Catalina Grande Piñón pequeño – Música para mastines

85/100 

21 de marzo de 2025

Maldito Records

El día que nos ofrecieron entrevistar para nuestro canal de Youtube a Catalina Grande Piñon pequeño ni les conocía ni les quería conocer… Lo primero que uno piensa es: “qué puta mierda de nombre”, pero claro, yo elegí para una de mis bandas el nombre de Nonnó Emperatroz, así que no soy nadie para criticar. Suponía que sería una banda punk y me prometí que les haría una reseña, y en eso estamos… Desde León llegan estos catalinos inclasificables que disparan a todo sin necesidad alguna que apuntar. Tienen sus bromas internas traspúan en letras y en un zapping de estilos que desespera tanto como enamora.

 

No sé si quiero indagar más en su discografía, pero su propuesta es tan valiente como absurda, y entiendo que en directo todo puede cobrar un sentido a algo que es del todo inconexo. Odas de medio minuto a la cotidianidad, gamberrismo ilustrado, estilos metidos en calzador que van de la ópera al nü metal y cero autocensura, que va de lo hiriente a la falcidez de Los Inhumanos. Toda la resultante termina siendo atractivísima en un sinsentido del que uno se alegra de que existan bandas así. Es que no creo que sean ni originales, creo que son así… y ya me cuento como fan.

 

Las hostilidades empiezan con “Burgos-Francia” y uno ya entiende que aquí no va a entender nada. La conexión de la señora gorda con las latitudes burgalesas y de la Galia es algo que toca preguntarles a ellos… “Gorro de piscina negro” combina en menos de un minuto sonoridades de Def con Dos con coros surf a lo hardcore melódico y una letra terrible, pero… tiene su gracia. Y es que el disco va calando a base de sacar bombones a cada cual más extraño y diferente del otro. Hay canciones que son más “canciones” como “Pladur”, en las que puedes ver que David Verderón canta muy bien, pues aquí se acercan a un rock urbano más básico y directo con las guitarras de Richard Majo rasgando.

 

Si buscamos punk de raíces hay que ir a “Barbies en Wallapop” con canción protesta, berridos y un estribillo muy de directo de los que gustan. La batería no busca grandes alardes de técnica, pero innegablemente Adrián Cavero la tiene. Ha sido single y la fantástica frase de: “cuando yo me muera dejaré en herencia a los ricos, toda mi miseria” es más que un eslogan. Y ves que David Verderón es un enorme vocalista.

 

El “El cartel de los Helados” es un tema rescatado par el disco. La letra es evocadora de los veranos de los niños, pero hay otro giro muy interesante luego en “Gastos de gestión”. Buena puya que dice mucho en sus 24 segundos de duración.  “Pudrirme en la ITV” es otra de las canciones más trabajadas y extensas. Una oda al costumbrismo en lo que es la balada del disco y en una letra y melodía que nos acerca a Los inhumanos. Podríamos remarcarlos como influencia, pero es que Catalina está influenciada por todo y por nada.

 

La vida es una barca” dijo Calderón de la Mierda y Catalina nos dice que “La vida es un refrán”. Punk por vena con refranes retocados en una gran letra para una de las primeras formas de legar el conocimiento: el refrán. Ojito a “Lorenzo Lamas”, y ojo a los referentes del combo leonés, pues es un rap con una letra afilada y un groove muy conseguido que reposa en el bajo. “Calcetines del ayer” es punk español de manual y se agradece entre este túrmix estilístico.

 

Hay varios invitados en el disco y en “No soy Amancio Ortega” hay un pop pegajoso con una letra hiriente que dispara con bala en un carrusel de voces que se suman a la causa. Mucho mensaje con cara amable por el estilo musical. Oscuridad y cadencias doom para “El candado del cementerio” en la que me llegan a recodar la parodia de Gigatrón pero en otras tesituras. ¿Son una banda paródica? Quizá sí, pero es que aquí hay de todo. “La de los tríceps” es el matrimonio imposible entre el punk hardcore del Nueva York chungo de Cro-Mags con flamenco. No era necesario, pero bienvenido sea. También luce la guitarra de Richard.

 

 

Uno de los temas que creo que mejor les define es “Perros con jersey”. Suscribo toda la letra, pero es todo descolocante, aunque delicioso. “Peinarme como Rafa Nadal” es otra chipiriflautada a ritmo ramonil que tiene mucha gracia, aunque no creo que te compres un KIA tras escucharla. “Quattro Stagioni” va a contratiempo siendo una oda al trabajador con invitados en las voces. Y el final con “Arremoto” es absolutamente horrible. Una canción infantil llevada a terrenos operísticos que termina siendo el mejor final para definir a Catalina Grande piñón pequeño.

 

Desde estas líneas os prometemos entrevista con los leoneses puesto que necesitamos un manual de instrucciones para llegar a entender de qué va todo esto. Entrevista y ganas de verles en directo. Obviamente os los podemos recomendar, pero que no os gusten entraría dentro de la lógica normal. Pero cuando criticas tanto y les pones una notaza es porque Catalina Grande piñón pequeño poseen algo realmente especial. Son “Milana bonita” con kalashnikovs.

 


Descubre más desde Stairway to Rock

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja una respuesta