Obituary – Frozen in Time: Veinte años congelados en el tiempo.

Frozen in Time

12 de julio de 2005

Roadrunner Records

El 12 de julio de 2005, tras ocho años de silencio discográfico, Obituary irrumpía de nuevo en la escena con Frozen in Time, un título que decía mucho del estado de la banda en esos instantes. En un momento en que el panorama musical ‘metálico’ experimentaba, se modernizaba o se adaptaba a los tiempos, Obituary salía de su ostracismo con orgullo, reivindicando su identidad. Fundados en 1984 bajo el nombre de Executioner, y rebautizados poco después como Obituary, los hermanos Tardy, Trevor Peres y compañía fueron esenciales en definir el sonido denso y pantanoso del death metal del sur de Estados Unidos.

 

Discos como Slowly We Rot (1989) y Cause of Death (1990) cimentaron su estatus. Pero tras Back from the Dead (1997), la banda se disolvió temporalmente, y no fue hasta 2003 cuando anunciaron su regreso. Frozen in Time fue su reencuentro: “No queríamos reinventar nada. Queríamos sonar a Obituary. Después de ocho años, lo único que nos preocupaba era mantener la esencia. Si no suena como nosotros, no vale” (John Tardy, Decibel, n. 11, agosto de 2005).  Frozen in Time es un retorno que no busca mirar al futuro, sino reivindicar el pasado sin tapujos.

 

La producción del disco estuvo a cargo del propio Scott Burns junto a Mark Prator. Fue, de hecho, el primer trabajo de Burns tras su retiro en 1997, y su última incursión en el death metal. En entrevista publicada el 30 de junio de 2005 con Blabbermouth, Burns confesaba: “Acepté volver solo porque era Obituary. No había manera de negarme. Fue como reencontrarme con una vieja criatura que no sabías que extrañabas tanto”.

 

El disco

Desde los primeros segundos de “Redneck Stomp”, una introducción instrumental dominada por riffs masivos y groove cavernoso, el oyente sabe que Obituary no ha cambiado. De hecho, la pieza se convirtió en uno de los temas más celebrados en vivo, algo inusual para una canción sin voz. Como señaló Metal Injection (12 de julio de 2005): “Pocas bandas pueden hacer que un instrumental sin florituras se convierta en un himno. Obituary lo logra con puro peso sónico”.

 

A este brutal inicio, le siguen temas como “On the Floor” e “Insane”, en los que el grupo demuestra que no ha perdido su toque: riffs que se arrastran con gravedad tectónica, baterías con groove implacable y la inconfundible voz de John Tardy, que continúa rugiendo como si el tiempo no hubiera pasado, como si su voz estuviera ‘congelada en el tiempo’: “No hay nadie que gruña como John Tardy. Es un aullido de ultratumba, reconocible al instante” (Terrorizer Magazine, n. 132, agosto de 2005).

 

Frozen in Time es un álbum directo, de apenas 35 minutos, sin relleno. Canciones como “Slow Death”, “Mindset” o “Denied” mantienen la tensión con estructuras simples pero efectivas. No hay técnica innecesaria ni exhibicionismo: hay riffs, atmósfera y actitud. “La economía compositiva de Obituary es su mayor virtud”, apuntó Loudwire, en su reseña del décimo aniversario del disco. “En una época saturada de complejidad, ellos siguen apostando por la crudeza y la repetición hipnótica” (12 de julio de 2015).

 

Especial mención merece “Back Inside”, una de las piezas más oscuras del disco, que recupera el aura opresiva de The End Complete (1992). Con un tempo medio, guitarras aplastantes y una interpretación vocal casi espectral, la canción evoca imágenes de descomposición, encierro y desesperación. “Es uno de esos temas que suenan como si salieran del fondo de un pantano maldito”, escribió Revolver Magazine en septiembre de 2005.

 

En otro orden de cosas, la portada del álbum, diseñada por Andreas Marschall, también merece comentario aparte. En ella aparece una figura congelada en un ataúd de hielo. Atrapada en una expresión de dolor eterno, parece simbolizar tanto el letargo de la banda como su preservación incorrupta. “Queríamos que fuera literal”, dijo el guitarrista Trevor Peres a BraveWords (7 de julio de 2005). “Estábamos congelados en el tiempo, pero intactos. Listos para volver”.

 

Vereditco

En cuanto al impacto que tuvo este disco en su momento fue relativo. Los fans aplaudieron Frozen in Time y la crítica valoró su integridad, aunque esperaban una evolución mayor. Con todo, en términos generales todos aceptaron la fidelidad del álbum al sonido clásico de la banda. Algunos decían que “Este no es un disco para captar nuevas audiencias. Es una carta de amor a quienes siempre entendieron qué hacía especial a Obituary” (AllMusic, 13 de julio de 2005). Mientras que otros lo catalogaban como “el regreso más honesto del death metal en una década” (Metal Hammer, edición británica, n. 146, 2005).

 

A 20 años de su lanzamiento, Frozen in Time conserva su poder, no por lo que innovó, sino por lo que reafirmó. En tiempos donde el metal extremo se diversificaba en mil ramas, Obituary se mantuvo como una raíz sólida, sombría y densa. Y eso, lejos de ser un defecto, fue su virtud: “A veces hay que mirar hacia adelante. Pero otras veces, mirar atrás es lo que te hace seguir avanzando. Nosotros preferimos recordar quiénes somos antes de intentar ser otra cosa” (John Tardy, en Metal Sucks, 11 de julio de 2020).

 


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