Canciones perfectas: “Parisienne Walkways” de Gary Moore

Un antiguo compañero y director Metal Hammer siempre me instó a hacer un reportaje especial sobre esta canción: el “Parisienne Walkways”, y la verdad es que me toca darle las gracias por ello, porque definitivamente estamos ante una canción memorable en todos los sentidos. Quizá lo primero que nos pueda llegar a la mente es que este norirlandés llevaba entre ceja y ceja el blues y que, ya en 1978, tenía claro su futuro, pero antes de llegar a ser uno de los grandes del blues le tocaba meterse de lleno en el heavy metal, el hard rock y competir con todo un Phil Lynott, amigo y enemigo, líder de Thin Lizzy.

 

Moore era de Irlanda del Norte y llegó a Dublín persiguiendo el sueño de ser músico. Terminó siendo amigo de los Lizzy, banda pendenciera que defendía el rock en una tierra en la que todo el mundo les pedía que tocaran clásicos irlandeses. El problema de Lynott, Downey y demás tropa es que no dudaban en defender con los puños su apuesta rockera después de unas muchas cervezas, y el bueno de Moore terminó con una brecha enorme en una pelea con borrachos con la que se ganó el nombre de cara-cortada. El mero hecho de salir a escena con Lynott, un negro mujeriego y narcisista de madre blanca y padre desconocido, ya encendía el local en uno de los países más católicos del mundo. Pero Gary iba a conseguir hacerse un nombre a pesar de Lynott, que era un líder absoluto con su bajo reflectante con el que gracias a los focos elegía a sus conquistas de la noche.

 

La canción

El tema pertenece al primer disco de Gary Moore Back on the Streets de 1978, de portada horrorosa y de grandes colaboradores y músicos. Recordemos que para “Parisienne Walkways” canta y pone el bajo Phil Lynott, la batería corre a cargo de Brian Downey (también de Thin Lizzy). La canción se inspira totalmente en el “Blue Bossa” de Kenny Dorham, temazo de jazz con influencia brasileña y que ya es uno de esos temas clásicos absolutos. Pero lo que consigue Moore adaptándolo a su terreno es estratosférico. Ya ese inicio con la bajada de bajo y el charles básico de Downey dan la base para que Moore haga que la guitarra llore. Entra cantando Phil en la segunda estrofa y Gary dobla guitarras en momentos puntuales para dejar que sean las seis cuerdas las que te paseen por las calles parisinas.

 

Sumo gusto, delicadeza y el norirlandés apoya con la segunda voz a Lynott cuando canta. Luego hay ese momento mágico en el que aguata la nota, y es que ese es el clímax de la composición. En la canción de estudio se hace corto ese momento, pero Moore sabía de esa magia absoluta y en los directos lo alargaba para que el público rugiera. Los arreglos parecen sencillos, pero es que hay una mandolina y un acordeón. La demostración de lo que puede hacer un guitarrista con su instrumento está aquí y la gracia del tema son las versiones en directo más que lo que grabó en su día. Hay muchas versiones en las que pasa del blues a los solos de típico shredder de heavy metal y tira de estridencias y fuerza en una canción suave y esponjosa. “Parisienne Walkways” es una caricia con la guitarra.

 

La letra

 A pesar de ser un disco de Gary Moore permitió que su amigo-enemigo Phil Lynott jugara con las palabras ya desde el inicio de la canción, que, en sí, son dos líneas de versos sobre lo evocador y bonito que es pasear por un idealizado París. Pero el inmenso Phil juega a alargar la “R” de Paris y que suene “Parris”, que es justo el nombre de su padre, al que reencontró un par de años antes. Toda la magia sobre su aventurero padre desconocido y exótico quedó en poco cuando se descubrió que vendía sombreros en una tienda no muy lejana de donde vivía su madre, Philomena. La idealización del mito caía, pero Lynott le rendía tributo en disco ajeno. Un detalle de Moore hacia su amigo.

 

“I remember Paris in ’49
The Champs-Élysées, Saint Michelle and old Beaujolais wine
And I recall that you were mine
In those Parisienne days”

 

La fecha de 1949 no es para nada casual, es cuando nace Lyontt y luego se lana a los tópicos manidos de los campos elíseos y Saint Michelle además del vino. Para más tópicos manidos el recordar un encuentro con una dama en esos días parisinos en la que “era suya”.

 

“Looking back at the photographs
Those summer days spent outside corner cafes
Oh, I could write you paragraphs
About my old Parisienne days”

 

Tampoco hay mucha chicha en las letras en un tema destinado a lucir la guitarra, pero hay cierto romanticismo de postal típica puesto que es lo que pretende la canción: dar cancha a que la guitarra hable con el fondo de las letras expuestas para ello. Lo que se desprende del tema es que Moore le dijo a Lynott que iba a hacer esta versión adaptada y que pusiera unas estrofas mínimas. Phil cambió Brasil por la capital de Francia y el resto es historia. Una maravilla para los sentidos.

 

Veredicto

Los cimientos para que Moore hiciera saltar la banca con el Still Got the Blues están en esta maravillosa pieza llamada “Parisienne Walkways”. Se suele decir que Gary era demasiado rockero para el blues y demasiado bluesero para el rock, pero es que aquí está la gracia de todo. Este híbrido musical de corazón brasileño se desprende de ese poso musical y viene como un clásico imprescindible, que es justo con el que Gary Moore cerraba sus conciertos siempre. Afortunadamente pude verle una vez en directo y el gran momento de la velada fue la inmensa pieza “Parisienne Walkways”. Una maravilla, aunque tiene otras más que imprescindibles…

 


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