Iron Maiden – Powerslave: 40 años de la mejor evolución posible de la Doncella de hierro

3 de septiembre de 1984

EMI

 

Sí, lo primero que recuerdo es cuando compré el álbum, con aquella portada… podía sentarme y mirarla durante horas. Había tanto que ver y explorar en ella… Y luego, escuchar el álbum por primera vez, escuchar el “Aces High” y eso fue… Bufff… Recuerdo que estaba en casa, sentado con mis auriculares, y leía cada letra, y lo escuchabas una y otra vez. Era mágico, fueron tiempos mágicos… Quiero decir, temas como “Rime of the Ancient Mariner”, te absorbían. Fue un periodo creativo y un mundo que nunca, nunca, podrá ser superado de nuevo, fue fantástico. Powerslave es un álbum espectacular, muy especial. Es bastante diferente a The Number of the Beast y Piece of Mind, pero es el sonido y las canciones, es un movimiento realmente audaz para Maiden y es un álbum fantástico”. (Sebastian Rasmstedt líder de Necrophobic e In Aphelion)

 

Sin duda alguna el Powerslave de Iron Maiden es una de las cimas de su carrera y el fin de una etapa siendo su quinto trabajo de estudio, el tercero con Bruce Dickinson de vocalista. No sólo nos legó cuatro canciones absolutamente imprescindibles, es que la imaginería de Derek Riggs cuando situó a Eddie en el templo de Abu Simbel en el antiguo Egipto, algo que les permitiría jugar con los motivos faraónicos y eso llevó al grupo a otro nivel de directo. No sólo es que lo que perpetraron con la gira de Powerslave es de lo más recordado, es que eso les llevaría a grabar un disco en directo más icónico todavía: Live after Death (vida más allá de la muerte, otro motivo del antiguo Egipto).

 

Es un disco que se aleja bastante de los anteriores y demuestra que la evolución de la Doncella es evidente y próspera. Textos más maduros y trabajados, incursiones en la literatura, en Egipto, consiguiendo un disco variado, de gran sonido y con nuevos clásicos instantáneos. No hay espacio para el relleno, pues muchas bandas matarían ahora por ellos (incluyo a los mismos Iron Maiden actuales).

 

El disco

 

Todo se inicia con un “Aces High” que simplemente te deja noqueado. La temática de los ases del aire es uno de los predilectos de Dickinson por lo que la motivación debería ser tremenda. No sólo es una composición magistral, es que es también una de las más técnicas de cantar. El vocalista suele salir vestido de piloto de época y ha cerrado directos en los que se ha llegado a colgar un avión sobre sus cabezas. El juego de ecos en el puente para el estribillo es tan mítico como los mismos versos. Si tienes que explicarle a alguien qué es el heavy metal… “Aces High” es una buena opción.

 

Sin embargo, es “2 Minutes to Midnight” la canción que suele ser más tocada en directo. Es tan inmediata y pegadiza como la anterior, pero para un servidor no es precisamente lo mejor de este disco, aunque sí de muchos de sus fans. Estribillo inmortal y esos dos minutos antes de la media noche que son santo y seña del grupo. Ese inicio es de aires muy Judas Priest y la cadencia de la misma igual, pero cuando entra Bruce y el bajo empieza a jugar te recalculan la ruta y vuelves a la Doncella.

 

“Powerslave” es otra de las inmaculadas y un placer verla cada vez que suena en directo. En ella Dickinson va con máscara, es el tema central de la obra, es extenso y es el que aporta toda la imaginería egipcia. Posee aires míticos, épicos y en lo musical es variada y casi teatral en su interpretación. Música y voz se hacen carne para emular el lamento del esclavo que tiene que construir las pirámides entre arreones de velocidad que te llevan a un final ampuloso en clave arábiga. En este tema hay un salto cualitativo evidente, pero cuidado, que para eso está el final del disco…

 

“Losfer Words (Big ‘orra)” es una lucida instrumental muy puramente Maiden, aunque no supera ni se acerca al “Transylvania” en cuanto a calidad. Es muy lograda y el bajo de Harris está muy por encima, pero son las guitarras las que le dan al tema esos riffs coreables dando mucha sensación de directo. Es un tema que en la gira llegó a sonar sobre las tablas. En “Flash of the Blade” hay una muy buena composición que destaca por esos guitarras dobladas y esos aromas inconfundiblemente de la Doncella. No hay referencias de que se tocara nunca en directo, pero de verdad que el trabajo a las seis cuerdas es muy bueno y el tema tiene su gracia, para nada es relleno.

 

“The Duellists” posee una de las prototípicas arrancadas a lo Maiden, con guitarras dobladas y el bajo repiqueteando por encima. Medio tiempo que convence con un Nicko marcando el pulso y un estribillo en el que se luce “The Bruce” de forma más que convincente. Destaca especialmente el buen gusto compositivo en los tramos instrumentales y ese sonido tan analógico. “Back in the Village” vuelve a ser otra cabalgada marca de la casa con un bajo ejemplar y exquisito que se eleva por encima de las guitarras de Adrian Smith y Dave Murray.

 

Piel de gallina con una de las mejores canciones de Iron Maiden y una de las más aplaudidas composiciones que existen en el heavy metal: “Rime of Ancient Marnier”. tour de force de más de 13 minutos en los que el grupo retoma la fórmula del “Hallowed Be Thy Name” y vuelve a elevar la apuesta. Ya no sólo están las referencias al escritor Samuel Arthur Coleridge, es que el tema lo tiene absolutamente todo. No fue single por la duración de la misma, pero todo es un ejemplo de que Iron Maiden estaban varios peldaños por encima de cualquier banda de la NWOBHM y del resto del rock en general.

 

Ese tema causó controversia entre sus fans pues era muy largo y los constantes cambios de tempo hacían que se alejara mucho de lo que representaba el grupo. Durante la gira poseía una iluminación especial con los focos bajando al suelo en una historia de un marino maldito por matar a una gaviota. 300 conciertos en 13 meses que desgastaron al grupo hasta el punto que Harris declaró que eso no lo iban a volver a hacer.

 

Hay quien opina que es la mejor canción de Iron Maiden, y no anda lejos… Canción perfecta con referencias intelectuales y que posee esa mítica bajada de intensidad aguantada por el bajo, acompañada por el crepitar de la madera y la narración del poeta. Y ese arranque melódico con un Bruce colosal ya es historia viva de nuestra música. Durante décadas fue la canción más larga de Iron Maiden. Luego otras que la superaron en minutaje, que no en calidad.

 

Veredicto

 

Una barbaridad musical y un disco a la altura de las pirámides. Powerslave volvió a demostrar que en Iron Maiden había una banda fundamental con la capacidad de evolucionar y de ser capaces de seguir ofreciendo a su público nuevos clásicos con elementos nuevos. Destaco especialmente el tema que da título al disco y “Rime of Ancient Marnier” pues ambos temas son los que llevan a otro nivel al grupo por mucho que los dos singles del trabajo sean inmaculados. Tampoco hay que desmerecer el resto puesto que estamos hablando de un grupo en una de sus cotas de inspiración, cosa que se iría manteniendo fija hasta que Bruce Dickinson decidió dejar la nave. Pero de eso ya hablaremos cuando toque…

 

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