The Darkness brillan en Barcelona… pero sin deslumbrar

The Darkness + Dea Matrona

21 de octubre de 2025

Sala Apolo, Barcelona

Redacción y fotografía por Irene Kilmister.

 

Llegar a un concierto en esta ciudad se ha convertido en una gincana urbana. Entre el tráfico infernal y las omnipresentes obras que parecen no tener fin, entré en la sala justo cuando Dea Matrona estaba atacando su versión de «Oh Well» de Fleetwood Mac. No se me ocurre mejor bienvenida: guitarras punzantes, actitud y una elegancia retro que ya quisieran muchas bandas veteranas.

 

El cuarteto irlandés fue un soplo de aire fresco. «Magic Spell» y «Black Rain» sonaron poderosas, y cuando anunciaron que su penúltimo tema sería el acústico, «Glory, Glory (I Am Free)», el público se dejó mecer en una calma eléctrica antes de la descarga final con «Red Button», muy bien recibida y acompañada de la promesa de volver en marzo. Un final cálido, prometedor y con el público claramente rendido. Por mi parte, me quedo con ganas de haberlas disfrutado más, porque aunque solo tocaron media hora y apenas si escuché la mitad, me parecieron como un canto de sirena al que no te puedes resistir.

 

 

Glam rock con luces, humo y contención

 

Tras un breve cambio de escenario, The Darkness apareció para demostrar (una vez más) que el glam rock sigue vivo, aunque esta vez algo menos incendiario. Justin Hawkins, mitad guitarrista virtuoso, mitad showman, alternó solos con poses imposibles y un sentido del humor tan británico como su falsete. Sin embargo, se le notó más contenido físicamente, menos acróbata que de costumbre, aunque vocalmente deslumbrante: los agudos seguían intactos, filosos y teatrales.

 

Empezaron con «Rock & Roll Party», «Growing on Me», «Get Your Hands Off My Woman» y «Mortal Dread», una secuencia que mantenía el pulso alto aunque sin alcanzar la chispa de otras giras. En «Love Is Only a Feeling», la guitarra de Dan Hawkins se adueñó del escenario, haciendo que el público levantara los brazos en alto como si aquello fuera un ritual de purificación eléctrica.

 

El momento curioso llegó con «My Only», cuando el mismo Dan abandonó la guitarra para sentarse a la batería y dejar a Rufus Tiger Taylor a cargo de las voces. Cambio de roles inesperado y simpático, tras el que vinieron «Heart Explodes», y, a modo de interludio casi teatral, el propio Justin entonó el clásico «The Power of Love» de Jennifer Rush, soltando un sentido “And you are my man” que arrancó risas, suspiros y móviles en alto.

 

 

Un cierre más correcto que incendiario

 

«The Longest Kiss» y «Friday Night» mantuvieron la energía, mientras que con «Japanese Prisoner of Love» las revoluciones subieron justo antes de la traca final. «I Believe in a Thing Called Love» fue el punto álgido… o lo habría sido, si no hubieran tenido que parar la canción para pedir a todos que guardaran los móviles y  disfrutaran el momento, algo que el público aplaudió con entusiasmo, pero, fiel a la era digital, siguió grabando sin piedad.

 

El bis se hizo esperar más de lo políticamente correcto, por lo que algunos fans, cansados o con el metro en mente, abandonaron la sala antes de que la banda regresara con un brutal «I Hate Myself», cerrando con energía pero también con la sensación de que algo faltó.

 

Quizás las expectativas eran demasiado altas después de su actuación en Rock Imperium 2024, pero lo cierto es que este concierto de The Darkness en Barcelona fue más correcto que memorable. Divertido, sí; glamuroso, siempre; inolvidable… no tanto. Y es que estamos acostumbrados a un Justin imparable, incombustible y tremendamente impulsivo, sin embargo, se le vio más comedido, incluso algo descafeinado físicamente, lejos de aquellas acrobacias imposibles de otros años. Eso sí, los falsetes seguían intactos: agudos tan afilados que podrían romper copas (y algún corazón).

 


Descubre más desde Stairway to Rock

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja una respuesta