Cine Rockero: The Toxic Avenger (1984) vs The Toxic Avenger Unrated (2023)

¿Cómo describir el universo del Vengador Tóxico a alguien ajeno a su peculiar mundillo? Es una tarea ardua, pero haré todo lo posible para que os hagáis una idea. The Toxic Avenger (1984) se puede definir como una comedia negra de explotación, con elementos del género de superhéroes, terror y gore. El exploitation pretende sacar rédito económico de un determinado género popular, si bien en ese entonces las estrellas del cómic no estaban ni por asomo tan a la moda como en la actualidad: seguramente nuestro antihéroe vengador sea la contracara grotesca del hombre perfecto del Superman (1978) de Richard Donner o, en la espada y brujería, de Conan the Barbarian (1982) de John Milius. Aunque poco comparte con estas dos, ya que más bien parece el hijo bastardo del humor turbio de culto de Basket Case (1982) de Frank Henenlotter, junto al body horror popularizado por el maestro David Cronenberg, en cintas como Videodrome (1983).

 

Fue producida por la compañía independiente Troma Entertainment, caracterizada por obras de serie B (muy bajo presupuesto), con muchas secuencias de violencia gráfica y humor absurdo. Aunque parezca mentira, algunas de sus películas supusieron las primeras incursiones cinéfilas de grandes nombres del séptimo arte: Oliver Stone en The Battle of Love’s Return (1971); Kevin Costner en Sizzle Beach, U.S.A. (1981); Vincent D’Onofrio en The First Turn-On! (1983) o James Gunn en Tromeo and Juliet (1996). Para este terrorífico Halloween, hemos querido ofreceros una comparativa entre la producción original que generó toda una franquicia del mal gusto, junto a su más reciente reinvención: The Toxic Avenger Unrated (2023). ¡Os puedo asegurar que no os dejarán indiferentes!

 

The Toxic Avenger (1984): acción cutre pero muy adictiva

 

La trama tiene lugar en la ciudad ficticia de Tromaville, supuestamente en Nueva Jersey, donde se tiran todos los desechos de Nueva York con total impunidad. Su atípico inicio en el gimnasio, con los cuerpos hipersexualizados de mujeres y hombres poniéndose cachas, en realidad tiene una explicación inesperada: Lloyd Kaufman, uno de los directores junto a Michael Herz (ambos cofundadores de Troma), estuvo trabajando como localizador de gimnasios reales para la célebre Rocky (1976) que dio a conocer a Stallone. En ese gimnasio trabaja como empleado de mantenimiento el pringado y poco avispado Melvin (Mitchell Cohen), quien es ridiculizado por los matones Bozo (Gary Schneider), Slug (Robert Prichard) y sus parejas. Estos, además de hipertrofiar su cuerpo, se dedican a atropellar por diversión con su coche a chavales, bebés e incluso a embarazadas, en un abominable fetiche.

 

Deciden gastarle una broma pesada: Julie (Cindy Manion) aparenta seducirlo, para engañarle y que lleve puesto un tutú rosa, mientras ella le espera en una habitación a oscuras. Allí se da cuenta de que está besando a una cabra (en serio), mientras todo el gimnasio empieza a reírse de él y a perseguirle. Como única alternativa la de escapar por una ventana decide saltar, con la mala pata de que termina cayendo dentro de un camión de residuos tóxicos, que estaba aparcado sin ninguna medida de seguridad, ya que los conductores estaban metiéndose harina por sus cavidades nasales. De vuelta en su casa descubre espantado en su bañera que, en lugar de fallecer por la contaminación, ha adquirido una malformación severa (incluso su madre se asusta) y fuerza sobrehumana. Algo en su interior le empuja a vengarse de sus bullys y a combatir el desatado crimen en la ciudad de pura corrupción.

 

 

Esta película extremadamente cutre pero la mar de entretenida se mete con todos los colectivos y temas polémicos: existen escenas de brutalidad contra críos o animales; extensa desnudez femenina; homosexualidad y travestismo; uso de drogas y armas, así como corrupción y violencia policial. Por mencionar una escena, varios personajes deciden atracar un local de comida rápida mejicana. Allí no solo intentan abusar de Sara, una chica ciega (Andree Maranda), sino que matan a su perro guía de un disparo. El Vengador la salva y ambos personajes se enamoran eventualmente. Como ya hemos comentado, en este artículo no explicaremos las dos secuelas que se hicieron casi simultáneas en 1989, ya que les sobraba material grabado, ni de la cuarta parte llamada Citizen Toxie: The Toxic Avenger IV (2000), que tengo entendido que no está nada mal. Pero merece la pena hablar de ellas y de todo el universo creado para sacar rédito económico: figuras de acción, cómics, e incluso una serie de televisión animada para pequeños o un musical. Exprimieron un presupuesto de quinientos miles de dólares, para recaudar más de quince millones de dólares.

 

The Toxic Avenger Unrated (2023): adaptada a la sociedad actual

 

Veintitrés años después del último lanzamiento de la saga (en cines no se ha estrenado hasta agosto de este año), Macon Blair decidió escribir y dirigir esta quinta entrega, en cierta manera remake de la original, si bien solo comparten elementos. Para mantener cierta esencia contó en la producción con el dueto Troma de Kaufman y Herz, además de Mary Parent y Alex García. La trama nos presenta a Winston Gooze (Peter Dinklage), un conserje don nadie que trabaja en la corrupta empresa farmacéutica BTH, mientras vive agobiado por las deudas, facturas médicas y la difícil relación con su hijastro Wade (Jacob Tremblay). Un día le detectan una desconocida enfermedad degenerativa del cerebro, cuyo nombre se esconde cómicamente bajo sonidos de obras. Como su seguro no cubre el tratamiento, en una fiesta benéfica le pide ayuda al jefe de BTH Bob Garbinger (Kevin Bacon) y su asistente Kissy Stunervan (Julia Davis), quienes le humillan y engañan para quitárselo de encima. Empujado por la desesperación planea robarle a la compañía, cuando se encuentra por una parte con JJ. Doherty (Taylour Paige), una periodista de investigación que está filtrando información sobre los trapos sucios de la entidad a los medios, así como con The Killer Nutz: una popular banda de música formada por sádicos matones contratados, que pretenden cargarse a la espía. Disparan en la cabeza a Winston y arrojan su cuerpo en un enorme pozo de residuos, que permiten su renacimiento como mutante.

 

 

Evidentemente esta reinterpretación, con un mayor presupuesto (se estima de unos cincuenta millones de dólares, de los cuales únicamente han recuperado tres hasta la fecha), evita entrar en los fangos donde se bañaba la saga hasta la fecha: mantiene el gore habitual, pero pierde cierta visceralidad y absolutamente toda desnudez o burla hacia determinados colectivos. En cambio la trama está mucho más desarrollada, con una evidente crítica al sistema sanitario estadounidense. En lugar de interés romántico tenemos el amor paterno filial. El personaje de la chica ciega aparece también cuando atracan el restaurante de comida rápida. Vuelven a intentar aprovecharse de ella, si bien se defiende tirando su bebida. El plot twist final desvela su inesperado objetivo: en realidad llevaba tiempo detrás de BTH, para ponerlos entre rejas por sus deplorables acciones.

 

Cabe destacar el papel secundario del carismático Elijah Wood como Fritz Garbinger: el hermano de Bob y mánager de The Killer Nutz, cuya apariencia grotesca recuerda al Pingüino del Batman de Tim Burton, así como a Julian Kostov como Budd Berserker, cabecilla de la misma banda o Jonny Coyne como Thad Barkabus, jefe mafioso a quien Bob le debe dinero. Tanto Kaufman como Blair aparecen en pequeños cameos, con el primero mandando a callar al director. Se reutilizan algunos efectos de sonido de la original, si bien la banda sonora abandona los sintetizadores baratos, para abrazar más bien un metal industrial, por el grupo ficticio de sicarios.

 

Al contrario que la obra original, la transformación en el amorfo Vengador no sucede hasta la media hora. Es de reivindicar el papel de Luisa Guerreiro como el cuerpo del mutante transformado, ya que Peter solo aporta la voz del monstruo. Exactamente lo mismo que ya hicieron ambos actores para el personaje del Dr. Dillamond, en la musical Wicked (2024) de Jon M. Chu. Además de las diferencias obvias del diseño del engendro, como el ojo que puede manipular a su voluntad, la fregona sangrienta de conserje pasa a adquirir una especie de luz radioactiva. La misma Luisa nos cuenta los detalles detrás de escenas.

 


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