Resurrection Exprés (Día 3): El metal patrio conquista el Main Stage… y Falling in Reverse se lo lleva por delante

27 de junio de 2025

Complejo deportivo de Lavandeiras (Viveiro)

Organiza: Bring The Noise

Redactores: Olga Vidal y Dr. Reifstein

(ndr: en esta ocasión no hemos podido llevar fotografo/a acréditada, por lo que acompañamos la crónica con fotos proporcionadas por la organización)

 

El tercer día del Resurrection Fest fue una auténtica prueba de resistencia, con un sol de justicia que condicionó la afluencia en los primeros compases de la tarde pero no impidió que la música se impusiera con fuerza. La jornada estuvo marcada por la pujanza del talento nacional, con Aphonnic y Angelus Apatrida dejando claro en el escenario principal que el metal patrio vive un momento brillante. Sin embargo, no sería justo quedarse solo con los nuestros: también brillaron con luz propia propuestas internacionales como Tesseract, con su elegante despliegue progresivo, y Falling in Reverse, que encendieron al público con su explosiva mezcla de géneros. Un día intenso, de contrastes y grandes momentos, que confirmó la diversidad y potencia del cartel del Resu.

 

 

Comenzamos con Unprocessed, grupo aleman de Wiesbaden que nos ofreció en el Ritual Stage un concierto  técnicamente impecable, fiel a su estilo de metalcore progresivo, en el que brilló la guitarra de su líder Manuel Gardner Fernandes. Muy a tener en cuenta para el futuro, en el “Prog Team”, aunque el sonido no fue perfecto (mejoró a lo largo de la actuación).

 

 

Nos fuimos para Aphonnic, y nada más llegar pudimos contemplar en el Main Stage la  proyección de una impresionante bandera palestina con el logo de la banda,  reafirmando la respuesta que dieron al hilo de la polémica que todos conocéis, y que ha salpicado a varios festivales nacionales en este 2025.

 

 

Un sol abrador (eran las 18:40) mantuvo la afluencia algo contenida, pero a medida que sus canciones comenzaron a atrapar con la magnética propuesta de la banda, llegó más y más gente curiosa que no los conocía… y se quedaron atrapados por su calidad sobre el escenario (al final fue un reventón, no tenéis más que ver la foto que adorna estas líneas).

 

 

Demostraron por qué merecen estar donde están: un sonido compacto, una presencia escénica creíble y una conexión inmediata con el público, consolidando su estado de gracia en el Resu y brindándonos una de las actuaciones del día. Impagable el momento de los Resukids en el escenario justo cuando estaban interpretando “Sin Cicatrizes”… bien jugado, Aphonnic.

 

 

Tras algunos cambios de horario respecto a lo que estaba previamente anunciado (incluido en los libretos del festival), Sound Of Silence serían los que salen por la tarde temprano a escena en el Chaos Stage. Su sonido agresivo fue la delicia de un público que buscaba ruido y algo de sombra para escapar del calor.

 

 

En paralelo asistimos a la actuación de Soen. Aún con el sol muy presente sobre el Ritual Stage, se apoyaron de un set de luces y humo que hubieran lucido mucho más en otros contextos, pero que con la luz acabó perdiendo parte de su impacto visual. Vestidos de negro y con actitud sobria, la banda desplegó su metal progresivo con precisión y sin fisuras, y  terminaron cinco minutos antes de lo programado… ojalá hubiera caído algún tema más.

 

 

Llegaba uno de los platos fuertes del día, llegados desde Milton Keynes, los Tesseract (la verdad es que esta tercera jornada de Resu quedó muy prog, cosa que personalmente nos encantó). Tesseract ofrecieron un espectáculo igualmente demoledor en el Main Stage: su puesta en escena ya incorporó más elementos con respecto a las bandas anteriores, aunque la música fue la protagonista absoluta. La banda incorporó torres de luces verticales y se apoyaron también de proyecciones en algunos temas, lo que elevó enormemente la experiencia visual, especialmente al caer el sol, un momento del día que les sentó de maravilla.

 

 

Daniel Tompkins, fue el habitual epicentro del show, controlando cada matiz emocional. Eso sí, al inicio el ambiente era casi contemplativo: el público estaba ciertamente desconectado, pero poco a poco y a base de una calidad instrumental sobresaliente (ya sabéis: riffs polirrítmicos, líneas melódicas y pasajes de djent, precisión nanométrica…) fue alucinante como cambió el panorama a pie de pista. Sin duda, salieron triunfantes.

 

 

Mientras, Anal Hard, desató la locura en el Chaos Stage con mosh pits y circle pits prácticamente constantes y un sonido brutal que fue un regalo para los nostálgicos del festival. La banda aprovechó para recordar que están ahi desde el principio, y no podían faltar en este XX aniversario. También dedicaron unas palabras de cariño y agradecimiento al fallecido Melchor y al pueblo de Viveiro.

 

 

A continuación, Lake Malice subieron la apuesta, con un concierto que sorprendió a propios y extraños (era su primer Resu). Ofrecieron una actuación enérgica y vibrante con su estilo único y su presencia en el escenario, de la que destacamos sus flirteos con la música electrónica, bien introducidos y que en ocasiones me sonó a una propuesta altamente metalizada de los míticos Chemical Brothers. Como nota negativa, la cercanía del concierto de los grandes cabeza de cartel del día provocó un leve éxodo de gente del Chaos al Main, que yo diría que fue del todo inmerecido, dada la calidad y la entrega de los ingleses. Habrá que seguirles la pista.

 

 

En paralelo, en el Ritual Stage también “pasaban cosas”, y es que tuvimos otro gran momento con las veteranas Crucified Barbara, que dieron una lección de técnica ante un amplio público (igual de veterano en su mayoría). Este cuarteto decidió darse otra oportunidad tras una década de descanso, y regalaron al público del Resu con una gran actuación.

 

 

Llegó el momento del plato fuerte de la noche de viernes, Falling In Reverse, hicieron gala de su particular chulería. Ronnie Radke y su tropa ofrecieron un sonido impresionante y un directo arrollador. Su actitud desafiante enganchó a los espectadores, y un setlist que recordó distintos tramos de su carrera soltó la vergüenza de los asistentes.

 

 

No faltaron los clásicos de la banda ni tampoco canciones más actuales. Como escenografía, se podían ver los trabajados videoclips de la banda y llamaradas casi constantes en el escenario. Miles de voces corearon con Radke y los suyos en un set de poco más de una hora que supo a poco y dejó el listón alto.

 

 

Por último, y para sorpresa de nadie, Angelus Apatrida volvieron a dar una lección de Trash internacional. Con su reciente actuación en el Z! en nuestras retinas, los albaceteños deplegaron sus riffs endiablados e hicieron vibrar a un público ferviente que coreó cada tema como si fuera un himno, lo cual fue muy meritorio teniendo en cuenta su posición de cierre del tercer día (si, las fuerzas fallaban). Como no hay dos sin tres, estamos deseando repetir con ellos en Leyendas.

 


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