La venganza de Ariadna
Autora: Alba Quintas Garciandia
Editorial: Nocturna Ediciones (enero 2019)
Lo cierto es que en este caso no fui yo quien llegó al libro, este libro llegó a mi, y tenía que ser por algo.
La novela sigue a Martina, una joven que sufre una experiencia traumática durante una fiesta de cumpleaños. Atormentada e insegura, huye de la ciudad bajo el manto de la noche y llega a Sabinia, un pueblo donde nadie sabe quién es ni qué ha pasado
Allí encuentra refugio en la casa de Astrid, una escritora que también buscaba escapar: se ha instalado en Sabinia, en la casa familiar, para terminar su novela, escapar de las expectativas familiares y reencontrarse consigo misma. Astrid, que sufre la incomprensión de su familia y los prejuicios del pueblo por su orientación sexual y estilo de vida, decide ayudar a Martina sin pensarlo dos veces. A veces siente miedo e incertidumbre, por no conocerla y, cuando lo hace, porque pueda huir también de ella.
La historia se cuenta a dos voces, las de Martina y Astrid, en capítulos cortos e íntimos que alternan sus puntos de vista y juntas tejen una relación basada en la sororidad, el apoyo mutuo y la curación emocional, donde cada una aporta lo que la otra necesita para seguir adelante.
Es una novela contemporánea que tiene un hilo conductor pero que trata muchos temas importantes como la violencia de género y la recuperación emocional, el feminismo, la diversidad y la reconstrucción de uno mismo.
Uno de los puntos importantes de esta novela es también es el uso de la palabra como salvación, ya que tanto la escritura y la lectura se presentan como herramientas de liberación, expresión y verdad, algo que para los amantes de los libros (como puede ser mi caso) es una parte importante del alma.
Estilo y recepción
La prosa de Alba Quintas es considerada ágil, poética y directa, con capítulos breves que refuerzan la intensidad emocional de la historia.
Los relatos alternos de Martina y Astrid permiten una mayor conexión con cada una, mientras que las ilustraciones y fragmentos poéticos intercalados enriquecen la experiencia narrativa. Porque no os lo había dicho, pero podemos encontrar varias ilustraciones intercaladas en los capítulos, que son una auténtica maravilla.

Mi nombre es Irene, y todo el mundo me conoce por mi apellido Kilmister adquirido por el que ha sido y será mi mayor ídolo en esta vida. Lo cierto es que yo empecé en esto de la fotografía sin pensarlo mucho. Era la típica amiga de la cámara, pero de que me quise dar cuenta me propusieron entrar a colaborar en un medio profesional en 2017 y desde ahí he pasado de ser esa amiga de la cámara a evolucionar y coinvertirme en lo que conocéis ahora.
Apasionada de la música en todos sus géneros y amante de la lectura y los conciertos, aunque mi verdadera profesión no tenga nada que ver con todo esto.
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