este momento, Jero, Niko y Tete bajaron del escenario y se plantaron en medio de la sala. Recuerdo que había sold out, la sala estaba llena. Tras ponerse ahí, pidieron a la gente que se agachara para que todos pudieran ver, y tocaron un «Acuérdate de Mi» que acabó siendo uno de los momentos de la noche, con un Tete que se iba moviendo de un lado para otro para cantar junto a distintas personas del público. Las caras de alegría y de emoción demostraron que este fue un movimiento muy acercado de comunión con su público, aunque si mirabas al escenario veías a sus dos pipas con cara de tensión, lo que también demostraba que era un momento con cierto riesgo.
El fin de fiesta lo marcaron «Mi Venganza» y ese himno inmortal que es «Perro Traidor», que todos los asistentes cantamos a pleno pulmón. Tras terminar, hubo tiempo para las fotos y para saludar al público desde el escenario, un momento en el que Niko y Arnau se mostraron especialmente cercanos y agradecidos. Fue un fin perfecto para un concierto sólido y espectacular. No voy a mentir diciendo que Saratoga sea una de mis bandas favoritas, aunque sí es una de las que marcaron mis primeros años escuchando metal. Sin embargo, cualquier duda que tuviera desapareció durante el bolo, y al terminar todo era alegría y la certidumbre de haber estado en uno de los mejores conciertos del año.

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