Bryan Adams
16 de noviembre – Coliseum – A Coruña
Crónica: Jordi Tàrrega
El eterno adolescente, el rey de la balada y la radiofórmula de los 80 y los 90 llegaba a La Coruña ante un llenazo de 9300 personas que abarrotaron el pabellón Coliseum. El canadiense es uno de los grandes nombres de lo que podemos entender como rock de estadio en su vertiente más comercial posible. Muy buen ambiente y detallitos de calidad como ese coche volador guiado por drones y que sobrevolaba al gentío. Un coche que parecía antiguo, pero que lucía y molaba, un poco como si fuera una especie de metáfora sobre el mismo músico. Pues en el coche hay luces, hay clase y te lo quedas mirando embobado.
No había teloneros y los fotógrafos fueron escasos, relegados a un lado del escenario y tirando fotos durante el primer tema. Nada más. Y es que a pesar de que Bryan Adams está en una forma envidiable y a un nivel impresionante, huye de los primeros planos. Impactante arranque con “Kick Ass” en la que un único foco ilumina al ídolo y este va nombrando cada instrumento a la vez que un chorro de luz lo ilumina. No había bajista, pero lo disfrutamos igual con el buen hacer del teclado, cubriendo las cuatro cuerdas que faltaban.
Ya en el primer tema Adams pasó por los tres micros dispuestos a lo largo del escenario y bajo unas luces rojas intensas (los fotógrafos las odian, por cierto…). Esperábamos un concierto de grandes éxitos y eso quedó patente en el segundo tema: “Can’t Stop this Thing We Started”, uno de los grandes hits del Waking Up the Neighbours. Muchos aplausos, gran voz y un “Somebody” meloso del genial Reckless. Destacar la inmensa labor de Keith Scott en la guitarra con unos solos que le llevaban a primera línea. Continuaron con “18 Til I Die” y “Please Forgive Me”.
Entre los 9300 asistentes había muchos “Felipes” y los temas menos conocidos apenas parecían ser apreciados como “One Night Love Affair”. La festiva “Shine a Light” fue introducida con un Adams simpático (siempre lo es) que nos contó que estaba dedicada a su padre. También hubo una alusión a Palestina y la gente prendió la luz de su móvil logrando un momento muy emotivo. Disfrutamos el “Take Me Back” y de detallitos auténticos como que es él quien toma las guitarras y bajos sin que nadie se los tenga que dar.
La sorpresa de la noche fue la petición de una chica, que sería correspondida: “Let’s Make a Night to Remember” con juegos con el nombre de chicas. Bryan intentaba adivinar el nombre de la chica lanzando nombres hispanos y latinos y sin puntería alguna. Y lo mejor de la noche llegó empalmando juntas “Kids Wanna Rock” y la extraordinaria “Heaven”. La primera es el single más contundente que nunca grabó Adams, de lo más rockero que posee. La segunda es la madre de todas sus baladas, y decir esto… es decir mucho.
“Go Down Rockin’” con armónica fue un momento muy Bruce Springsteen, para luego marcarse el gran homenaje a Tina Turner. En “It’s only Love” jugó con temazos del calado de “The Best” y “What’s Love Got to Do with It” de la gran diva. Cayeron sólo tres temas de su último disco, el numero 15 en su haber, pero es la excusa para seguir girando y disfrutando del oficio. Después del momento emotivo y bonito hacia Tina, un poco contrastó con lo que se perpetró a continuación…
En “It’s only Love” nos dijo que era una canción bailable y que animaba a la gente a sacarse la camiseta y a ondearla al aire. No se animó mucha gente, pero una cámara sobre escena captó las imágenes de caballeros luciendo torso. Yo he vivido conciertos en los que la gente hace eso y es sencillamente insoportable el olor de vagón de metro a las 7:15 de la mañana. Afortunadamente la gente se levantó de las gradas y bailaron, sin despojarse, también al son del “Blue Suede Shoes” de Elvis. Preferí ese medio tiempo evolucionado en sonido que es “Cloud Number Nine” y el momentazo de la noche: “Rock and Roll Hell”, tema que compuso para KISS.
Voy a confesar que me gusta más la versión de Bryan, con luces rojas y mucha fuerza. Incluso la alargaron. El “Here I Am” quedó en formato acústico, solo con el héroe en escena, gran canción, y luego, y en el mismo formato, el homenaje a Joe Cocker: “When the Night Comes”. Los ritmos reggae lucieron en la nueva “Always Have, Always Will” y los rockeros de pro fueron a mear en “(Everything I Do) I Do It for You”. Baladón por antonomasia dentro de su discografía que emana nostalgia y que hace crecer un mar arbolado de móviles. Y luego siempre se agradece que suene algo tan grande como el “Back to You”.
Más de dos horitas y cayó su último single con el coche volviendo a volar en “So Happy It Hurts” en acústica para alegría de la gente. Tema positivista con la marcada batería. Dos horitas y muchos clásicos todavía por sonar, así que optaron por la siempre aclamada “Run to You”, a la que seguiría la inmortal “Summer of ‘69”. Historia viva del rock, guste o no guste, y también carnaza de Rock FM. Estábamos en modo “cielo” y hubo homenaje a Paco de Lucía, quien puso la guitarra acústica en “Have You Ever really Loved a Woman”. A mí esta canción me puede… Y siguió la fiesta con el “Cuts like a Knife”. Puro Bryan Adams en todo su esplendor.
“Straight from the Heart” es otro de los baladones infaltables y la hizo con guitarra acústica. El rey de la balada FM optó por “When You Love Someone”. Momento en el que te das cuenta que a nivel de letras y temática el canadiense siemrpe ha funcionado a sota-caballo-rey. Pero cuando ataca el “All for Love” hace que el pabellón se derrita. Siempre me pareció una canción memorable. Para la despedida cayó el “Can’t Take My Eyes Off You”, popularizada por Gloria Gaynor, pero tema escrito para Frank Valli de los Four Seasons. Ese momento verbenero me hizo sentir como en una boda masiva alejándome completamente de lo que espero de un concierto del gran Bryan Adams, pero tanto da, la gente lo agradeció.
Dos horas y media de concierto dejan claro que lo que sigue ofreciendo Bryan Adams en 2024 es algo muy grande y plenamente disfrutable. A estas alturas puede hacer lo que le plazca, incluso recordar a su madre de 96 años y dedicarle algún tema. Banda sonora de varias generaciones y un repertorio apto para todos los públicos. Es un tipo con mucho sentido del humor y juega con la autocrítica incluso.
Es divertido pensar cuando en la película “South Park” se parodiaba al cantante y se afirmaba en sus delirantes diálogos: “Canadá ha atacado varias veces a Estados Unidos con Bryan Adams”. Y el presidente de Canadá contestaba: “Ya hemos pedido perdón en repetidas ocasiones por Bryan Adams”. La sensación percibida es que Bryan Adams es un cochazo de época al que te giras para ver, porque, a pesar de los años, sigue molando como antaño.
Licenciado en INEF y Humanidades, redactor en Popular 1, miembro fundador de TheMetalCircus y exredactor en webs y revistas como Metal Hammer, Batería Total, Guitarra Total y Science of Noise. Escribió el libro «Shock Rock: Sexo, violencia y teatro». Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.