Cine Rockero: “The Navigator – A Medieval Odyssey”

Director: Vincent Ward

Productora: Circle Films

Año: 1988

Curiosa y entretenida película neozelandesa de ficción, dirigida por Vincent Ward y realizada con un presupuesto ínfimo. No es una joya cinematográfica, es más, muchos la adjetivan como mala, y razón no les falta, pero no por eso hay que despreciar y olvidar que posee sus encantos que pueden hacer de ella una película de culto.

 

Estrenada en 1988 y ganadora de seis “Óscars neozelandeses”, participó en el Festival de Cine Fantástico de Sitges y tuvo cierta repercusión si bien ha quedado olvidada en el tiempo. Precisamente su argumento es protagonizado por un salto en el tiempo… y la originalidad y los detalles pueblan su eleborada narración, que por momntos descoloca y uno queda algo decolocado.

 

En una aldea olvidada, en pleno invierno del S.XIV, malvive un poblado medieval atemorizado por la peste negra (bubónica) y espera impaciente la llegada de Connor, líder local que ha salido de las fronteras y que vuelve con malas noticias. La muerte avanza y pronto su alargada sombra caerá sobre los suyos. El poblado decide ofrecer a Dios una cruz de cobre y alzarla en la iglesia del fin del mundo, en su torre más alta.

 

El hermano menor de Connor, Griffin, tiene visiones y cree que pueden viajar hacia su objetivo perforando el subsuelo, con posibilidades de llegar a la iglesia del fin del mundo antes del alba, justamente cuando la muerte llegue al poblado. Su viaje fantástico da un giro inesperado a la llegada a la gran ciudad, que no es otra que Sydney de 1988.

 

A sus ojos los coches son dragones, un submarino un horrible monstruo marino y un viaje en metro su peor pesadilla. La noche en la ciudad es para ellos una epopeya épica y más cuando una visión de Griffin avisa que uno de ellos morirá precipitado de la torre de la iglesia.

 

Podemos pensar enseguida en la producción francesa Los Visitantes si bien el humor aquí no es el género perseguido por el director. Es más una especie de El señor de los anillos (el libro), con el cual guarda bastantes similitudes, si bien aquí la Tierra Media es una urbe y los monstruos los habitantes de Sydney. La combinación de blanco y negro de la realidad con el color de las visiones y una banda sonora efectiva y preciosa, de aire medieval fantástico, dota al film de una épica extraña pero sumamente atractiva.

 

Film de serie B, muy correcto, poseedor de un aura especial sólo apreciable una vez visto el film. Otro gran punto a favor es el original final, pero se entiende, que como norma general, la mayoría opine que no vale un pimiento. Un título de absoluto culto que divide opiniones y que os invitamos a ver, por lo menos, una vez en la vida.

 

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