Director: Stephen Derek
Productora: Warner Bros
Año: 2001
Hay muchas películas sobre el mundillo del rock, el showbusiness y el circo musical, pero pocas dedicadas a ese gran desconocido para el gran público: el heavy metal. En 2001 vio la luz un prometedor film que, en un principio, estaba basado en el ascenso de Tim “Ripper” Owens al estrellato, llegando a liderar a todos unos Judas Priest. Esa “bonita” historia hizo que el director Stephan Herek quisiese recrearla, pero a medida que las cosas avanzaban, el guion fue por otros derroteros. Esta especie de comedia-drama contiene desgraciadamente todos y cada uno de los clichés del heavy metal esperables. En fila, de uno en uno. Pero sí que hay momentos interesantes y sí hubo cameos y referencias bastante logradas.
Chris Cole (Mark Wahelberg en el film) da el pego siendo un joven técnico de fotocopiadoras que posee su propia banda de versiones de Steel Dragon (Blood Pollution). La vida de a mediados de los 80 en Norte América, con esas bandas que se hacían un nombre en las calles, se refleja, pero con ello también los clichés. La pelea absurda en el párking o las exigencias de Cole a los miembros del grupo rozan la parodia. Los Steel Dragon, con Jeff Pilson, Dominic Best, Jason Bonham y Zakk Wylde encarnan al hipotético grupo que decide echar a su líder para dar entrada al prometedor Chris Cole, que sería rebautizado como Izzy.
Luego hay toda la vorágine de gira, disco, groupies, fiestas, especímenes raros de mánagers y demás tópicos. La relación del protagonista con Jennifer Anniston está condenada a pasar por un bache. La vida da vueltas en bucle y el protagonista deberá decidir si elegir continuando vivir su sueño o sentar la cabeza. Como símbolo del fin de una era, Cole decidirá volver a Seattle (tenía que ser esa ciudad, claro) y martirizaría a sus parroquianos con su guitarra acústica, vestido a lo Kurt Cobain.
Hay momentos realmente simpáticos como cuando despiden a Bobby Beers del grupo, cuando revela su homosexualidad o los bucles del destino, pero en ningún momento hay momentos para el recuerdo como en “Spinal Tap” o en “Casi Famosos”. Lo que sí pasará a la historia, eso sí, es la potente banda sonora. Los temas funcionan de verdad y las voces las ponen el olvidado, pero casi divino, Mike Matijevic (Steel Heart) y el enorme todoterreno Jeff Scott Soto.
Musicalmente hay temas que enganchan de verdad y hasta Soto llega a tocar alguno en directo en la actualidad. A pesar de que la película no pasa del correcto y de lo entretenido, para los que nos guste el heavy metal es imprescindible. También cabe resaltar el gran papel que hace Thimoty Spall como el asqueroso mánager Mats. Si alguna frase de la película merece pasar a la posteridad es la suya de: “He salido a mear…”.
Y os añadimos un extra a la crítica pues el enorme vocalista de Slash y Alter Bridge Myles Kennedy participó en el film y nos dejó su opinión sobre el mismo:
“Sí, fue la única película en la que probablemente aparezca, porque me di cuenta de que los actores se levantan muy temprano. Pero fue genial, fue una gran experiencia. Fue una de esas cosas donde simplemente ya estaba feliz de estar allí. La gente me dice: «Oh, me gustó tu actuación en Rock Star«. Y yo pienso: “bueno, en realidad no estaba ni actuando”. La exuberancia que ves y la emoción en mi rostro era simplemente yo, no podía creer que estuviese en Hollywood haciendo una película con actores”.
“Y ahí estaba Zakk Wylde y Jason Bonham. Para mí, fue totalmente surrealista y muy divertido. Y lo curioso es que no tenía idea de la longevidad que iba a tener esa película, o como el seguimiento de la misma iba a continuar en el tiempo. Es una peli de culto. 20 años después, la gente todavía habla sobre ella. Pensé que simplemente pasaría y eso sería todo. Y me equivoqué”.
Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.