Lecturas Universales Especial navideño: «Todo lo que quiero eres tu» de Violeta Reed

Querido Santa:

 

Todo lo que quería esta Navidad era estar en Nueva York y besar a un tío bueno en Nochevieja o, al menos, terminar la novela romántica que estoy escribiendo. Lo que no estaba en mi lista de deseos era heredar el Polaris, el bed and breakfast de mi familia, después de que lo destruyera un incendio. Y menos aún compartirlo con Jack Halliday, mi exnovio, ahora bombero y manitas oficial de Sunnyside, el encantador pueblecito de California al que juré no regresar.

 

Jack está empeñado en completar la reforma del Polaris, reabrirlo antes de Nochebuena y convertirse en el salvador del espíritu navideño. Y yo, querido Santa, lo único que quiero es venderlo, deshacerme de los recuerdos y perder de vista al hombre que me rompió el corazón.

 

Fdo: Mia Summers

 

En Todo lo que quiero eres tú, Violeta Reed construye una historia donde la Navidad no es solo un decorado bonito con luces y villancicos, sino el paisaje emocional perfecto para un reencuentro que amenaza con derretir más nieve que una estufa vieja. La novela sigue a dos protagonistas que, tras caminos separados, vuelven a cruzarse justo cuando el calendario empieza a oler a canela, leña y recuerdos que nunca terminaron de marcharse.

 

Reed aprovecha ese regreso inesperado para mostrar cómo las tradiciones navideñas —esas que a veces repetimos casi por inercia— se convierten aquí en un carrusel de segundas oportunidades. Cada ritual familiar, desde decorar el árbol hasta rescatar recetas “de la abuela” que sobreviven milagrosamente año tras año, abre una puerta para que los protagonistas vuelvan a mirarse como antes… o quizá como nunca se atrevieron.

 

El reencuentro amoroso de Mia y Jack es el verdadero motor de la historia: un choque entre nostalgia, deseo y ese vértigo dulce que aparece cuando te das cuenta de que la persona que creías haber superado sigue siendo tu hogar. Y todo esto ocurre mientras las celebraciones familiares funcionan como catalizador emocional: risas, roces, confidencias a media voz y algún que otro momento incómodo que, por supuesto, termina siendo el empujón definitivo para que ambos afronten lo que sienten.

 

La autora recuerda que las tradiciones navideñas no son solo costumbres, sino hilos que nos atan a quienes fuimos y a quienes queremos ser. En este caso, sirven para iluminar un amor que nunca se apagó del todo y que, bajo las luces del árbol, recupera fuerza y sentido.

 

Perfecto para un especial navideño: cálido, romántico, con chispa… y con esa sensación de que, a veces, lo que más esperabas estaba justo ahí, envuelto en papel rojo y mirando como si siempre hubiera sabido que volverías.

 


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