Manowar vuelven a ser Manowar diez años después en el Kingdom of Rock

Manowar + Doro + Freedom Call + Electrikeel 

8 de marzo de 2025

Navarra Arena (Pamplona)

Organiza: Kingdom of Rock

Crónica: Jordi Tàrrega

Fotos: Lorena Mora

Y los dioses volvieron con un concierto a la altura de una leyenda que ellos mismos se encargan de revitalizar y hundir con una palada de cal y otra de arena. Los conciertos de Manowar son una ruleta rusa de la que no puedes predecir el resultado. Lo que sí tenía claro es que tras ese fiasco que fue el Rock Fest de 2014, y de que los promotores hispanos tuvieran las alarmas encendidas, Manowar volverían a ser ellos mismos y a ofrecernos un concierto a la altura. Y así fue, con un Navarra Arena lleno hasta los topes. Era precioso ver a esa inmensa arena llena con 10000 personas. Sold out muy merecido.

 

Vino gente de toda España, veteranos que contábamos batallitas y muchos reencuentros de amigos y amigas de conciertos. Pero la noche fue completa, y antes de que Manowar volvieran a ser Manowar sobre el escenario, también fueron Manowar fuera del mismo. Prohibido hacer fotos y vídeos a los fotógrafos profesionales, obligados a dejar sus herramientas de trabajo bajo llave. Que en 2025 los de Nueva York quieran ponerle puertas al campo es un sinsentido, pero es divertido que sigan exigiendo cosas que pocos o nadie exige. Por cosas como estas les amamos, y por cosas como estas les odiamos (a veces). La providencia quiso que ese 8M Manowar ofrecieran un concierto, algo que también tiene su gracia…

 

 

Electrikeel no desaprovecha la ocasión a base de thrash metal

Antes estuvieron los locales Electrikeel, que lejos de amilanarse por el escenario y el momento, estuvieron pletóricos tirando de thrash metal old school de toda la vida. Tienen mucha personalidad y jugan especialmente bien sus cartas a pesar de que su propuesta musical es un tanto manida. Usaron medio escenario, pero también tenían las pantallas laterales para su uso y disfrute.

 

Gustaron especialmente en la final “Till We Die”, sonando abrasivos y contundentes. Su vocalista rasga la voz, pero también juega por momentos con los guturales y pudimos ver a una banda perfectamente rodada y engrasada. Pamplona puede lucir con orgullo a un grupo que es capaz de subirse al escenario y no desentonar, sino sumar y agradar entre un triple ataque internacional realmente potente. Un gran acierto de una noche para el recuerdo.

 

 

Freedom Call pasea su happy metal con elegancia

Siempre he sido muy fan de los de Chris Bay, y a pesar de que el tiempo pasa y que la formación cambia, el cuarteto estuvo muy enchufado y ofreció un buen muestrario de lo que son y especialmente de su nuevo disco. Cayeron once temas de happy metal en vena, de corte hímnico, empezados por “Babylon” y continuados por un “Supernova”, que gustó al gentío que ya empezaba a abarrotar el Navarra Arena. En “Silver Romance” y “Out of Space” se evidenció que Silver Romance es un muy buen disco.

 

El cuarteto germano lleva mucha cosa pregrabada, pero disfrutamos de “Mr. Evil” (en la que el vocalista vistió un gorro horrendo y gafas de sol) y “Freedom Call”. Después de tanto tiempo tienen muchos clásicos a doble bombo, a cargo de Ramy Ali, y con un Bay que es casi el 80% del grupo. Tiraron de temas ideales para corear como “Power and Glory” o “Warriors”, perfectamente defendidos ante ese muro de Marshalls. La batería estaba sobre la tarima y tras “Metal Is for Everyone” Lars Rettkowitz se puso la guitarra detrás de la espalda en la final “Land of Light”. Siempre cumplen, pero los prefiero ver o en festivales o en su propia gira.

 

 

Doro: la eterna reina que nunca falla

Hubo un tiempo en el que ver a Doro era casi un milagro y ahora está en todas partes. Es de la generación de Saxon, de Accept y de tantos que no saben hacer un concierto malo, por lo que cumplió con creces. Apareció formando el trío con la batería atrás y saliendo fuego del escenario para interpretar el “I Rule the Ruins”, clasicazo por vena, seguida del “Earthshaker Rock”, también de Warlock. La banda es más que fiable y se les nota disfrutar, incluso la realización optó por darle muchos momentos al batería en primeros planos.

 

“Time for Justice” es la nueva canción a presentar de un último gran disco. Dio el pego entre tanto clásico para luego ir a por el “Burning the Witches”, una de las canciones del primer disco de Warlock. La rubia de Düsseldorf que se casó con sus fans y con la música a la vez que sigue siendo toda entrega, sonrisas, y el cariño que le tiene la gente es total. “Fire in the Sky” y “Raise Your Fist in the Air” son presente y pasado reciente. Todo perfectamente defendido y con una guitarra especialmente lucida.

 

 

“Für Immer” sigue siendo uno de los grandes momentos y esa maravillosa idea de meter una frase en español en un tema en alemán sigue funcionando tantas décadas después. “Hellbound” fue uno de los regalazos de la velada, pues pocos la esperaban. Doble bombo y velocidad Accept para lucir un tema del segundo trabajo de Warlock. A destacar ese solo de guitarra con aires neoclásicos. Puede que prefiera a la reina del rock en festival y en espacio abierto, pero cuando suenan “Revenge” y “All We Are” poco hay que reprocharle.

 

Su versión del “Breaking the Law” es ya un clásico absoluto y antes de tocarla preguntó: “¿Recordáis 1986?” y esos bises con “Metal Racer” y “True As Steel” redondearon un muy buen concierto, con pantallas, fuego, humo y con 12000 personas entregadas. Cantamos los himnos imperecederos en una noche que de verdad fue un regalo en muchos sentidos. Tiene toda la lógica que Doro Pesch estuviera invitada a ese concierto y pudiera tocar ante todo ese gentío.

 

 

Manowar se reconcilia con todo un país

Y llegó el momento… y los dioses volvieron a elevarse en un concierto dinámico, sin palabrería vacía, sin parones y en el que la música y Eric Adams lucieron como deben. Toca destacar el gran hacer de un Michael Angelo Batio tremendo. Me parece el guitarra perfecto para Manowar, la lástima es que no le dejen jugar a hacer sus exhibiciones dactilares. Si le has visto en algún clínic sabes que este hombre juega en otra liga y si saca la guitarra de cuatro mástiles… pero eso sería opacar a Joey DeMaio, y eso no pasará NUNCA. Flashes de luz e imágenes del guerrero al que no se le ve la cara junto a portadas clásicas de fondo.

Salió el grupo tras una intro ritual, las palabras de Orson Wells y unas señales que te advertían de que no hicieras fotos. Rugió la sala y “Manowar” y “Kings of Metal” son el perfecto inicio de show. Dos clasicazos de diferentes épocas con un sonido perfecto y con el público acompañando los estribillos. Mucho fuego, imágenes proyectadas detrás, algún punto patriótico y repito: un Eric Adams estelar. Hubo algunos momentos en los que Eric se ahorró algún agudo, pero el público cantó como un ejército fiel y entregado.

 

Había dos niveles para proyecciones. Uno enorme de fondo y otro en la plataforma que eleva la batería de un buenísimo Dave Chedrick. Hay en las cortinas donde se proyectan las imágenes unos cortes en los que los músicos aparecían y desaparecían. Los chorrazos de humo acompañaron “Fighting the World” y agradecimos especialmente el “Brothers of Metal Pt.1” del Louder tan Hell. Pero el pasado mítico pidió paso con dos piezas maestras: “Army of the Immortals” y especialmente con “Blood of My Enemies”. Y es que Hail to England y Sign of the Hammer vertebaron el set list de esa noche.

 

Batio se salió, pero obviamente lo tienen un par de pasos por detrás de Joey y Eric. Momentazo con “Kill with Power” y los juegos con el bajo de DeMaio. Adams estelar y luego el “Black Arrows” que sirve para el momento solo bajo nombre de canción. Bien por Michael Angelo y momentazo de la noche con “Mountains” y con la proyección de una noche estrellada en pantallas. Una canción exigente en lo vocal, delicada y casi ritual.

 

Ese tramo nostálgico fue impagable, y posiblemente lo mejor de la descarga. Estamos hablando de joyas épicas de la talla de “All Men Play on 10” y de “Sign of the hammer”. Hubo cierta reiteración en algunos fondos, pero tampoco es que podamos quejarnos pues es que luego caían seguidas “Bridge of Death” y esos halos de luz blancos en “Thor (the Powerhead)”. Míticas composiciones excelentemente defendidas. Pero si algo disfruté especialmente fueron esas dos piezas de Gods of War “The Sons of Odin” y “King of Kings”. Eché mucho de menos a “Sleipnir”, pero estos temas de ese disco han envejecido espectacularmente bien.

 

También hubo el momento “House of Death” y el “Fight until We Die” del Warriors of the World. A nivel de set list no hay queja y me quedé gratamente sorprendido. Hay decenas de clásicos obvios que quedaron fuera, pero el concierto fue estelar. Batio tuvo muchos, muchos momentos brillantes y por momentos deslumbró. El parlamento de Joey fue con frases guiadas por pinganillo, haciendo paseíllo, bebiendo cerveza y con “Eskerrik Askos” y alguna palabrota, pero no se cortó a la hora de dejar recaditos a los que han provocado que Manowar hayan tardado 11 años en volver a pisar suelo español para tocar. Como si ellos no tuvieran culpa alguna…

 

Siempre se hace largo el speech, pero es algo que ya viene con el grupo. Tremendo luego el “Warriors of the World” posterior con ese emblema del martillo detrás y esas imágenes proyectadas de fondo. Es una canción que no puede faltar y siempre funciona. El único momento que dolió fue que en el “Hail and Kill” se saltaran la primera parte, algo que es el contraste perfecto y que dispara la canción. Ya en los 90 se saltaban la intro de “Carry on” y descolocaban a los fans. Y luego confeti y despedida con “Black Wind Fire and Steel”, tema que se ganó el honor de ser el último. No puedo estar más de acuerdo, es quizá, lo mejor que han grabado nunca, y han grabado mucha obra maestra.

 

¿Habrá continuidad en el Kingdom of Rock?

Impresionante jornada con unos Manowar que volvieron a ser Manowar. El grupo está para ser cabeza de cartel en el festival que quieran, pues hubo magia en el ambiente y en muchos tramos. Son cabezones y personajes, y no los vas a sacar de su enrocamiento de paladines del honor o de que “un pacto es un pacto”. Le ponen puertas al campo, desesperan y pueden llegar a cabrearte, pero la edad avanza y la música se ha quedado en primer plano mientras que los momentos autoparódicos han quedado relegados donde siempre tuvieron que estar.

 

Y Pamplona estuvo a la altura, era IMPRESIONANTE ver esa alfombra de brazos cantando entregados. Ese pabellón es una maravilla, y Navarra es un viaje ideal, por lo que si tocan una vez al año allí, no me importaría repetir. Mención especial a la organización y a unas bandas acompañantes que estuvieron especialmente bien.

 


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