Soziedad Alkoholika: La fuerza y rabia del metal vasco siguen conquistando escenarios

Soziedad Alkoholika + Rat-Zinger 

1 de marzo de 2025

Razzmatazz (Barcelona)

Organiza: GetRockBcn

Crónica: Alfonso Díaz Cazorla

Fotos: Irene Kilmister

Cada generación tiene sus propios héroes, y cada estilo musical sus referentes. Si hablamos de rock duro y música metal en nuestro país resulta incuestionable que existieron un puñado de bandas que  fueron los paladines indiscutibles para los seguidores del estilo durante las postrimerías de los setenta y los albores de la década de los ochenta. Pero si hablamos de lo que supusieron los noventa es imposible referirse a la música dura en nuestro país sin mencionar, entre otros muchos, a Soziedad Alkoholika. Y es que los vitorianos no dejaron nunca indiferente a nadie. Desde que publicaran aquella mítica demo titulada  “Intoxikazión Etilika, siempre estuvieron en el punto de mira. Ellos fueron los responsables de combinar la velocidad y la rabia propia del hard core con afiladas guitarras metaleras  y unas letras con mensaje que disparaban indisimuladamente contra  los poderes fácticos y el régimen establecido. Desde entonces su propuesta se ha mantenido inalterable en cuanto a nivel de crítica y compromiso se refiere, aunque su sonoridad  ha ido evolucionando y tomando un enfoque cada vez más personal, lo que ha propiciado que se hayan convertido  en toda una institución dentro de la música metal en nuestro país. Y es que aquella banda de hambrientos jovenzuelos  que empezó “liándola” en sus  apariciones en casa okupadas y gaztetxes,  ha conseguido  desde hace ya bastantes  años trasladar sus shows a los  locales donde acostumbran a aterrizar los grandes nombres de la escena internacional, por lo menos en la Ciudad Condal: la sala grande de un Razzmatazz que acabó registrando una fantástica entrada.

 

El motivo  de la enésima visita del combo vasco a la capital catalana fue  presentar en sociedad las composiciones de su más reciente entrega discográfica  “Confrontación”, amén de hacer las delicias de su fiel parroquia de incondicionales al repasar también algunos de esos clásicos que se han convertido por derecho propio en himnos para cualquier seguidor de la música dura en nuestro país. Sin duda si hay algo que no se puede negar es que la banda ha sabido mantener el núcleo duro de sus seguidores a lo largo de todos estos años, y es que la media de edad de los que asistieron al concierto estaba muy próxima, cuando no lo sobrepasaban, a la cuarentena. Sin embargo antes de que la sala se convirtiera en un auténtico desmadre tendríamos ocasión de calentar motores con la descarga de otro combo vasco que hace ya bastante tiempo que está quemando todos los escenarios que pisa, y que acostumbran a no dejar títere con cabeza en sus incendiarias presentaciones: Rat-zinger.

 

 

Pese a ser los encargados de inaugurar esta tarde/noche de sábado, Rat-zinger presentaron un vistoso montaje escénico, engalanando el escenario con una gran proyección trasera con el nombre de la banda y colocando a los lados del mismo sendas cabezas de Rata con luces rojas en los ojos. Además, cabe remarcar que gozaron de un sonido bastante potente y de un buen juego de luces. Sin embargo lo que verdaderamente hay que destacar de la descarga que nos brindaron los bilbaínos fue  la rabia y la mala leche que destilaron durante el tiempo que estuvieron sobre las tablas, y es que con trallazos certeros, y absolutamente matadores, como el que presta título a su última placa  “Bala Per Capitá”, el cuarteto dejó claro que venían dispuestos a arrollar con todo a su paso, tal y como acabaron ratificando con la seminal “No Habra Piedad Para Nadie”, o esa explosiva  declaración de intenciones que lleva por título “Soy Un Kalashnivok”, que con su dinámica aplastante, junto a lo explícito y pegadizo de su estribillo, acabaron convirtiéndose en la mejor carta de presentación para quienes todavía no les conocían.

 

 

En sus más de quince años de andadura  Rat-zinger no sólo han recorrido la geografía nacional en diversas ocasiones, sino que también han participado en festivales de gran relevancia como el Viña Rock ó el Rock Fest Barcelona. Así que he de reconocer que no me sorprendió que muchos de los presentes se conocieran al dedillo las letras de temas como   “En La Cámara de Gas”, “Apártate” o “10 Minutos Más”, que no hicieron más que proporcionar combustible a unas primeras filas que parecían cada vez más enchufadas y animadas. Y es que la dinámica del show del combo bilbaíno fue electrizante, enlazando muchos de los temas que sonaron, combinando algunas viejas favoritas con la frescura e intesidad  que aportaron  piezas como “Odio A La Raza Del Mono”, que fue espoleada con los entusiastas “oes” del respetable, o  la combativa “Quiero Ver Arder”.

 

Mucha fuerza, mucha rabia y, por supuesto, unas buenas dosis de mala leche fue lo que aportaron los miembros de Rat-zinger. Especialmente reseñable me pareció la actitud de su frontman, Podri, quien no dejó de moverse por el escenario animando a los que copaban las primeras filas para que la acción no se detuviera ni por un instante  mientras el cuarteto se mostraba crítico y mordaz a la hora de atacar a las instituciones con bombazos devastadores como “L.E.Y.” o “Odio A Tu Puta Nación”.

 

 

Evidentemente, tampoco podía faltar ese filo más despiadado, y netamente callejero, que exhibieron en la definitoria “Rock N ´Roll Para Hijos De Perra”, que dejó paso a  una macarrada en toda regla como fue la hilarante y cachonda “Tenéis Speed?”, un indisimulado tributo a sus idolatrados Motörhead, que puso la sala literalmente patas arriba antes de dejar que el broche definitivo a su abrasiva  descarga corriera por cuenta de una doble ración extraída de su lanzamiento  de 2018. Así que todos dánzanos, como si nos fuera la vida en ello, al son de  “Indestructible”, para posteriormente volver a tesituras más netamente punkeras de manos del descarriado “Santa Calavera”.

 

No lo han tenido fácil. Soziedad Alkoholika han tenido que batallar contra la intolerancia de parte del público y también contra algunas de las trabas que los poderes del estado han colocado en su camino por no ser una banda políticamente correcta. En su caso, creo que la clave ha sido resistir, no rendirse, seguir confiando en su música y en los valores que siempre han tratado de transmitir con ella. No cabe la menor duda que a día de hoy las vascos son una banda imprescindible dentro del panorama nacional. Así que, como no podía ser de otra forma, presentaron un montaje escénico a la altura de lo que se le presupone a una banda de su categoría y estatus. Con su clásico logo  presidiendo el escenario, una pared de amplificadores escoltándoles,  un estudiado y medido juego de luces que ayudó a potenciar, aún más si cabe, algunos de los momentos culminantes del show, y  unas lanzaderas de humo que tan pronto apuntaban hacia arriba para elevar unas columnas de humo, como apuntaban al público “para gasearlo”. Y todo esto acompañado de un sonido limpio, potente y nítido, que nos permitió disfrutar al máximo de la descarga, pese a padecer de  las habituales estrecheces que sufrimos los que nos quisimos posicionar lo más cerca posible del escenario.

 

 

El quinteto de Gasteiz salió dispuesto a no hacer prisioneros, con el cuchillo entre los dientes y con la premisa clara de no darnos ni un segundo de tregua. Arrancaron de forma fulgurante y rotunda, buscando desde el mismo arranque la complicidad de un público que se mostró completamente entregado, y que desde que atronaron los compases iniciales de “Alienado”, convirtieron las proximidades del escenario en un campo de batalla en el que los pogos y los saltos no se detuvieron ni por un momento. Tras el subidón que supuso el impacto inicial tocaba centrar nuestro objetivo sobre el material de su más reciente “Confrontación”. De modo que los siguientes minutos estarían reservados para “Falsos Dioses” y “Control De Masas”, que  sirvieron para ratificar, por si alguien albergaba alguna duda, que la banda no ha perdido su conciencia social y que sigue totalmente apegada a lo que sucede en las calles.

 

 

Pese a la buena acogida que disfrutaron las dos piezas debutantes en el presente tour, el nivel de intensidad se vio rotundamente incrementado cuando la banda se adentró de lleno en una de las piezas que hace ya tiempo se ganó el estatus de  himno imprescindible :“Polvo En Los Ojos”, que con el escenario teñido de una intensa tonalidad rojiza ponía a todo el personal a saltar siguiendo las indicaciones de un Juan que se mostró muy activo y mordaz a la hora de presentar algunos de los cortes que sonaron a lo largo del show. Otra de las de nuevo cuño que sonó durante la primera parte del show fue  “Infiltrados”, acelerando nuevamente el paso durante sus compases iniciales y a la hora de atacar su demoledor estribillo para posteriormente adentrarnos en la oscura cadencia de sus crujientes estrofas.

 

Crítica y denuncia social son dos atributos  que nunca han faltado en muchas de las composiciones de S.A., y precisamente temas como “Política Del Miedo”, sirvieron para captar el sentir de muchos de sus incondicionales mientras las lanzaderas de humo disparaban sobre las cabezas de los que ocupan unas primeras filas que parecían cada vez más enchufadas y animadas mientras Jimmy ataca su afilado y vertiginoso solo de guitarras antes de acabar recabando una cerrada ovación. Tras unos segundos en los que el escenario quedó sumido en la penumbra, unas luces azules se encargaron de crear una tensa expectación que quedó abruptamente quebrada por el descomunal ataque que supuso el abrupto arranque de la novedosa “Colapso Final”, que propulsada por la rotunda pegada de su más reciente fichaje, el batería Mike Gómez,  sonó como una auténtica apisonadora.

 

 

He de admitir que me gustó mucho como S.A., integraron sus nuevas composiciones durante la primera mitad del show, alternando sus nuevos proyectiles sonoros con trallazos humeantes e incontestables como “Palomas Y Buitres”; que hacían que el personal no parará de botar desde que aparecieron las columnas de humo que marcaron su inicio para acabar  todos cantando junto a Juan la letra de sus estrofas. Tocaba volver a acelerar el paso, y para ello que mejor que seguir indagando en su producción noventera dando buena cuenta de esa oscura andanada de aromas thrasheros que lleva por título “La Aventura Del Saber”, que se encargó de calentar, aún más, los ánimos en una sala que a estas alturas se había convertido ya en una sauna. Aunque las guitarras no perdieron ni un ápice de mordiente ni velocidad, lo cierto es que “Enemigo A Las Puertas” no pudo competir en cuanto a conexión con el respetable con el tema anterior, y fue la que muchos eligieron para tomarse un respiro o acercarse a la barras para  hidratarse.

 

A continuación llegaría uno de los momentos de la noche. Para muchos, incluido un servidor, el primer largo homónimo de los vitorianos supuso un antes y un después a la hora de metal. Sin duda aquel primer trabajo nos ha dejado un puñado de  composiciones que siempre nos acompañaran, y es que a principios de los noventa no era corriente escuchar el sonido de una armónica en una banda de este “pelaje”. Así que al igual que sucediera en su momento, el momento borracho, tal y como nos comentó e propio Juan, llegó cuando con ese instrumento interpretó el cántico futbolero “alcohol, alcohol”, como preámbulo del imprescindible y celebradísimo “Cienzia Asesina”, dejando patente que poco han cambiado las cosas en los últimos 35 años. Los riffs se tornarían más contemporizados mientras el humo se expandía sobre nuestras cabezas marcando el arranque de otra de las que marcaron época, y un punto de inflexión dentro de la carrera del combo vasco, “Ratas”, para posteriormente hacer que unos tumultuosos pogos convirtieran los aledaños del escenario en un campo de batalla.

 

 

Una nueva mirada a lo que fueron los primeros tiempos de la banda serviría para mantener el nivel de euforia del respetable  por las nubes, y es que el mítico  “S.H.A.K.T.A.L.E.” hizo que todos descargáramos una buena dosis de rabia y  mala leche recordando a quien hace lo indecible por amargarnos la existencia. El contrapunto a tanta acción descontrolada en la pista lo pondría otra de las nuevas “Traición”, que nos permitía, con sus riffs más envolventes, recuperar mínimamente el aliento. Sin embargo, no tardarían mucho en movilizar nuevamente a sus seguidores, ya que la siguiente en hacer acto de presencia para encarar la recta final de esta primera parte del show fue “Piedra Contra Tijera”.

 

Por supuesto que no faltaron los vaciles a lo largo del show, tanto en algunas de las presentaciones que precedieron a los temas, como en esas partes en las que la banda siempre ha incluido guiños a otros estilos. Y precisamente uno de los más arranques más celebrados fue el de “Peces Mutantes”. Mientras que para que poner el punto y seguido al show volverían a acelerar el paso lanzándonos el aniquilador riff de esa bomba de destrucción masiva que lleva por título “No Kiero Participar”; que volvía a conseguir que las voces del entregado personal hicieran casi imperceptible el furioso e incisivo registro de Juan.

 

 

Con el personal coreando el nombre de la banda, -y tras mandar un saludo a sus compañeros de esta noche,presentarnos a su nuevo batería,  y felicitar a la sala por su 25 aniversario-, tocaba  ahora sí volver a hacer rugir los instrumentos para recuperar la conexión con el respetable, y la elegida para que todos volviéramos a saltar fue “Cuando Nada Vale Nada”. Pese a que a lo largo de su prolífica producción la banda ha grabado varios temas en euskera, no fue hasta la parte final del show cuando pudimos escuchar uno de ellos “Pauso Bat”, para acto seguido adentrarnos en el cachondo “Motxalo”, que ponía la sala nuevamente patas arriba. Por supuesto, creo que todos sabíamos cual iba a ser el final que nos iban a brindar los vitorianos. El tema que lleva cerrando sus descargas desde hace muchos, muchísimos, años. Y lo cierto es que sigue funcionando como un auténtico cañón: “Nos Vimos En Berlín”, que como era previsible desató la locura generalizada en toda la sala.

 

Resulta curioso que una banda como Soziedad Alkoholika, que algunos hemos tenido ocasión de ver en infinidad de ocasiones, siga conservando la frescura y la capacidad de sorprender y convencer en sus descargas, ratificando cada año que pasa que son, -dejando a un lado cualquier etiqueta estilística-, una de las mejores bandas que tenemos por aquí.

 


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