Entrevista a Steve Morse (Parte 2): ‘Me uní a Deep Purple para cuatro conciertos… y luego estuve 28 años’

En esta segunda parte toca mirar al pasado y preguntar cómo entró nuestro hombre en bandas tan importantes como Deep Purple y Kansas. También su paso por el G3 y su deseo expreso de hacer un G12 con guitarristas amigos y crear una especie de orquesta de sólo mástiles y cuerdas. Y la conversación deriva a Beach Boys, pasando por los astronautas fallecidos en el transbordador Columbia o con ese dato que pocos saben: Steve Morse sabe tocar el violín.

 

Hablemos ahora de uno de los momentos más destacados de tu carrera: en 1994 te uniste a Deep Purple, reemplazando a Joe Satriani. Pasaste 28 años de tu vida en Deep Purple…

¡Guau! Es imposible hablar de Deep Purple sin asombrarse.

 

¿Cómo recuerdas tus comienzos con la banda y qué importancia tuvo para ti formar parte de este grupo increíble?

Definitivamente me enseñó mucho. Me uní a ellos para cuatro conciertos; era un experimento. No quería estar en una banda que viviera de su nombre sin tocar bien. Si necesitaba un trabajo, podía volver a volar profesionalmente o algo así, pero quería estar en algo musicalmente excelente. La primera noche que les conocí a todos fue en el recinto, antes de un concierto. Había aprendido de las cintas lo que Joe Satriani y Ritchie habían hecho en sus presentaciones en vivo, y con esos puntos de referencia, armé mi versión de las partes de guitarra, combinando los enfoques de Joe Satriani y de Ritchie.

 

Antes de empezar el set, mientras afinaba y tocaba algo para probar el sonido en el amplificador, Jon Lord empezó a improvisar y escuchó lo que estaba tocando, tocando junto conmigo, respondiendo y agregando cosas, en un ir y venir musical. Pronto los demás se unieron y estuvimos improvisando durante más de una hora, disfrutando muchísimo; todos sonreíamos y reíamos. Jon escuchaba perfectamente lo que hacía, como un tecladista de jazz, con un gran oído y sensibilidad musical. Me encantaba todo lo que estaba sucediendo.

 

Así empezó todo: muy natural, con química excelente, y ese es siempre el mejor punto de partida. Desde allí hicimos álbumes y llegamos a muchas partes del mundo donde la banda no había tocado antes; en muchos países. Incluso la gente solo conocía a Deep Purple conmigo en el grupo. Nunca había visto tocar a Ritchie, pero obviamente su material es la base de la banda, y él siempre ha sido muy respetado por todos. Intenté que mi contribución musical honrara lo que él hizo, pero añadiendo mi propia voz.

 

¿Y cómo recuerdas tus años en Kansas a finales de los 80?

En cuanto a mis años en Kansas, fue algo que surgió de manera muy natural. Bill E. Hart y yo estábamos en un concierto, viendo el show de Robert Plant. Conocíamos al promotor y estábamos sentados en los asientos reservados para prensa e invitados. Creo que Bill estaba justo a mi lado. Me saludó: “Hola, ¿cómo estás?”. Me dijo que estaban reuniendo de nuevo la banda con Steve Walsh, el cantante original. Le respondí: “¡Fantástico! No puedo esperar a escucharlo”. Me dijo: “Sí, sí, yo también. Estamos buscando ideas para canciones. ¿Tienes algunas?”. Yo dije: “Sí, claro, ¿estás bromeando?”. Él estaba de acuerdo conmigo…

 

Sí. Le pregunté: “¿Qué quieres hacer?” Él dijo: “¿Por qué no vienes a casa? Nos estamos reuniendo”. Entonces llevé mi guitarra y fui. Toqué algunas ideas de mi grabadora, creo, y otras las toqué en la guitarra; los chicos se unieron y terminamos armando una canción. Me dijo: “Vuelve el jueves, lo hacemos de nuevo”. Perfecto, genial. Y así seguimos hasta que tuvimos un disco completo. Fue un comienzo muy natural, y musicalmente nos llevábamos muy bien. En el segundo álbum tuvimos un gran éxito; hicimos una gira con entradas agotadas junto a Night Ranger, y todo iba muy bien, o al menos, eso pensaba yo.

 

Pero para el siguiente disco hubo mucha presión por parte de la discográfica para aparecer en VH1 o MTV. Querían un single exitoso, y Steve Walsh y yo estábamos escribiendo. Ahora querían que entraran compositores externos con canciones que consideraban que podrían ser hits. Eso me incomodó un poco, porque yo quería mantener el sonido de Kansas, grande, orquestal, orgulloso, majestuoso; ese era el sonido que escuchaba en mi mente de Kansas.

 

No podía imaginar la banda haciendo sencillos comerciales, aunque lo habían hecho antes con éxitos como “Dust in the Wind”, con un toque casi folk, y “Carry On (My Wayward Son)” y “Point of No Return”, que tuvieron mucho éxito en la radio. Pero la radio estaba cambiando y MTV estaba creciendo más que la radio, así que había mucha presión. Me sentí un poco fuera de lugar, desconectado. Empecé a considerar tener un trabajo fuera de la industria musical, porque estaba cambiando tanto, que no sentía que encajara.

 

Fue entonces cuando terminé dejando la banda y trabajando en mi álbum High Tension Wires, que creo que es mi mejor disco, porque ya no me importaba el negocio. Solo dije: “Voy a intentar conseguir este trabajo en la aerolínea y, si puedo, haré dinero con este trabajo y la música será solo arte”, como siempre había hecho. Porque a medida que la industria se volvía cada vez más comercial, había que vender una imagen visual y moderna de la música, además de que la música tenía que ser muy pop-rock. Sentí que no encajaba bien en ese entorno, por eso me alejé de Kansas. Pero ellos son un gran grupo de personas, fue una experiencia maravillosa y aprendí mucho de ello.

 

Hablemos del proyecto G3. ¿Cómo fue la experiencia de formar parte de G3 con Joe Satriani y John Petrucci en tu caso?

Me encanta estar rodeado de personas que son tan buenas en lo que hacen. Esa es la mejor parte de mi trabajo: puedo estar cerca de gente excepcional. Siempre es una buena influencia, porque ves cómo son en la vida real; incluso cuidan lo que comen, cómo se preparan, cómo calientan antes del show y organizan su tiempo. Todas las decisiones que toman día a día se hacen evidentes si viajas con ellos. Aprendí mucho observando a estos músicos; ambos son de los mejores en actuación, imagen y en hacer que la música y la interpretación, sean dramáticamente impactantes.

 

Ya sabes, ellos simplemente son excelentes. Yo soy más compositor que guitarrista, así que aprendí mucho de esa experiencia, especialmente al final, cuando todos tocábamos juntos, lo cual siempre es un disfrute absoluto. Realmente disfruto la improvisación, y hacerlo con músicos tan talentosos siempre es divertido. Cada noche lo más destacado era poder intercambiar ideas y tocar de manera improvisada con ellos.

 

Si pudieras elegir dos guitarristas para tu proyecto G3, ¿a quiénes escogerías?

Bueno, normalmente eso depende de quién esté disponible y del promotor, pero si pudiera soñar… no sé, tal vez no haría un G3, porque eso ya se ha hecho. Lo que me gustaría hacer es un G12, como una orquesta de guitarras. Podrían ser algunos talentos jóvenes de Internet, como Angel Vivaldi, o alguien como Matteo Mancuso, el increíble guitarrista de Italia.

 

La idea del G12 sería tener 12 guitarristas excelentes, que no necesariamente sean famosos, pero que contribuyan a la música escribiendo como si fuera para una orquesta, solo que la orquesta serían las guitarras. Hicimos algo parecido en la escuela de música en 1971, pues había un conjunto de guitarras de cinco chicos. Pero pensé que con un grupo más grande de guitarras podríamos tener una “orquesta eléctrica itinerante de guitarras”.

 

También podrías tocar el violín…

Sí, eso es cierto, pero ya no puedo tocar el violín. Cuando tocaba en Kansas, me concentraba en las cuerdas graves, porque es más fácil obtener un buen sonido en ellas sin tener una técnica perfecta. Por eso toqué las partes bajas en Dust in the Wind y en algunas otras canciones.

 

Yo (Yolanda) toco el violín, y nunca me metí completamente en el mundo de los guitarristas; aunque escucho mucha música, las guitarras nunca me dicen mucho.

¿Sabes lo difícil que es sacar un buen tono en el violín? En las cuerdas agudas a veces raspaba, así que siempre me sentía más seguro en las cuerdas bajas.

 

Yolanda, quizá sea momento para nuestras tres últimas preguntas… Entonces, empezaré yo con: ¿cuál fue el primer álbum que compraste con tu propio dinero?

Creo que fue Surf’s Up de los Beach Boys.

 

Buena respuesta.

Beach Boys fue un proyecto genial porque Brian Wilson era un joven músico genial, con un talento increíble para arreglar voces y escribir unas canciones maravillosas. Luego usaban a los mejores músicos de sesión para grabar los discos, así que siempre sonaban genial, y, de alguna manera Brian Wilson creaba muchas capas de voces, pero todos los chicos del grupo podían cantar. Para los niños que en aquel entonces escuchaban música, nos parecía muy impresionante.

 

Yo habría comprado un disco de The Beatles, pero mi hermano lo compró. Esos fueron algunos comienzos musicales importantes. Mis amigos tenían Meet The Beatles, que habría comprado si hubiera tenido dinero suficiente, pero no pude. Ese disco probablemente fue lo más emocionante que había escuchado nunca: la guitarra impulsaba el rock, los riffs de John Lennon y George Harrison eran siempre perfectos y concisos, nunca exageraban; el bajo era melódico, las voces eran melódicas y las armonías se entrelazaban. Simplemente, era impresionante.

 

La segunda pregunta clásica: ¿recuerdas la primera vez que lloraste en un concierto? ¿Qué canción y qué banda?

¡Nunca me habían hecho esa pregunta! Y sí, creo que fue con “Contact Lost”, justo después de que la banda la tocara en vivo, y escuchar todo como fluía en directo… Es una canción dedicada a los astronautas del Columbia que fallecieron en 2003.  Fui amigo de J.P. Harrison por correo electrónico y luego lo conocí en persona, y seguimos siendo amigos a día de hoy. Él está trabajando en una película sobre su esposa Kalpana Chawla. Ella era una ingeniera brillante además de piloto, y sabía, antes que nadie, lo que estaba pasando, cuando un sensor no mostraba la temperatura… sabía lo que iba a ocurrir. Todos fueron al espacio y los astronautas continúan haciéndolo para ampliar nuestro conocimiento y comprensión, sabiendo que podría ser lo último que hagan en sus vidas. Es arriesgado, increíblemente arriesgado. Por eso la canción fue emotiva, y me hizo llorar. La compuse un poco triste, pero positiva al final. Ellos no murieron en vano; murieron para ayudarnos a hacer avanzar en la ciencia.

 

Terminaré preguntando por Flying Colors. Me encantan esos chicos. ¿Tienes planes de seguir trabajando con ellos?

Son de mis músicos favoritos para componer. Desde que Mike Portnoy regresó a Dream Theater, no lo veo posible, pero si llegara a suceder, yo estaría allí.

 

Perfecto final para una entrevista.

Gracias.


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