Cine Rockero: “Amadeus”

Cine Rockero: “Amadeus”

Director: Milos Forman

Productor: Orion Pictures / The Saul Zaentz Company

Año: 1984

 

Ocho Oscars cosechó el biopic sobre Mozart “Amadeus” en 1984 a manos del director Milos Forman, y pocos me parecen… ¿Hay quien haya olvidado la risita insufrible de Tom Hulce encarnando al maestro? Y es que, hoy en día, hay muchas adaptaciones de bandas y solistas bajo el nombre de biopic, pero pocas o ninguna han estado al nivel de lo conseguido en la película “Amadeus”. Estamos hablando de cine en mayúsculas del director de “Alguien voló sobre el nido del cuco”, que se basó en la obra de teatro de Aleksandr Puixkin.

 

En el fondo todo se resume en una lucha de los genios y los mediocres y la envidia que padecen los mindundis en cualquier terreno, pero esta vez trasladado en la música. A nivel de genialidad y en manos de un némesis apoteósico como es el músico de cámara Salieri, encarnado por un inmenso F. Murray Abraham, que es capaz de robarle el protagonismo a todo un Mozart encarnado por una interpretación ya de por si excelsa por parte de Tom Hulce.

 

Es espectacular la versión del director en la que se ve a un Mozart más patético, pues normalmente, los genios, son muy buenos en sus campos, pero muy vulnerables en otros aspectos de la vida. Nuestro Mozart es un prodigio ya a los cuatro años, y su padre, hace de él, un monito de feria ambulante capaz de enamorar a toda corte europea que lo escuche tocar. Pero “Wolfie” era un genio, y el músico de cámara real de la corte del Emperador José II de Austria, Antonio Salieri, lo tuvo claro desde el primer momento: Mozart era un ser superior, la voz de Dios en el terreno musical.

 

El gran problema es que Salieri, devoto de Dios, había dedicado toda su vida al altísimo, entregándose a la castidad y la bondad absoluta a cambio de que Dios mantuviera en él la capacidad de ser un músico único y que su legado pasase a la historia. Obviamente la irrupción de Mozart en la corte hace que toda su vida se tambalee y que vea una traición divina. Salieri decide boicotear con todas sus fuerzas la carrera del joven prodigio.

 

La historia empieza cuando Salieri intenta poner fin a su vida y su suicidio es truncado para ingresarlo en un sanatorio mental. Allí vive rodeado de otros “mediocres”, como él se define siempre que se compara ante un coloso joven llamado Mozart. El genio, de modales poco refinados, tiene la humildad proscrita y, consciente de su genialidad, vive como una estrella de rock de la época. El músico italiano no puede entender como el buen Dios ha decidido bendecir a Mozart y no a él con el talento puro.

 

La fotografía y el vestuario ambientados en el siglo XVIII son impagables y las situaciones que presenta Forman son absolutamente memorables. Cómo se compone “Don Giovanni” tras la muerte del padre de Mozart, la creación de “La flauta mágica” cuando busca ganar dinero más allá del círculo de la corte o el fabuloso “Requiem” son escenas impresionantes de una película que te atrapa. El añadido de la pirotecnia y de los objetos espectaculares en escena son pequeñas licencias de una película absolutamente imprescindible.

 


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