DGM – Endless

80 / 100

18 de octubre de 2024

Frontiers Records

 

Los italianos DGM vuelven a la carga con «Endless», su duodécimo disco de estudio, y el primero de ellos que es conceptual, girando en torno a la vida y a las decisiones que tomamos en ella. Me he aproximado a esta banda y su último lanzamiento con los oídos vírgenes, y sin haber escuchado antes a este grupo. Y lo que me he encontrado es un magnífico disco que suena tanto antiguo como nuevo, ya que mezcla el rock progresivo setentero con el metal progresivo más actual.

 

El resultado es muy interesante, y podemos encontrarnos teclados con sonidos muy añejos, pero combinados con guitarras que suenan mucho más modernas, todo ello adornado con otros instrumentos menos convencionales como flautas, saxos y violines. Esto nos ofrece un viaje musical fascinante, y con canciones muy diversas. Y tiene mérito, porque consiguen que ninguno de los cortes del trabajo suene igual que el anterior, y que cada uno tenga su propia personalidad sin sacrificar un marco sonoro cohesionado, que hace que DGM sea perfectamente reconocible en todos ellos.

 

Podríamos decir que cuando nos encontramos con una pieza más power, la banda no decide hacer un tema powermetalero genérico, sino que lo acercan a su propio estilo. Con ello, incluso cuando nos están recordando a otros grupos en algún momento, siempre lo van a hacer diferenciándose y trayéndolo a su terreno.

 

En DGM nos encontramos con el guitarrista Simone Mularoni, uno de los principales compositores. También están Mark Basile a la voz, Emanuele Casali a los teclados, Andrea Arcangeli al bajo y Fabio Costantino a la batería. Todos ellos tienen tiempo de lucirse en varias ocasiones en un álbum lleno de puro virtuosismo, solos y jugueteos musicales. Si te paras a escuchar a fondo cada tema, notarás que siempre está pasando algo por detrás, que hay capas con pinceladas constantes de instrumentos jugando que le dan mucho color. Es un torrente de sonido muy adornado, perfecto para escuchar una y otra vez e ir descubriendo nuevos detalles. Destacan especialmente las guitarras y teclados, que en casi todos los cortes tienen duelos en los que reclaman toda la atención.

 

El trabajo empieza con «Promises», que en sus primeros compases parece una balada acústica, pero enseguida estalla en un torrente instrumental que ocupa el resto de su minutaje, y que establece el tono y el sonido de todo el conjunto. Tras esta introducción sigue «The Great Unknown», que es todo lo que puedes esperar del arranque de un disco. Todos los instrumentos despegan con fuerza, incluido el violín eléctrico, y tiene un sonido añejo muy a lo Kansas, pero que a la vez suena potente y moderno. Hay mucho virtuosismo musical, donde la voz de Basile se luce especialmente comenzando un auténtico recital de potencia y sentimiento que nos acompañará durante todo este viaje.

 

Le llega el turno a «The Wake», que tiene un inicio lento creando ambiente de misterio, pero enseguida saltan las teclas y la flauta para tomar el control e infundirle un sonido de puro metal progresivo, dominado por constantes riffs de guitarra. He de decir que me ha recordado a bandas como Symphony X, pero sonoramente muy llevado al campo de DGM. Sigue «Solitude», que es una composición más lenta que mezcla estrofas suaves con guitarras acústicas, flauta y teclas marcando el tono, pero que se viene arriba con más instrumentos dándole fuerza al estribillo, destacando de nuevo una voz llena de garra y pasión. Todo con momentos muy progresivos, parones, cambios musicales y varios solos.

 

«From Ashes» desde el principio es puro power metal progresivo, comenzando con potencia y velocidad, con solos épicos de guitarra y teclado, y un estribillo con coros para cantar con los puños en alto. Y el siguiente corte es «Final Call», un medio tiempo muy hard rockero, en el que nos encontramos una gran cantidad de detalles y adornos como guitarras punteando aquí y allí. Tiene coros épicos, secciones más lentas con flautas dándole ambiente, y muchos cambios como un momento más lento a la mitad que hace más efectivo el paso posterior a otro más potente y metalero, con largos solos de guitarra y teclado antes de volver al tema principal.

 

El viaje se acerca al final con «Blank Pages», que desde las primeras notas de un piano con mucho más cuerpo sabes que es la gran balada del disco. Y una de libro, con estrofas suaves y un estribillo de los de cantar a viva voz, con mucha pasión y sentimiento. Es muy bonita, aunque con menos virtuosismo que en las piezas anteriores. Y el final llega con «…Of Endless Echoes» y sus 14 minutos, que no se hacen largos gracias a la habilidad de los músicos. En sus primeros tres minutos es suave, luego arranca hacia un medio tiempo más power, eléctrico y con un estribillo un poco más lento, pero que se viene muy arriba con muchos. Luego se van intercalando potencia con lentitud para los solos que acaban subiendo en intensidad en lo que es un cierre perfecto que une varios de los paisajes sonoros que nos hemos ido encontrando a lo largo del camino.

 

En definitiva, DGM ha hecho un trabajo excelente con un disco muy sólido y disfrutable, y varias canciones que posiblemente acaben agregadas a alguna de tus playlists personales si eres amante del progresivo. Hay para todos los gustos, para amantes del prog de hace varias décadas y de ese más moderno que se hace hoy en día. Todo ello con el descaro de añadir instrumentos menos convencionales hoy en día, y que le imprimen muchísima personalidad a esa mezcla de décadas que ofrece esta banda.

 

 


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