Leyendas del Rock 2025 (Día 4): Powerwolf bendice el Leyendas con un show de estadio

9 de agosto de 2025 – Parque Polideportivo de Villena – Villena

Sufiendo y Gozando

Fotos: Javier Paredes «Walls» e Irene Kilmister

Crónica: Equipo Stairway to Rock: Irene Kilmister, Yúbal Fernández, Yolanda Sabater, Tamara Ruíz y Jordi Tàrrega

Cuarta jornada y final del Leyendas del Rock que culmina otra edición maravillosa en la que convivimos, pasamos calor y disfrutamos como niños. Cartel variado, con clarísimos cabezas de cartel y ambiente de que se repetirá al año siguiente, pues esto es una maravilla. Es el festival más especial y con más personalidad de toda la piel de toro, así que difícilmente nos vamos a perder esta cita. Y sí… lo de PowerWolf con toda la producción de fuego, chispas y animaciones en la pantalla fue excepcional.

Tungsten: arrancando con fuerza el día del power metal festivo

A la hora prevista en el escenario New Rock comenzaba el concierto de Tungsten, la banda sueca de power metal formada por Anders Johansson, ex-batería de HammerFall, con sus dos hijos Nick y Karl Johansson a la guitarra y el bajo, y con la voz del carismático Mike Andersson. Las dos cosas que sorprendieron desde la primera canción fueron primero el buen sonido, ya que ese escenario siempre suele empezar sonando no del todo bien, y que todos vistieran de largo. De hecho, cuando el vocalista se quitó su larga chaqueta de cuerpo por debajo llevaba una camiseta de manga larga. Nada mal para una soleada tarde de más de 35 grados en Villena.

 

La banda dio una auténtica de power metal machacón y festivo, una buena antesala de los dos platos fuertes del día, y cuando tras los dos primeros temas comenzaron con su «Lullaby» ya todos los asistentes estaban saltando y aplaudiendo. Incluso uno de los miembros de seguridad estaba bailando con el ritmo pegadizo del tema. Andersson derrochaba carisma entre canción y canción, y con un par de «¡Soys de puta madre!» se metió al público en el bolsillo. También sorprendía Nick Johansson con su virtuosismo a la guitarra, así como los coros y los guturales de Karl en algunas canciones como «Blood of the Kings», haciendo un contraste muy efectivo con la potente voz de su vocalista. En definitiva, fue un magnífico concierto del que todos pudimos disfrutar.

Crystal Lake arrasa en el Leyendas del Rock 2025 con metalcore made in Japan

Como amante del core, lo de Crystal Lake en el Leyendas del Rock fue una auténtica barbaridad. Los nipones salieron decididos a destrozar cuellos y lo lograron con creces: precisión quirúrgica, pegada demoledora y una energía que no decayó ni un instante.

 

 

Desde que sonó la primera nota, aquello fue puro caos controlado. Breakdowns que partían el aire, riffs afilados y transiciones que te dejaban sin aliento antes del siguiente mazazo. El vocalista John Robert C, un auténtico animal sobre las tablas, pasó sin esfuerzo de guturales abrasadores a líneas limpias que el público coreó a pleno pulmón.

 

Momentos como “Apollo”, “Prometheus” o “Aeon” encendieron un Leyendas ya en ebullición, pero la gran sorpresa fue la presentación de su más reciente tema, “Crossing Nails”, una bestia de canción que dejó claro que se avecina nueva música y que, si sigue esta línea, promete arrasar.

 

 

Crystal Lake no vino a cumplir, vino a marcar territorio. Y para quienes vivimos el core en la piel, fue un recordatorio de por qué este género nos engancha: intensidad, entrega y la sensación de estar presenciando historia en tiempo real.

Cemican: thrash folk con orgullo prehispánico

Con el permiso de Heilung, el de Cemican fue el concierto más mágico y diferente de todo el Leyendas del Rock 2025. Esta es una banda que fusiona el death metal con folk Azteca-Mexica, utilizando varios instrumentos precolombinos. Ya desde el principio dieron un golpe sobre la mesa, ya que todos salieron pintados de diferentes maneras, evocando a los nativos guerreros de su continente, sobre todo dos de ellos que iban con aparatosas y muy fascinantes indumentarias escupiendo fuego por la boca. Además de eso, voces graves y agresivas, riffs incisivos, y dos músicos al fondo tocando todo tipo de instrumentos de viento, desde flautas a caracolas. La combinación sonaba auténtica y absolutamente fascinante. Y lo que es más importante en un día en el que muchas bandas abusaron de las grabaciones, sonaban honestos y sin artificios.

 

 

Entre los asistentes había muchos mexicanos orgullosos de sus raíces, pero también una gran cantidad de europeos disfrutando de que por fin se apostase por un tipo de folk metal que fuera más allá de ritos a Odín y otros dioses nórdicos. Las canciones se sucedían, y a mitad del set dijeron que iniciarían un ritual para darnos salud a nosotros y a nuestras familias, y apareció uno de los guerreros disfrazados con plumas arrastrando a un prisionero, poniéndolo en una especie de pedestal, y realizando la performance de que le sacrifican y se comen su corazón. Una teatralidad fascinante que le daba muchísimo color, y cuando tras decir que tenían un tiempo bastante limitado terminaron con su himno «Guerreros de Cemicán», todos los asistentes gritaban una y otra vez el nombre del grupo. Fue una auténtica fiesta y una actuación deliciosa y fascinante.

 

 

Beast in Black: los reyes de la pista de baile

Beast in Black era uno de los platos fuertes para los amantes del power metal, y tuvieron la mala suerte de tener que lidiar con un mal sonido. Desde un principio, la voz de Yannis Papadopoulos  casi ni se escuchaba, y aunque más adelante fueron solucionando algunos de estos problemas y se empezó a oír mejor, su volumen se mantuvo demasiado bajo y le quitó brillantez a su actuación, sobre todo cuando se arrancaba con potentes agudos. También había problemas con la mezcla de sonido en general, con unas pistas pregrabadas que sonaron más altas de lo debido, haciendo que todo sonase bastante más artificial de lo debido, sobre todo los coros y unos teclados y sintetizadores que no había nadie emulando tocar.

 

 

Pero más allá de los backtracks grabados sonando a todo volumen y de una voz que no se escuchaba tanto como debiera, este concierto fue una auténtica fiesta, que al final es de lo que se trata. Los temazos se fueron sucediendo, y todos los asistentes se pasaron casi toda la actuación saltando y dejándose la voz. Tanto Anton Kabanen como Kasperi Heikkinen lo dieron todo con un recital de virtuosismo a las guitarras y muchas poses metaleras, a las que se unía constantemente el bajista Máté Molnár. Mientras, el batería Atte Palokangas hacía todo tipo de malabares mientras interpretaba los ritmos machacones de los temazos que fueron repartiendo. Tanto, que entre eso y el exceso de pistas grabadas algunos asistentes salieron pensando que quizá él también estaba tocando sobre una grabación.

 

Beast in Black nos  deleitó con toda una sucesión de himnos, desde el «Cry Out for a Hero» con el que empezaron hasta el bailadísimo «Blind and Frozen», pasando por «One Night in Tokyo» o la más metalera «Beast in Black» todo el set estaba hecho para que la gente lo disfrutase, y un recinto hasta los topes de gente dio fé de su triunfo. Sobre todo a partir de la segunda mitad del concierto, cuando el sonido mejoró notablemente.

 

 

Powerwolf: majestuosidad y exceso de teatralidad

Powerwolf eran los protagonistas del día y casi del festival, y el escenario principal estaba de público hasta los topes para poder disfrutar de su concierto. Ellos lo sabían y se gustaron, quizá demasiado, mostrando tanto algunas de las mejores cosas como alguna de las peores que se pueden hacer en un concierto. Porque la teatralidad puede llamar mucho la atención y ayudar a que la gente se sumerja de lleno en el concierto, pero el exceso de ella a veces puede provocar un efecto rebote.

 

 

Todo empezó muy bien, con un escenario que parecía un templo religioso y Attila Dorn subido a un altísimo pedestal cuando bajaron el telón. Con majestuosidad, el vocalista bajó y comenzaron el concierto con «Bless ’em With the Blade», encendiendo al momento a todos los asistentes. Había fragmentos grabados, pero no importaba, porque la potente voz del vocalista lo inundaba todo, y tampoco importa tanto que vayas sin bajista o que lleves los coros notablemente grabados cuando todo el público también los está cantando a todo pulmón mientras salta.

 

 

Durante el concierto, las interacciones entre Attila y el teclista y líder de la banda Falk Maria Schlegel  se sucedieron, interpretando pequeños teatrillos con dos personajes interactuando, pero poco a poco estos momentos o «intermedios» fueron haciéndose cada vez más frencuentes y largos, mientras que el vocalista también abusó mucho del rock & roll de ir pidiéndole al público que hicieran cosas en las presentaciones de las canciones. Al final, se nos quedó el mal sabor de boca de que el concierto podría haber tenido 5 o 6 temas más, porque cada una o dos canciones tenían un parón de 5 o 10 minutos, y acababa haciéndose un poco pesado.

 

Pero más allá de todo el romance entre canciones, la formación alemana dio todo un recital de trallazos que encandilaron a los asistentes, con «Army of the Night»,  «Armata Strigoi», «Demons Are a Girl’s Best Friend» o «We Drink Your Blood» entre muchas otras. La voz de Dorn estaba en plena forma, los dos guitarristas deleitaban con solazos, y en definitiva había muchísimo dinamismo, Al final de la actuación, tanto el cantante como el teclista se dieron un auténtico baño de multitudes quedándose solos saludando al público en lo alto del escenario.

 

 

The Broken Horizon: adrenalina pura desde Navarra

Cualquier seguidor acérrimo del metalcore, no tenía dudas en esta última jornada y la cita ineludible sólo tenía un nombre: The Broken Horizon. Y es que los navarros son una de las formaciones más infravaloradas de nuestro país y lo dejaron más que patente en su paso por el escenario New Rock, que fue sin lugar a dudas una descarga de adrenalina pura, con un directo aplastante que combinó agresividad, técnica y una conexión total con el público.

 

 

Desde que arrancaron, dejaron claro que no venían a pasar desapercibidos. La intensidad de las voces, alternando registros extremos y melódicos, se fundió con una instrumentación precisa y arrolladora. La batería golpeaba como un martillo y las guitarras dibujaban muros de sonido imposibles de ignorar.

 

 

Uno de los momentos más locos llegó cuando Jun, su guitarrista, decidió abandonar el escenario para tocar desde la barra, rodeado de gente y con toda la birra disponible a sus pies, y todo esto, sin perder ni un ápice de actitud. Una escena que encapsula a la perfección el espíritu desenfadado y cercano de la banda.

 

Su actuación fue un recordatorio de que no hace falta estar en lo más alto del cartel para ofrecer uno de los directos más intensos del festival. The Broken Horizon demostró que tiene todo lo necesario para competir con cualquiera, y que el metalcore nacional está más vivo que nunca.

 

Dark Angel revive el Darkness Descends con actitud sobrada

Uno de los grandes lujos de la presente edición del festival fue sin duda alguna la de tener a Dark Angel en horario diurno y presentando casi en toda totalidad el Darkness Descend, uno de los grandes discos históricos del thrash metal americano. Gran concierto y tremendo directo en formato quinteto y con una enorme Laura Christine, formando dupla con el eterno Eric Meyer. Empezaron con “Time Does Not Heal” y “No One Answers”, tirando de thrash old school.

 

 

Su motivado vocalista nos dijo que iban a hacer un tributo al fallecido Jim Durkin por lo que se cascarían todo el mítico disco entero. Dicen que es algo especial que no volverán a hacer, pero… estas cosas se dicen y luego se cambian. Antes tocaron un tema nuevo: “Extinction-Level Event” y ya en materia del disco clásico su vocalista cantó muy a lo Tom Araya algún grito de “The Burning of Sodom”. Y también nos toca destacar el excepcional doble bombo en “Hunger of the Undead”. El vocalista no presentó al bajista Mike Gonzalez y en “Merciless Death” bajó al foso para estar próximo a la gente.

 

 

Las canciones antiguas sonaron especialmente bien como “Death Is Certain (Life Is Not)” y muy especialmente la final “Perish in Flames”. Hay bandas legendarias que se arrastran a día de hoy y hay otras que combinan miembros históricos con juventud y se consiguen directos tan potentes como el que nos regalaron Dark Angel en el Leyendas del Rock.

Angelus Apatrida realizan el mayor concierto de su historia

Desde Albacete, tan afilados como las navajas y repartiendo la cera que les ha llevado a tocar por todo el mundo: los hermanos Izquierdo siguen siendo un valor absoluto y fiable. Si es que son tan buenos que la noticia es, si las cosas van mal, pero Angelus Apatrida van tan rodados que, desde que empiezan con “One of Us” eso no decae. La promesa es que iban a hacer el mayor show que han hecho en vida en cuanto a producción de escenario y… ¡vaya si lo consiguieron!

 

Estuvieron hace poco tocando en el festival de Vagos, pero dudo que tuvieran un set tan extenso ni una producción tal como la que llevaron para este Leyendas. Y lo jodido es que cuando suenan “You Are Next” y “To Whom It May Concern”, pues hay gente que sigue soltando la frase de: “Pues no parecen españoles”. Soy especialmente fan de las canciones de su última obra y “Cold” y “Snob” funcionan a la perfección junto con clasicazos de la talla de “Give ‘Em War” o “Sharpen the Guillotine”. Los juegos de luces eran espectaculares, con varias líneas de focos de colores. Súmale a eso los espárragos de luz que tenían en los laterales y ya tienes un show de gran formato que te potencia temas tan efectivos como “Indoctrinate” o “We Stand Alone”.

 

 

Su thrash metal es de nivel top y exportable a medio mundo, porque pocas bandas suenan así, y la labor de José al bajo es absolutamente impresionante. Dominaron los tonos fríos de luces, pero es que cuando a eso le sumas el fuego, el humo y toda la impresionante producción que traían, de verdad que tienes la confirmación de que era, y de verdad, el mayor show que se han marcado en toda su historia. Son unos referentes en el thrash metal mundial.

 

Y lo mejor de todo es que no se esconden y no tienen miedo de lanzar a los cuatro vientos la proclama de: “Viva Palestina libre”. Así son y así será nuestra “doble A” más internacional. El problema que vamos a tener ahora con los Angelus es que cuando les veamos en otras condiciones más modestas no puede saber a poco, pero ellos en lo musical ya se bastan para extasiarte completamente.

 

 


Descubre más desde Stairway to Rock

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja una respuesta