70/100
Steamhammer / SPV
10 de mayo de 2024
El 25 aniversario de Freedom Call lo marca este Silver Romance siendo su décimo-primer álbum en el haber del grupo. La banda de Nuremberg sigue tirando de power metal melódico y felizón (el llamado happy metal) a pesar de que también hay canciones que huyen de lo obvio, pero siempre dentro de las credenciales que les suponemos a estos alemanes. Habrá quien vea mucha repetición de esquemas y apoyo en la formula manida, pero si les has ido siguiendo, digamos que hay unos cuantos temas muy disfrutables.
Lars Rettkowitz ya es uno de los miembros de referencia junto a Chris Bay y cada vez gana más peso a la hora de componer. Posee un estudio propio, es más joven que Chris y le han dado manga ancha para que produzca y crezca como compositor y músico. Por otro lado, vemos el retorno de Ramy Ali a la batería quien estuvo ya en el grupo hace unos años. Sabe mal que ya no esté el gran Ilker Ersin al bajo, pero es Francesco Ferraro el titular a las cuatro cuerdas.
Ya en el inicio con el tema homónimo nos vamos a una cabalgada power metal marca de la casa, de las que encantan a los fans del grupo. Dosis de positividad en vena, arco iris y la característica voz de Chris Bay que remata un himno a la altura de los que nos tienen acostumbrados estos alemanes. “Symphony of Avalon” entronca directamente con esos himnos almibarados de sus inicios que fueron capaces de ponerles en el radar a finales de los 90. Obviamente hay cierta repetición de esquemas, pero a estas alturas ya no toca pedirles grandes cambios ni riesgos compositivos. Es un tema que puede funcionar perfectamente en directo. Y eso mismo firma el estribillo: “We Are Freedom Call”.
“Supernova” es de lo mejor del disco con esa voz profunda y grave marcando eso de “Supernova” mientras los teclados de Chris Bay lo envuelven todo en un corte desenfadado y certero que luce especialmente a la vez que le da aire al estilo repetitivo del grupo. Aquí la velocidad queda aparcada para un medio tiempo realmente logrado repleto de coros angelicales. “Infinity” va comandada por el ritmo machacón de Lars Rettkowitz y cumple con estribillo más propio de Iron Savior. “Out of Space” ya baja el listón notablemente a pesar del interesante riff de teclado. Tampoco puedes pedirles singles en cada tema…
“Infinity” de inicio es puramente Stratovarius, compañeros de viaje a la vez que influencia notable. Bay canta de forma más grave y el tema posee unos aires bastante galácticos en los que vuelven a retorcer la fórmula ganadora. Gran papel de la batería de Ramy Ali, siempre precisa y veloz cuando la canción lo demanda. “Distant Horizon” cumple sin más con estribillo grandilocuente y otra dosis de power metal en vena a pesar de que aquí un poco huyen del producto tratado y dulzón con el que suelen trabajar. “In Quest of Love” ha sido single y es otro tema bastante prototípico ya no del grupo sino del estilo del presente disco, con unos teclados algo galácticos unidos al happy metal de toda la vida.
“Blue Giant” es una de las canciones que más se alejan de lo prototípico y está compuesta por Lars, y eso se nota. Queda todo a medio camino entre lo clásico y lo que apuntan a proponer, pero queda todo muy visto ya. “Meteorite” no pasa del correcto y en “Big Band Universe” hay retazos de progresivo combinado con coros dulcificados. Es una de las canciones más oscuras que queda reconducida por un momento veloz a doble bombo que nos devuelve al camino marcado. “New Haven” no aporta gran cosa a pesar de que hay un gran solo de Lars, siempre secundado por el buen hacer de Francesco Ferraro a las cuatro cuerdas.
“High Above” lleva esa onda más hímnica y onírica, repleta de teclados en un medio tiempo ampuloso, pero no recargado. Siguen siendo las guitarras de Bay y de Lars lo más destacado, pero termina siendo algo recurrente y repetitivo en lo compositivo. Finalizan con “Metal Generation” y a golpe de clichés y con otro de esos himnos positivistas, repletos de letras tópicas y estribillos ultra pegadizos. Así les conocimos y así quieren seguir. De lo mejor del disco, pues en el fondo es lo que esperamos de ellos.
Silver Romance va más allá de un vigésimo-quinto aniversario, unas bodas de plata aludidas en el título pues de alguna manera es como si Chris Bay dejase el camino libre a Lars como compositor y un poco hay cierta variación estilística. A pesar de ello es un disco previsible con hasta dos temas muy potentes que van a quedar, pero el resto se hace largo y bastante repetitivo. Cuando juegan a ser ellos mismos y tiran de clichés convencen más que cuando intentan sonar oscuros o progresivos.

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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