Nirvana – MTV Unplugged in New York: 30 años del mejor unplugged de la historia

1 de noviembre de 1994

DGC Records

Nirvana, el grupo que sacudió la escena musical hasta los cimientos dando un vuelco y llevó al grunge a ser la última gran revolución cultural propiciada por la música rock. La verdad es que hubo otra luego: el black metal, pero mejor lo dejamos para otro reportaje pues no llegó a lo alto de las listas de todo el mundo, aunque consiguió otros logros mayores. El mundo del rock se dividía en 1990 entre Metallica Guns N’ Roses, algo así como un remake de esa falacia de falso dilema que se repetía desde los 60 con: “¿Beatles Rolling?

 

Tenías que elegir uno como si no pudieras apostar por los dos. Incluso la revista Heavy Rock, toda una potencia patria en esos días, sacó una portada con Hetfield Axl preguntándose: “¿Quién manda?”. Las bandas de hard rock festivo vivían tiempos de bonanza a pesar de que todo iba en retroceso y la MTV, la gran dominadora de la escena, apostó fuerte por el formato desenchufado. 37 discos de platino alrededor del globo sin contar los discos de oro lo contemplan. Doble platino en España y 15 millones de discos vendidos. Nevermind 30 millones.

 

Seattle: nueva capital del planeta rock

El 10 de septiembre de 1991, 14 días antes de la salida de Nevermind se empezó a darle cancha al video de “Smells Like Teen Spirit” y ya nada volvió a ser como era. Un tsunami musical fresco, agresivo, diferente y con él entraba en juego la peculiar personalidad de Kurt Cobain, la antítesis de Mötley Crüe. Fue como si en una fiesta alguien aparece para apagar las luces y la música. La diversión, las “nenas”, las motos y todos los tópicos americanos quedaban trasnochados. Con Nirvana la estética de directo era la misma de la calle y el vivir triste y atormentado, las camisas de franela y la capital musical se mudaba de Los Angeles a la lluviosa Seattle.

 

Nevermind fue una absoluta locura vendiendo cantidades ingentes de discos, y todo merecidamente, pues el compacto es single tras single. De todas formas, algunos consideramos que la revolución real en cuanto a sonido está en el Bleach, eso sí, ni por asomo hay un material tan redondo y comercial como el del disco con el bebé y el billete en portada. En el fondo Nirvana fue un viaje muy corto pues lo siguiente fue Incesticide, una espectacular obra de caras B y versiones. Tuvimos que esperar hasta 1993 para escuchar In Utero, y aunque hay grandes momentos, queda a años luz de su anterior obra y hay un evidente intento de reescribir ideas y patrones del (quizá) mejor disco de los 90: Nevermind.

 

A nivel personal Nirvana fueron para mí una influencia mayúscula y un grupo que adoré por encima de todo. Cada generación merece tener sus propios héroes e ídolos y vivir esa revolución a tiempo real fue colosal por mucho que yo prefiriera más a Metallica Guns N’ Roses. Quemé todos los discos de Nirvana de tanto oírlos y el recuerdo del Unplugged in New York es maravilloso pues ese formato permitió que el grupo accediera a muchísima más gente gracias a todo arsenal de baladitas y versiones.

 

La cara real de Nirvana poco tenía que ver con el Unplugged, pero recordemos que Kurt se suicida antes de que salga a la luz esta obra, por lo que millones de personas lo escucharon ya no por fanatismo, sino por morbo. Y era una maravilla. Yo mismo conseguí una copia pirata del Unplugged antes que apareciera y me pareció de lo más grande que había escuchado nunca. Luego me compré el oficial, y hace un año me volví a comparar otro pirata raro con el Unplugged. La gracia de estos piratas no es el Unplugged en sí, son las canciones raras eléctricas que lo acompañan.

 

¿Puedes liderar al mundo cuando siempre has sido un marginado?

Kurt Cobain era un genio, pero también era un yonqui de manual. Al nivel de Johnny Thunders. Rubito y tímido creció en Aberdeen (USA) siendo un marginado impopular de instituto, sin gracia alguna, más allá de su carita angelical. Un caso bastante similar al de Janis Joplin. Su familia desestructurada hizo que pasara noches bajo un puente (de allí sacaría inspiración para algunos temas) y el sexo tampoco fue una experiencia especialmente placentera para el jovencito, por lo que la droga era la salida obvia a todo.

 

Krist Novoselic era el bajista y co-líder del grupo, pero el simpático gigantón después de Nirvana pasó a ser intrascendente. No es caso de Dave Grohl, batería de Nirvana que armó los Foo Fighters tras el fin. En los tiempos de Nirvana era un “Yes Sir” de manual. Pat Smear es un tipo con poca fortuna que fue presentado en el Unplugged como nuevo miembro, y allí termino su recorrido. Pero de largo el gran perdedor de la escena Seattle fue Jason Everman, que sale en la portada de Bleach y no grabó canción alguna. Pasó por Soundgarden siendo tan intrascendente como en Nirvana.

 

Siempre puede decir que estuvo en ambas bandas, eso sí. Pero el caso de Kurt es un poco como le pasó a Bob Dylan tras grabar “Blowin’ in the Wind”, que la gente le decía: “guíanos con tu música mesías”. Dylan se preguntaba que hacia dónde tenía que guiar a nadie, y estaba hecho de otra pasta. El caso de Cobain es como si le preguntas al marginado más raro de tu instituto que guíe a la juventud mundial a partir de ya. No sabrá ni por dónde empezar ni se sentirá cómodo haciéndolo. Huirá, que es lo que hizo Cobain.

 

El MTV Unplugged

El formato del desenchufado estaba destinado a que las bandas ya consagradas o emergentes tuvieran ese momento cumbre ya que se decía ese mantra recurrente de entonces que: “una banda demuestra lo que realmente vale en directo y desenchufada”. La MTV nos regaló muchísimos grandes momentos y algunas de las obras son colosales, pero los casos de Eric Clapton Nirvana están por encima de todos. A Clapton le sirvió para que el mundo recordase que era un genio algo olvidado y presentó la excepcional “Tears in Heaven”, otro de los booms de la década. Pero el de Nirvana es el definitivo.

 

En esos días Kurt ya era padre de Frances (nombre inspirado en la actriz Frances Farmer, de historia truculenta y rebelde) y estaba casado con Courtney Love. Había decidido dejar las drogas después de algunos episodios que lo dejaron al borde de la muerte y su nueva situación, estando sobrio, era para él un aburrimiento y un coñazo. Estaba cabreado con todo en grado máximo, y si escuchas el unplugged, como habla, y como canta, desprende un cabreo monumental y una resignación evidente.

 

Nirvana no tenía un repertorio para poner en un unplugged así que tocaba pensar cómo podían rellenar la cosa. Estaban en esos días previos de gira con los Meat Puppets así que fueron a lo fácil, invitarían a los dos hermanos Kirkwood para tocar tres temas (¡!!!). Imaginad la cara de los de la MTV cuando les dijeron que iban a gastar tres temas con los “desconocidos” Puppets y los tres grabados en la década de los 80. Ellos querían a Eddie VedderLayne Staley o a Chris Cornell sin camiseta. Completándolo todo se añadió un precioso tema de los escoceses Vaselines, una banda que, de verdad, sólo conocía Cobain en esos tiempos y de los que grabó maravillas en Incesticide. Descolocando a todos se atrevió a meter un tema de Leadbelly, con el que cerraría esta obra cumbre, pero, para alegría de los ejecutivos, habría espacio para un “The Man Who Sold the World” de David Bowie que ya se sabía que sería un éxito potencial. Hoy mismo ha sonado en directo por la radio.

 

Tengamos claro que Kurt Cobain no era un gran cantante y que en el Unplugged salen al descubierto muchos de sus puntos débiles como vocalista. Hay errores, se afina antes y después de los temas, desafina y se desgañita, pero he aquí la gracia del disco: es sincero, abrumador, auténtico. Tampoco es un gran guitarrista, pero como compositor era un fuera de serie. Y aquí le vemos una nueva faceta, la de crooner decadente, la de interpretar canciones ajenas y conseguir magia. Cobain eclipsa a todo y todos en esta obra, y posiblemente la clave de todo es en el que estaba sobrio y limpio, curiosamente el mismo estado por el que vio que no valía la pena estar ni un segundo más en este mundo.

 

Rotunda ovación para dar la bienvenida y sacarse un “About a Girl” antológico, perteneciente a Bleach, y, posiblemente, el único tema que tenía cabida en este formato desenchufado. Tema inspirado en R.E.M. Beatles, y es capaz de hacernos tocar el cielo. Los arreglos son soberbios y mucho se debe al chelo de Lori Goldston que lo suaviza todo a lo largo de la velada. Delicada sencillez y melodía en un riff que últimamente hay bandas que lo han recuperado: Graveyard Kamchatka.

 

Yo creo que es una actuación excepcional y así lo sentimos mientras tocábamos. Estuve mirando todo el show fuera del escenario desde el principio excepto cuando tuvimos que tocar y la verdad es que fue mágico”. (Kurt Kirkwood de Meat Puppets)

 

A nivel visual es todo idílico, tocando sobre taburetes, luces tenues y velas esparcidas por el recinto. El material visual es mágico capturando un momento único. Luego le toca al “Come As You Are” que cobra otra dimensión desenchufado, por mucho que tomaran prestada la línea de bajo de Killing Joke. El gran logro de Nirvana es que Kurt bebía de fuentes absolutamente desconocidas, que a saber de cómo llegó a ellas.

 

Hay incluso evidencias de la música oriental, es por eso que Nirvana es tan diferente a todo lo que había en la época. “Jesus Doesn’t Want Me for a Sunbeam” es deliciosa y dotada de una línea vocal preciosa. Aquí Krist se arma con un acordeón demostrando que Novoselic iba más allá de un simple bajista. Los Vaselines estaban a un nivel impresionante pero el mundo nunca los llegó a conocer, fue gracias a Cobain. Llegaron a tocar en un Primavera Sound hará unos años, pero claro, cualquiera paga esa entrada sólo para verlos a ellos.

 

El “The Man Who Sold the World” se nos presenta en una de las versiones definitivas. De lo mejor de la obra. Incluso para muchos supera a la de Bowie. Sería impresionante estar allí viviendo algo histórico. Grohl está espectacular en las percusiones a escobillas dándole al tema lo único y necesario para que la cosa camine, y guitarras y bajo dibujen esas subidas preciosistas. Luego viene un “Pennyroyal Tea” desnuda en la que Kurt canta desde el estómago. Avisa que la tocará sólo y que probará en otro tono, y así es. Su voz es una mezcla de hastío, desgana y mala leche. Estaba definitivamente cabreado por su nuevo estado de sobriedad permanente.

 

La triada con los hermanos Kirkwood es antológica, especialmente por “Lake of Fire” y “Plateau”. “Oh Me” completa la triple maravilla de unos temas grabados en Meat Puppets II, uno de los álbumes que la historia ha puesto en el pedestal que merece. Todo fue gracias a Cobain que apostó por unos temas preciosos de una banda que pasó a ser mundialmente famosa. Llegaron a tocar en el pasado Azkena Rock, y allí estuve en primera fila. El precio a pagar fue no ver el show de Tesla, lo cual sale caro.

 

Me dijeron que querían tocarlas porque les gustaban mucho esas canciones. Tenían muchos temas propios que podrían haber utilizado, pero decidieron hacer las nuestras por variedad… supongo”. (Kurt Kirkwood de Meat Puppets)

 

En la preciosa “Dumb” el chelo invitado la eleva. Cabe recordar que muchos temas fueron ralentizados ex profeso para el unplugged, caso también de “Polly”. Siempre me quedaré con la versión eléctrica del Incesticidepero es innegable que otro momento cumbre del desenchufado es esta maravilla. Delicados coros y el gran bajo de Krist. Hay un momento incluso en el que Kurt se avanza, pero la magia es tal que queda perfecto. Pero si quieres sentir lo inmenso que es este disco basta con escuchar el “On a Plain” en el que Grohl pega más fuerte en la caja.

 

Otra de las piezas autobiográficas más descarnadas es “Something in the Way” aludiendo a su vida bajo el puente. Ese rasgar sucio y grosero se suaviza otra vez con el chelo. “All Apologies” es otra pieza del In Utero, pero es la brutal despedida de “Where Did You Sleep Last Night” el momento más impresionante del disco. Nadie esperó nunca que tirara de Leadbelly y que se despidiera del mundo con este monumental tema. Para la historia quedan esos berridos perpetrados en las subidas. Su dolor es palpable. Como cantante siempre fue justito, pero transmitió como nadie.

 

Mejor quemarse que apagarse lentamente

Recuerdo en los 40 Principales que Joaquín Luqui narraba una historia en la que estuvo con Cobain y que el resto de la banda charlaba animosamente mientras que él prefirió perseguir gaviotas y jugar con ellas. Un poco da muestra de alguien que estaba más fuera que dentro de este mundo.

 

Este disco también iba acompañado de declaraciones en las que Cobain dejaba entrever que el sonido del grupo iba a cambiar y que exploraba tendencias más folk pop. Nunca sabremos dónde lo llevaría la evolución musical. Si todavía no lo has escuchado ni visto no pierdas ni un minuto más. Es impresionante de principio a fin. Como dijo Neil Young en el concierto de despedida: “Espero que Kurt Cobain esté durmiendo con los ángeles”.

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