Sí, la verdad es que vi muchísimos conciertos cuando era un chaval… Vivía en una ciudad universitaria y eso facilitaba que muchas bandas se pasaran por allí. Y todos esos grupos eran muy grandes. Posiblemente uno de los primeros conciertos a los que tuve oportunidad de ir fue uno de Fleetwood Mac, y estaban de teloneros de Deep Purple. Imagínate: Fleetwood Mac y Deep Purple una misma noche… Y yo pensaba: “estas dos bandas son alucinantes”. Es que los dos baterías de esa noche eran una pasada. Pero te diré que una de las primeras canciones que me tocaron la fibra fue una de Otis Redding: “Sittin’ on the Dock of the Bay”.
Todos esos discos de soul de la época, esos discos… me daban ganas de llorar. Todos eran geniales hasta el punto de que yo no entendía el por qué me tocaban tan hondo en mi alma. La música soul negra me atrapó durante años. Eran esas voces tan maravillosas y los temas sobre los que hablaban en esas canciones. Los discos de la Motown me hicieron explotar el cerebro. Es que era el cómo cantaban esas canciones y el cómo podían transmitir el corazón roto o un deseo. De verdad que me sentía como si me hablaran directamente a mí. Siempre me sentí así…

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
Descubre más desde Stairway to Rock
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.