The Almighty + Wolfsbane
Rock City (Nottingham, Inglaterra) – 2 de diciembre de 2025
Texto y fotos: David Marco
Nottingham… Ciudad de leyenda, de reyes, de cruzadas y de sheriffs. De arqueros, de cuevas y de rebeldes románticos. Ciudad histórica en el corazón de Inglaterra imaginada infinitas veces por Hollywood, pero ensombrecida por su famosa vecina Birmingham y por el cercano Donington Park. Allí se presentaban los añorados Almigthy en su cita anual para reencontrarse con sus fans. Les acompañaban unos Wolfsbane a los que Blaze Bailey ha resucitado con éxito para la ocasión. El lugar elegido era el Rock City, un club de aforo medio con larga tradición local.
Wolfsbane recuperan el legado de Blaze Bayley
A las 18.00 se abrían las puertas para que los más madrugadores fueran colocándose en lugares de privilegio y revisando el abundante merch de las dos bandas. A las 18.45 llegaba la señal desde backstage y aparecían los miembros originales de Wolfsbane en escena, ocupaban posiciones tímidamente y saludaban al público expectante. «Steel» marco el inicio de un set lleno de viejos éxitos tal y como esperaban los asistentes. Temas como «All or nothing», «Loco» o «Rock city nights», esta última inspirada en esa misma sala tal y como explicó el mismo Blaze, fueron calentando a una audiencia que cada vez estaba más conectada con la banda.
Blaze no paraba de recorrer el escenario de un lado a otro bromeando y retando desafiante. Lo hacía sonriendo, se veía que estaba cómodo, a gusto, se notaba que estaba en casa, delante de un público «conocido» que cantaba y respondía con entusiasmo. Sonreía él y sonreía satisfecho Jesse Edwards que desde su silla nos entregaba generosamente su música con toda la energía que la enfermedad le ha robado. Un placer poder verle actuar y disfrutar con ello.
La promesa de unas vacaciones pagadas para todos los asistentes en un crucero sirvió de promoción para «Live Faster», regrabación de su primer LP Live fast. Die fast. Sirvió también para recordar el paso del tiempo, para que Blaze nos hiciera notar que ya hacia áas de 30 años que fue editado y para devolver al primer plano a su bajista, Jeff Hateley, que durante todo el concierto había adoptado un rol secundario en el escenario.
La sucesión de clásicos como «I Like It Hot» o «Smoke and Red Light» en donde llenaron el escenario de humo y luces rojas tal y como promete el título, nos conducían sin pausa a la recta final del show. Era el turno de «Manhunt», uno de sus temas más conocidos que fue coreado con furia y que al finalizar dio paso a «Paint the Town Red», el tema final. No hubo tiempo para más. 45 minutos de intensidad y reencuentro, 45 minutos de honestidad y sencillez, 45 minutos para redescubrir una banda, vivirla y disfrutarla. Eso fue todo, se despidieron felices, con una sonrisa de satisfacción en la cara… otra vez la sonrisa…. esta vez en cara de todos los músicos y asistentes.

The Almighty juegan en casa… y lo ganan todo
Una vez finalizada la descarga de Wolfsbane, el Rock City se preparaba para recibir a «Los Almighty«. Los de Glasgow reunieron a la banda original en 2023, Tantrum, que dejo la banda en 1992, volvió para tres conciertos exclusivos que fueron un éxito rotundo y que abrieron la puerta a la deseada reunión que, por el momento, aún no ha llegado.
Con aquellos conciertos bautizados con el profético nombre «Never Say Never» comenzó lo que ahora parece una tradición que se repite anualmente. Tres únicos conciertos al año, tres fechas en el mismo fin de semana y siempre con final en Glasgow. Esto convierte cada cita en un peregrinaje ineludible para celebrar su música y su legado. Creo que así lo entienden ellos y así lo entienden sus fans que llenan cada recinto como si fuera una ocasión única e irrepetible…
Los 30 minutos de descanso pasaron volando, la música paró, las luces se apagaron y nuestros héroes salieron a escena al grito de «Al fucking mighty«. La canción elegida para el arranque fue «Taking Hold» del maravilloso Powertrippin. Una proyección con la portada del disco se reflejaba en un frontón que coronaba el escenario y que prolongaba la imagen hasta el fondo, justo por encima de la batería de Munroe. Justo delante del telón de fondo, dos filas de Marshalls hacían hueco a la batería y justo delante de los Marshall, dos paneles translúcidos servían de pantalla para proyectar el logo del grupo a la vez que permitían visualizar la potente imagen de los altavoces.

«Jonestown Mid», del Crank, y «Over the Edge» completaron el trío de ases con el que arrancaron los escoceses. Sin piedad, sin tregua, recordando lo grandes que fueron y sonando perfectos ante su público. Tantrum había ocupado su lugar a la izquierda de la poderosa presencia de Warwick. Protegido por sus eternas gafas de sol y luciendo camiseta de sus paisanos New Model Army. Floyd London, a la derecha, era todo carisma, su bajo sonaba nítido, limpio y fiero, lleno de una energía que transmitía con cada nota que arrancaba.
Tras el primer trío de ganadores llego «Love Religion» que supuso el primer saludo de Ricky a su audiencia, nos recordó como la verdadera religión debería ser el amor y se lanzaron a por ello. Los temas de los cuatro tótems de su discografía, sus cuatro primeros álbumes, se repartían el protagonismo, así, iban cayendo piezas como «Power», «Full Force» o «Addiction», todas ellas coreadas por un público entregado a la causa.
Para cuando llegó «Out of Season» bajaron revoluciones y Warwick, al finalizarla, se preguntaba el por qué había estado tan ausente del repertorio hasta entonces… «No es un mal tema, ¿no es cierto?» Se preguntaba. La ovación del público fue la respuesta. No fue esta la única sorpresa, ya encarando el último tercio hubo hueco para “Thunderbird”, un corte aparecido en la cara B del single «Wild & Wonderful» que a muchos nos pilló desprevenidos, un tema que no esperábamos y que fue el contrapunto necesario a la intensidad de himnos como «Wrench» o «Devil’s Toy» que se sucedían uno tras otro.

«Destroyed» y «Jesus Loves You» fueron las elegidas para encarar el final. Y «Jesus Loves You» tiene algo especial… es ese inicio pausado con tan solo la acústica y la voz cálida de Warwick que va subiendo de intensidad. Esa confesión con rabia contenida que explota en el famoso estribillo y que se repite una y otra vez, ese mantra del que todos participamos, que nos deja vacíos, pero al borde del éxtasis… Tiene ese algo perfecto para dejar la sala patas arriba pidiendo más y más, pidiendo algo que todos sabíamos que estaba por venir cuando vimos la acústica preparada para que Floyd tocara los primeros acordes de un «Wild & Wonderful» que fue el colofón final del set principal.
Unos minutos más tarde la banda volvió para gastar sus dos últimas balas con la promesa de repetir el año próximo. La festiva «Free and Easy» aclamada por todos y «Little Lost Sometimes» pusieron el punto final a un concierto de una banda en plena forma, que sonó perfecta, que se mostró compenetrada y que parece lista para sacudirse el polvo y afrontar retos más ambiciosos. De momento tiene cita con el gran público el próximo verano en Wembley con Maiden al frente. Se retiraron como los grandes, con una sala entusiasmada y dejando la idea infecciosa de repetir.

Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
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