78/100
22 de octubre de 2025
LaFugaRecords / Altafonte
La verdad que he seguido de manera intermitente la carrera de La Fuga desde que se anunció la salida de Rulo de la banda, pero reconozco que su disco Raíces (2011) me pareció una buena manera de reinventarse y buscar su propio estilo y la voz de Pedro me encandiló. Llegaron a hacer muy buenos discos.
Los vaivenes con tantos cantantes (pues Pedro ya no está en La Fuga) me han hecho desconectarme un poco pero aquí vuelvo, tras 14 años de ese Raíces. Más de veinte años han pasado desde que La Fuga comenzó a darle melodía a la nostalgia, al desamor y a esa manera tan propia —y tan cercana— de contemplar la vida entre cicatrices y esperanza. Para quienes los seguimos desde A golpes de rock o Negociando gasolina, enfrentarse a Justo después del silencio no significa solo oír un nuevo trabajo: es reencontrarse con una parte de uno mismo que parecía dormida y que despierta con cada riff familiar y cada letra cargada de sinceridad. Y lo sorprendente es que siguen manteniendo su sonido característico intacto. ¿Renovarse o morir? Que cada uno saque sus propias conclusiones.
El disco se abre con “Este Blues”, una pieza que suena como una carta dirigida a aquellos que crecimos con su música y seguimos buscando sentido entre las marcas del tiempo. Realmente está escogido con maestría para abrir el disco, pues la voz de Xavi, cada vez más firme dentro del grupo, transmite una melancolía madura, lejos de la derrota, y es muy similar a la de Rulo, nos transmite a 2005.
Fórmula que rescatan con temas como “Cuántos años” y un medio tiempo a mejor dicho, balada y momento de pausa con “Horas infinitas”. Tras esta calma, «A ratos» se nos presenta como un tema con un tempo más rápido e incluso con algún toque glam, muy cogido con pinzas.
Canciones como “Demasiado tarde” o “Flores de mentira” mantienen ese equilibrio entre dureza y ternura que siempre ha distinguido a La Fuga. Las guitarras lloran y la batería respira, como si el grupo entendiera que la emoción no necesita velocidad, sino verdad. Estos temas me han retraído más a aquel Asuntos Pendientes (2008) que fue el álbum más oscuro de la época Rulo.
Con este nuevo álbum La Fuga no pretende reinventar la fórmula que los ha acompañado durante tantos años; simplemente la mantiene. No hay artificios ni excesos, solo canciones que suenan a hogar, a bares con humo, a promesas viejas y a todas las vidas que transcurrieron mientras ellos seguían tocando. Es un disco hecho desde el alma y dirigido al alma, y en una época dominada por modas fugaces y algoritmos, eso se siente como un gesto de resistencia. No he podido saber si ha sido grabado en los Estudios XXI, pero me arriesgaría a decir que sí.
Digamos que me considero seguidora intermitente de La Fuga, pero pese a que tenía mis reticencias con este trabajo, me ha sorprendido la delicadeza y la composición y me ha remitido a mi yo de hace 15 años y eso, en los tiempos que corren, cada día es más difícil.
Nanotecnóloga y química de formación y amante de la música como pasión. Me gusta la música en todas sus vertientes. Empecé tocando el violín y de la música clásica pasé al rock y al metal (mis primeras bandas fueron AC/DC y Mägo de Oz, por supuesto). No tengo muchas bandas predilectas, aunque Rulo siempre encabeza el podio. Helloween, Volbeat o Greta Van Fleet le siguen de cerca. Mis gustos han cambiado a lo largo de los años pero siempre abierta de mente, así que le doy al hard rock, al power, al death metal (melódico) y a todo lo que me haga descubrir cosas nuevas o me sepa impresionar.
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One thought on “La Fuga – Justo después del silencio”