Jordan Rudess – Permission to Fly

75/100 

6 de septiembre de 2024

InsideOut Music

Sorprendente disco en solitario de Jordan Rudess debido a que realmente esto suena a disco de grupo como tal más que un ejercicio propio en el que se plasman ideas que no tienen cabida en la que es su banda madre: Dream Theater. También es miembro de Liquid Tension Experiment y un tipo activo, que cae muy bien y que con este Permission to Fly nos topamos en su disco número 20 en solitario. De verdad que esta obra suena a banda real y que Rudess se dedica a las canciones, consiguiendo un disco muy variado y atractivo.

 

“The Final Threshold” es puro Rudess en su máxima expresión. Cambios constantes de intensidad y métrica, teclados comandando la nave y la dulce voz de Joe Payne que irrumpe entre brumas. “Into the Lair” crece hasta los más de nueve minutos y posiblemente sea el tema más netamente cercano a lo que son Dream Theater. Hay muchos guiños al disco Scences from a Memory, primero en ese inicio a la balada y luego esos cambios estilísticos que nos sorprendían en el “Dance of Eternity”. Mención especial merece la voz de Joe Payne y la cantidad de detalles técnicos que salpican a la canción, incluyendo riffs profundos y afinaciones graves.

 

“Haunted Reverie” es una pieza compleja y atractiva con una muy bonita línea vocal acompañada por un delicado piano de apoyo. En “The Alchemist” sobrepasamos los ocho minutos de canción y aquí sí que nos vamos hacia terrenos más de Liquid Tension Experiment. Velocidad y florituras ya nada más abrir la composición, pero voluntad absoluta de crear canciones y que sea el pulso de la batería de Darby Todd (Devin Townsend) la que mande y se luzca sin perderle la cara a la melodía. Puede que sea el tema más complejo del disco, pero también uno de los que más convence por ese poso teatral tan de Genesis.

 

“Embers” fue el primer single escogido para dar pistoletazo a la campaña de promoción, y la verdad es que es una pieza perfecta apta para todos los púbicos pues está realmente cercana a lo que es una banda sonora de film épico. Parece todo sencillo, pero si te fijas en batería y bajo hay mucha miga además de ese gran solo por parte de Bastian Martinez, que cuando irrumpe en escena, es para conseguir un gran momento a las seis cuerdas.

 

Seguimos avanzando y “Eternal” es otra extensa canción que vuelve a mezclar momentos muy relajados y melódicos con otros rotundamente complejos y enmarañados en los que todo fan del prog a lo Dream Theater disfrutará ampliamente. Hay también bastante poso teatral y muy solemne. “Footstep in the Snow” es una canción muy suave y delicada en la que la voz de Payne encaja como anillo al dedo. Otro de los grandes lujos de un disco especialmente sensible.

 

“Shadow of the Moon” es una sentida balada dotada de gran carga emotiva y con momentos intensos. Destaca especialmente el gran estribillo y ese teclado que combina arreglos con una línea más clásica. El gran final llega con “Dreamer” y ese muro de teclados imponentes en una despedida instrumental que busca más la solemnidad que el lucimiento personal o las destrezas evidentes de un teclista único. Queda entre himno y algo clásico, casi como de música de cámara.

 

Gran disco de Jordan Rudess, capaz de armar una banda casi real más que un proyecto personalista. Músicos de enorme calidad y un vocalista maravilloso que ayuda a facturar unas canciones muy bellas, variadas y en las que el derroche técnico no pasa por delante de la concepción de la canción. Son 20 discos en solitario ya, pero estoy seguro de que este es uno de los más especiales de todos, porque esto huele que va a tener continuidad, y, de hecho, ya han hecho un par de conciertos en formato trío.

 

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