76/100
22 de agosto de 2025
ROAR
Han pasado ya 31 años desde que los germanos Mob Rules empezaran a dar guerra, justo con la ola del power metal 90ero. Y a pesar de que parecían un grupo más, no se dan por vencidos y cada X tiempo ofrecen muy buen material. Esta vez se lo han tomado con calma y Rise of the Ruler aparece siete años después de su anterior Beast Reborn.
Se han amoldado a los tiempos hasta el punto de que su power metal está más cerca de Orden Ogan, PowerWolf o Sabaton y ponen tierra de por medio respecto a sus inicios proHelloween. Y la gracia es que les ha salido especialmente bien. Estamos ante un muy buen disco en el que hay una temática cyberpunk y un mundo distópico en el que desarrollan sus canciones dando empaque y un toque diferente a lo que suelen hacer.
“The Fall of Dendayar” comienza con una larga narración que nos introduce en este mundo distópico para desembocar en “Exiled”, una canción muy prototípica de lo que son Mob Rules en la actualidad. Muy buen tema, oscuro, con teclados de fondo y con mucha contundencia y afinaciones bajas. El riff dominente de Florian Dyzaballs marca el tema y la voz de Klaus Dirk funciona perfectamente con unos ciertos aires de Orden Ogan, banda que, curiosamente, es posterior a Mob Rules. Y los solos doblados terminan de dar luz a un gran tema de inicio. Más netamente power 90ero es “Future Loom”, corte que se acerca más a los inicios del grupo. La escuela Helloween da un paso adelante y destacan especialmente los versos, muy de Michael Kiske.
De entre lo mejor del disco está el “Dawn of the Second Sun”, con punteados de acústica por parte de Sven Lüdke y pasando de balada a medio tiempo con mucha fuerza. Vuelven a lucir trabajo a las seis cuerdas y el tema cumple sobradamente. Esperemos que esta caiga sí o sí en directo. Acordes mayores y caladeros calabaceros en “Back to Savage Land” con detalles de doble bombo por parte de un inspirado Nikolas Fritz. Otro meritorio tema de un disco que no baja el listón y que ofrece una buena muestra de veteranía a la vez que une puentes de lo que fueron en el pasado y lo que son ahora mismo.
Un riff puramente Accept abre “Trail and Trail of Fear”, que juega con parones y posee piano en momentos clave en una pieza que ha sido elegida como single. Ha sido otro de los singles del disco y de verdad que no me extraña. Aquí están todos los ingredientes que dan sabor al grupo y ese break de batería que rompe para seguir con el riff es muy grande. “Providence” es posiblemente la más hímnica de todas y te demuestra que el grupo, a pesar de sus axiomas inamovibles y un estilo definidísimo, posee cierta variedad en su música después de 31 años. Oscuridad y melodía funcionan con el sello capital que es su vocalista Klaus Dirk.
Ya pasado el ecuador del disco nos encontramos con “Nomadic Oasis”, con aires de balada evocadora y un punto Savatage en su inicio. Las guitarras de Florian Dyzaballs y Sven Lüdke y la forma de cantar del vocalista evocan a los de Florida con muy buenos mimbres en medio tiempo endurecido que crece con clase y agallas. Estamos ante el tema más extenso y probablemente el más logrado, que no el más representativo ni comercial. En “Coast of Midgard” ya la repetición de esquemas se hace carne y no hay grandes novedades por mucho que me parezca otro gran tema. Y es que la gracia de Rise of the Ruler es que no hay temas menores ni relleno posible, algo especialmente destacable.
“On the Trail” es otra de las piezas delicadas con punteados de acústica que tanto les fuciona a Mob Rules. Posos tristes, mucha evocación y voces femeninas salpimentando un resultado especialmente óptimo. Klaus Dirk vuelve a brillar a las voces y el tema posee incluso aires medievales. Finalizan el disco con la épica de “Equilibrium (Rise of the Ruler)”. Impecable cierre a un disco en el que no hay temas de relleno y que todo funciona y encaja, con una parte narrada final dando cohesión a su historia de mundo distópico.
Tras 31 años ofreciendo power metal Mob Rules siguen teniendo grandes cosas a ofrecer, lo cual es todo un logro. Rise of the Ruler es un gran disco, especialmente compacto y que es el resultado de siete años de parón y de querer marcarse una especie de ópera rock de temática distópica, con los videoclips a juego y ambientados en esa ficción. Su power metal ha evolucionado y está cerca de referentes mucho más actuales, pero Helloween sigue estando presente en los surcos del disco. No hay temas menores y el disco es ampliamente disfrutable. A ver si vienen por aquí…

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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