Domingo 29 de junio de 2025
Parc de Can Zam (Barcelona)
Organiza: Barcelona Rock Fest
Redactor: Marc Fernández
Fotos: Marc Tomàs i Gimó
Dark Tranquility, sufridores pero triunfadores
El concierto de Dark Tranquility no fue precisamente ni tranquilo ni oscuro. Aunque saltar sobre las tablas a las cuatro de la tarde en un festival español es duro para cualquiera, no creo que cuándo empezaron a tocar en Gotemburgo se llegaran a imaginar defendiendo su propuesta así, pero fuera como fuere, supieron capear el clima con energía y positividad.
Los temas se cantaron y corearon con muchísima energía, principalmente gracias a que desde las primeras filas se estuvo repartiendo agua gratis, lo que permitió que los temas brillaran más. Emplearon inteligentemente la pantalla trasera para proyectar la letra de “Lost to Apathy” y aprovechar esta entrega, culminando con un “Miserys Crown” que nos hizo desear haber podido disfrutar de un grupo así a una hora mejor y en la penumbra de la Tent.
Doro, el susto del día
Que hacía mucho calor es algo que he dicho en todas las crónicas de todos los días, pero tener que resaltarlo porqué lo más destacable de tu concierto es que casi te da un ataque de calor, es bastante triste. Que ojo, el concierto de Doro fue bastante decente y gustó a los de siempre, sobre todo cuándo opta por encarar covers de Warlock como “I Rule the Ruins”.
Sin embargo, se notaba que a Doro le ocurría algo, y las sospechas generalizadas se cristalizaron cuándo casi se desplomó y se vio obligada a abandonar el escenario a toda prisa. La banda tuvo que improvisar un par de solos para distraer al escenario, pero Pesch demostró porqué es la reina del metal regresando para encarar “All We Are” y culminar el concierto, demostrando que ni los elementos ni la justicia solar pueden con ella.
Stryper, alabados sean sus directos
Había mucha expectación de cara al concierto de Stryper en el Rock Fest, y no es para menos. Son de esos grupos que se han labrado la fama de hacer auténticos bolazos, logrando que los temas suenen mucho mejor en vivo, tal y cómo se pudo ver con “Sing-Along Song” y “Calling on You”, una dupla ganadora de un To Hell With the Devil que tendría un rol protagónico.
Después de tantos años siendo sometido a toda suerte de grupos reivindicativos que consideran que comer más de tres veces al día es un exceso burgués, el contraste con Stryper tirando biblias es cuánto menos curioso. Por supuesto, estamos hablando de un grupo al que le cuesta dejarse ver en España y con una gran base de fans, por lo que puedo aventurarme a afirmar que probablemente los disfrutara gente de toda clase de ideologías y fes.
“The Valley” y la favorita “To Hell With the Devil” marcaron el final de otro concierto muy especial, pues el Rock Fest parece haber estado cosechando la utilidad marginal inherente a estas leyendas tan difíciles de ver. Es una lástima que no pudiéramos ver su show entero, pero algo me dice que podremos verles en salas antes de lo que queremos.
Alestorm, la infalible fiesta pirata
Si uno ha de guiarse por los comentarios en redes sociales, a nadie le gusta Alestorm, pero a la hora de la verdad, lo que uno se encuentra, es a toda la juventud del festival apelotonada frente a su escenario para disfrutar de su directo, y no es para menos: son divertidos, sus temas tienen gancho y con este calor da gusto ver a alguien vestido de playa. Ya con “Keelhauled” los pogos comenzaron a estallar, y aunque hubo algunos problemas de sonido, la banda no tardó en corregir el rumbo.
La analogía es demasiado fácil, pero es que realmente el concierto fue una auténtica fiesta de principio a fin, activando a la juventud del festival y arrancando sonrisas a los Pacos que esperaban a Judas Priest. Para “Frozen Piss 2” y “Hangover” salieron respectivamente una muchacha vestida de pato y Ramón el Tiburón a cantar las partes pregrabadas, lo que sumado a las personas disfrazadas que correteaban por la pista, terminó de convertir al Rock Fest en un manicomio.
Especialmente divertida y fitness fue la remada que se marcó el público al ritmo de “Nancy The Tavern Wench”, aunque no tan memorable como el bis al ritmo de la fiestera “Drink”. El sprint final vino de la mano de “Alestorm” y “Fucked With an Ankor”, que culminó con unas letras hinchables que rezaban: “Fuck You”. Habría sido interesante haberlos tenido cerrando el festival en vez de a las momias de Scorpions, pero sea como fuere, su show fue uno de los grandes momentos de la jornada.
Judas Priest, lo de siempre suele ser bueno
Aunque al principio pudo parecer que ocurría algo raro, pues Faulkner se quedó solo al salir al escenario, la banda pronto recogió el cable y empezaron el show con una inesperada “All Guns Blazing” a la que le siguió otra gema como “Hell Patrol”. El Painkiller iba a ser tocado casi en su integridad, algo que ya se auguraba por la decoración del escenario, repleta de detalles de la emblemática portada.
El impresionante y sorprendente setlist de los británicos daría para un artículo aparte, pero todo el mundo se volvió eufórico cuándo temas que habitualmente se reservan para el final como “You’ve got Another Thing Coming”, “Freewheel Burning” o incluso “Breaking the Law” comenzaron a sonar al principio. Aparte de las joyas del Painkiller la banda también aprovechó para visitar toda una sorpresa como “Solar Angels” y su último trabajo de la mano de “Gates of Hell”, que aunque no tuvieron tanto éxito, siguieron manteniendo la energía por las nubes.
A estas alturas de la película no sé cuántos años más de Halford nos quedan, y si bien aprovechaba pausas como la instrumental “Battle Hymn” para encarar los exigentes temas del Painkiller como “One Shot at Glory” o “Between the Hammer and the Anvil”, lo cierto es que su desempeño en vivo sigue siendo envidiable. Hubo un momento emotivo con el homenaje a los caídos que acompañó a “Giants in the Sky”, que rápidamente transmutó cuándo el legendario opening de batería de “Painkiller” invadió el escenario.
Para el bis la banda optó por un final bastante más conservador, comenzando con Halford personándose con una moto en el escenario para encarar “Hell Bent for Leather” antes del final obligatorio de la mano de “Living After Midnight”. Aunque a estas alturas no esperaba mucho de Judas, mi escepticismo fue recompensando con creces, pudiendo gozar de un concierto increíble y de un setlist que solo puedo calificar de histórico.
Scorpions, se abren las puertas del parque jurásico
Sí, soy consciente de que Scorpions son una leyenda, que están en su gira de sesenta aniversario, y que es un mérito y un privilegio poder verlos en un escenario, pero lo cortés no quita lo cierto. Llevan años paseándose cada verano por España, haciendo conciertos prácticamente idénticos y rozando el límite de lo aceptable, por lo que a estas alturas no puedo sino desear que se retiren de una vez y den paso a cabezas más hambrientos.
Empezar con un tema tan querido del Love at First Sting como “Coming Home” fue todo un acierto, pero pronto pudieron verse las carencias de una banda a la que ni siquiera una atrapante producción pudo salvar. Creo que fue más o menos para “The Zoo” que comenzó a invadirme una agobiante sensación de Deja Vu, sabiendo automáticamente que seguirían con “Coast to Coast” para darle descanso a un Klaus Meine muy mermado. Diantres, hasta me vi venir el medley que llevan eones repitiendo.
Nota aparte merece el pobre Klaus, que por momentos daba la sensación de que iba a desvanecerse sobre el escenario, interactuando débilmente con la audiencia y manteniendo su voz en un hilo frágil y sin riesgos. Los ánimos subieron notablemente con la querida “Winds of Change” solo para caer en picado en un solo de batería muy largo, para que al resto de la banda le dé tiempo de coger aire. Por cierto, ese solo lo llevaba Mikkey Dee tocando con Mötorhead al menos 20 años. Aquella noche hacer algo nuevo sobre el escenario estaba prohibido.
La traca final vino de la mano de los sospechosos habituales: una fiestera “Big City Nights” que funcionó bastante bien y un “Still Loving You” que puso cariñosos a todos los padres del festival. Tras un breve descanso, el grupo volvió a salir a escena con un espectacular escorpión hinchable gigante y con “Blackout”, que quizás pudo haber sonado cañero hace una década, terminando con la infaltable “Rock You Like a Hurricane”, que incluso con sus fallas fruto de la edad sigue siendo un clásico capaz de levantar un festival.

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