Judas Priest – Angel of Retribution: 25 años del retorno del hijo pródigo

Judas Priest – Angel of Retribution

23 de febrero de 2005

Epic / Sony BMG

15 años de espera para el disco número 15 de Judas Priest. Porque hubo dos discos más entre 1990 y 2005, pero… en ellos no estaba Rob Halford. Y es que por lo que siempre va a ser recordado este disco de los Judas es porque la oveja extraviada volvía al redil: Rob Halford volvía a su casa para recuperar la fe de los defensores de la misma, porque… andábamos en horas muy bajas. Judas Priest llegó a tocar en Razzmatazz con Tim “Ripper” Owens defendiendo Demolition y ni la llenaron. Es en esos momentos en los que tocas fondo cuando necesitas un golpe de efecto, y no había más: Ripper iba fuera y Halford volvía.

 

A los Judas les iba mal, pero a Rob las cosas no le podían salir peor. Y es que no sabemos quién estaba peor. El vocalista inglés se estampó con sus proyectos en solitario hasta el punto que tuvo que volver a practicar heavy metal bajo el nombre de Halford como marca y olvidarse de Two y de Fight. En los segundos hay absolutas maravillas, pero fueron un disco y punto. Las vueltas de KISS y Maiden ya marcaban el camino y todos éramos felices: Volvían Judas y con Roy Z de productor. Estaba claro que querían sonar modernos, pero clásicos.

 

El disco

Ya el inicio con “Judas Is Rising”, es una declaración total de principios destinada a demostrar que el grupo está de vuelta con su predicador de toda la vida al mando y el sonido es tal y como lo dejaron en el Painkiller. Es el sacerdote que uno espera, y la emoción nos embarga. Recuerdo escucharlo y que el vello se me erizara, pues era el retorno soñado. Buen estribillo, guitarras chispeantes y la batería de Scott Travis sonando al 11. “Deal with the Devil” es el tema más vacilón y conseguido de la obra, pues suena contundente y metálica, pero con muchos dejes de su glorioso pasado y funciona perfectamente en directo. Esta es muy de 2005 con Roy Z co-componiendo la misma.

 

“Revolution” definitivamente parece una concesión absoluta a Rob Halford pues el tema suena totalmente a lo que estaba haciendo el vocalista en sus discos en solitario, especialmente en Crucible. Aura oscura, sonido aplastante, pero con cadencia maquinal y con unos detalles muy trabajados en la base rítmica, pero también de KK Downing y Tipton, estando en unas afinaciones muy graves. El riff base también es muy definitorio y completa un inicio tan esperanzador como variado. “Worth Fighting for” suena a Judas más antiguos y genuinos, en un medio tiempo con un punto de tristeza y en el que Halford canta grave, pero muy expresivo. Dobla la voz en el puente y todo se va electrificando en una pieza que no pasa del correcto.

 

“Demonizer” es un tema tipo de escasísima trascendencia y que no tiene nada más allá del refrito y el buen uso del ejercicio estilístico esperado. Título molón y la banda sonando perfecta con el bajo de Hill en el centro. Pero muy en onda de los dos anteriores trabajos que hundieron al grupo. La única diferencia es que aquí canta Halford. En esa misma segunda línea de cortes correctos está “Wheels of Fire”, metalera y 100% Judas. Aquí manda el riff y los versos ya no dejan duda de eso de: “The Priest Is Back”.

 

Una de las canciones más míticas y recordadas de este disco es la “balada” “Angel”, que empieza con acústicas y en la más pura tradición Priest. Crescendo de manual con un Halford excelente y con el grupo ofreciendo una cara plenamente reconocible y esperada. Con el tiempo pienso que le falta un final netamente metalero, pero cumple y emociona. Luego está “Hellrider”, una de las canciones que más convencen y que tira de doble bombo y de esas guitarras puramente metálicas por parte de Tipton y Downing. Más de seis minutos de heavy metal por la vena que recuerdan a los tiempos de Ram It Down. Solazo marca de la casa y juegos de estridencias para enamorar a los fans ávidos de “esto”.

 

“Eulogy” es una balada breve con piano y sencillos arreglos para dar ambiente. Vendría a ser un poco lo que es “Battle Hymn” como antesala de “One Shot at Glory”. Aquí sirve de intro para el tema final “Lochness”, canción hímnica y larga, que se inicia con un riff monolítico, más Black Sabbath que Judas. Tema casi teatral y muy ampuloso que, un poco, sentó las bases para discos posteriores, véase Nostradamus… Sin ser nada del otro jueves sí que lo veo como un tema clave en su devenir futuro, pero para nada termina de convencer a los más fieles y devotos. Más de 13 minutos de ampulosidad y solemnidad y que se aleja bastantes pueblos de lo que esperas de un retorno de Judas Priest. Pero si algo siempre ha caracterizado a este grupo, es lo de probar cosas diferentes, para bien y para mal.

 

Veredicto

En Angel of Retribution Rob Halford vuelve a Judas Priest y se continúa el camino donde quedó Painkiller. Así se resume todo, y claro… evidentemente las cosas no podían salir mal. Incluso el disco llegó a entrar en las posiciones más elevadas de toda su historia en las listas de Estados Unidos. No era para menos, ¡pues era la noticia de la década! Sus siguientes discos no mejoraron el “efecto retorno”, pero un género tan poco dado a los cambios como es el heavy metal estaba de pura celebración y yo lo viví con alegría absoluta. Pocas veces tuvo tanto sentido lo de gritar al viento: “The Priest Is Back!”.

 


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