Sentenced – Crimson: 25 años del eslabón perdido entre Frozen y The Cold White Light

Sentenced – Crimson

 17 de enero del 2000

Century Media

El Crimson de Sentenced no suele ser uno de los álbums favoritos de sus fans ni es especialmente recordado más allá de los singles y que supuso un paso hacia adelante en cuanto a evolución. Encaraban los de Miika Tenkula (espectacular nombre) el nuevo milenio desarrollando su sonido hacia algo gótico con melodías pop, que no sería especialmente aceptado por muchos de sus antiguos seguidores. Un single como “Killing Me Killing You” dejaba claro que poco tenían que ver los Sentenced del 2000 con los de los inicios.

 

Pero los hechos y los números les daban la razón. Por un lado, llegaban a ser por vez primera número 1 en su Finlandia natal. Y, por otro lado, el grupo disfrutaba de su primera gira por Estados Unidos. Las letras cenizas del grupo y esa fascinación evidente por el suicidio hicieron que en la Tierra del Tío Sam se les intentara llevar a juicio por incitación de los jóvenes a terminar con sus vidas, pero la realidad es que Sentenced salvaron más vidas con sus canciones.

 

El disco

“Bleed in My Arms” abre el disco, y lo hace con una dosis de autenticidad, pues pocas veces escuchas al batería marcando la entrada. Cuatro golpes de charles y la banda se pone en marcha con un tema perfectamente definitorio del estilo. Oscuridad y melodía con la grave y a la vez rasgada voz de Ville Laihiala. Suenan más metálicos que la mayoría de bandas góticas y tenían algo especial. Y hay un solo delicado y atmosférico por parte de Tenkula. “Home in Despair” podría considerarse lo más cercano a una balada, con mucho punch, letras evocadoras y melodías agridulces que son rematadas por un bello solo de Sami Lopakka en el que el vocalista canta por encima.

 

La melodía y lo accesible sobresalen en un “Fragile” en el que el bombo de Vesa Ranta cae a plomo. Magos del puente-estribillo bañado en oscuridad firman otra gran canción potenciada por los fraseos, parones y volumen de sonido. Y cuando el grupo juega con acústicas y tempos reposados, consiguen magia. Lo combinan con la fuerza de las guitarras y entregan otra gran canción en el estilo por el que son recordados y admirados. Hay un teclado a lo Amorphis que acompaña al bajo de Sami Kukkohovi y que queda especialmente logrado.

 

De entre lo más notable y destacable esta la preciosa “Broken”, corte que Dark Tranquillity versionaron para uno de esos discos de aniversario del sello. Excelente trabajo de guitarras dobladas y juegos de coros sobre una línea vocal exquisita. Un clásico en toda regla y la canción que más ha probado directo de todas las del disco. Solo arábigo, reminiscencias Maiden y muchísima clase, con un punto de accesibilidad, a pesar de sonar muy metálicos. Una a la que le tengo especial cariño es “Killing Me Killing You”, especialmente por ese estribillo tan pegadizo y por los arreglos de guitarra, además de ese piano que guía la canción de muy buenas maneras. Fue single en su día y provocó cierto rechazo en sus fans más veteranos.

 

La otra canción más recordada del disco es “Dead Moon Rising”, corte que fue bastante habitual en sus directos y que avanza entre brumas, siendo atmosférica, pero muy guitarrera. Firman un gran estribillo y la batería de Vesa Ranta es de lo más destacado de la composición, que sin ser muy rompedora, cumple perfectamente. “The River” entra con una guitarra acústica muy bella y evocadora. Otro gran tema con un gran estribillo marca de la casa. ¡Cómo se les echa de menos!

 

En “One more Day” estamos ante uno de los cortes más extensos siendo medio tiempo con juegos de ecos y parones. Ville Laihiala susurra y comanda el tema junto al bajo profundo. Y “Witherness and Joy” puede pasar desapercibida… Pero si esto es un tema menor, digamos que demuestra que el nivel general de este disco es absolutamente magistral. Quizá el sonido es mejorable, pero las canciones enamoran de verdad. Y completa el cuadro “My Slowing Heart”, en la que veo trazas de To/Die/For, especialmente por ese riff machacón que se repte y todo lo llena.

 

Veredicto

Crimson es un eslabón perdido entre el genial Frozen y la eclosión de popularidad y genialidad que supuso dos años más tarde The Cold White Light. Sus singles siguen estando entre las canciones más queridas del grupo, pero hay en el disco mucho material en el que bucear. La producción es bastante mejorable, y eso es uno de los hechos diferenciales que retocarán y mejorarán en su posterior entrega y en la que hacen saltar la banca. La verdad es que ha sido un absoluto placer sumergirse en Crimson otra vez y transportarse al año 2000. Una banda que debería ser siempre revindicada.

 

 


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