Auri – III Candles & Beginnings

77/100 

15 de agosto de 2025

Nuclear Blast

Tercera entrega ya del proyecto Auri formado por ese trío de personalidades formadas por Tuomas Holopainen, líder de Nightwish, su esposa Johanna Kurkela y el enorme Troy Donockley también de Nightwish, el multi-instrumentista capaz de tocarlo todo. Todo suena como si Enya estuviera grabando bandas sonoras de películas épicas, aunque también hay bastante del proyecto bastante de Blackmore’s Night. Y ya no por lo medieval o renacentista, sino por el binomio matrimonial y porque es toda una oda a la naturaleza preciosista y delicada. Historias de juventud y sus lugares favoritos del mundo han sido inspiración para una banda que consigue un producto realmente interesante. Y que tuvo parte de inspiración y grabación en Andalucía.

 

“The Invisible Gossamer Bridge” es de esas composiciones étnicas en la que la vocalista Johanna se acerca a los terrenos de Enya con mucha belleza y delicados arreglos. Voz maravillosa de sirena. Y luego ya entra Troy con una gaita para transportarte a un universo idílico de naturaleza y de cuadro pastoral. Los instrumentos van entrando, pero el tema sigue siendo una caricia al alma. Sigue la misma tónica de lo que es el disco y el proyecto en si con “The Apparition Speaks”, sólo que aquí juegan con la atmósfera oscura de inicio. Incluyen voces masculinas para ganar en los graves y aparecen guitarrazos metálicos entre loops de teclado endureciendo las brumas, combinadas con unos violines especialmente logrados.

 

“Oh Lovely Oddities” es una de las canciones más logradas, básicamente porque se adentran en la clase de Nightwish, siendo uno de los temas más cercanos a la agrupación madre de Holopainen. El punto teatral y tétrico es bastante Disney, y muy de banda sonora. Obviamente el plus lo pone el violín que irrumpe entre las atmósferas de tensión. Y de verdad que la voz de Johanna es de hada del bosque. En “I Will Have Language” estamos ante una suite de más de seis minutos. Es una mezcla de música clásica operística y celestial con la pulsión de la madre Tierra. Momentos de gran belleza con instrumentaciones deliciosas por parte del maestro Holopainen.

 

Una de mis favoritas, quizá por ser la primera que escuché, es “Shieldmaiden”. Solemnidad y paz auditiva con una vocalista extraordinaria y con una carga orquestal que es una delicia y es capaz de potenciar la canción hasta lo más. Entraría dentro del metal sinfónico en toda regla, no quedando tan lejos de propuestas como Within Temptation. En “Blakey Ridge” sí que transitan por terrenos más Nightwish, especialmente por teclados y arreglos, pero también hay ese sabor a lo Mike Oldfield que le queda niquelado. Gran estribillo y un modo de cantar muy de Candice Night.

 

 

“Museum of Childhood” parece étnica en su inicio y cuenta con las percusiones de todo un Kai Hahto (batería de Nightwish), que toca en todo el disco, como también lo hace el bajista Juho Kanervos. Luz y evocación infantil en un single que evoca la naturaleza en su máximo esplendor. Troy toca la acústica y la cadencia y ese inicio (en el vídeo) con el libro me ha recordado al “Africa” de Toto. “Helios” repite esquemas en un reposo etéreo con vibras de Gaia. La gracia es el piano protagonista entre cuerdas frotadas.

 

“Libraries of Love” sigue ahondado en las roderas trazadas y la sensación de estar escuchando a Blackmore’s Night es más que evidente. Troy lo toca todo y sabe realzar y repuntar una música medida muy enfocada a la sensación de ensueño y de evasión de la realidad. Es justo una preciosa paz en un mundo de guerra y crispación… La canción final “A Boy Travelling with His Mother” se nos va a los más de 11 minutos de duración en un viaje extenso y bello, repleto de detalles y caricias auditivas. Larga introducción ensoñadora y luego un desarrollo instrumental con toques orquestales muy de su líder.

 

La gran noticia de este tercer disco es que Auri deja de ser un proyecto en estudio y que va a salir a tocar en festivales este verano de 2026. Muy posiblemente Nightwish necesita reposar en nevera un tiempo y este pasatiempo merece elevarlo ahora que bandas como Heilung consiguen alucinar en festivales con un sinfín de pregrabados, mientras los bailarines se visten como media hectárea del bosque de Collserola. Aquí hay música real, hay instrumentaciones de todo tipo y unos músicos espectaculares. Puedes preferir a Nightwish, pero Auri merece ser testado en directo.

 


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